El Correo de Burgos

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Siempre se ha dicho que hay que guardar 100 días de cortesía antes de entrar a saco y criticar a cualquier nuevo ayuntamiento. Se demuestra que en estos menesteres las matemáticas no son una ciencia exacta porque aunque contar hasta 100 es fácil, por el camino siempre aparecen cuestiones relevantes que distraen la cuenta. En la vida cotidiana de la administración pública hay dos tipos de días, naturales y hábiles. Los primeros son los que se viven con las agujas del reloj de lunes a domingo y vuelta a empezar. Los hábiles tan sólo se consideran aquellos en los que se trabaja, sin fines de semana y fiestas de guardar. Cuando te llega un papel del ayuntamiento convocando o reclamando cualquier documento o el pago de un impuesto o multa, lo primero que hay que mirar es si el plazo se cuenta en hábiles o naturales. Pues bien, en naturales ha de ser que ya es hora de juzgar los primeros movimientos de ficha en el tablero municipal con el nuevo equipo de gobierno formado por la derecha de Populares y Vox que ha desplazado a la izquierda del PSOE. Pues bien, desde el domingo 28 de mayo en que votamos para nuevos alcaldes al lunes 18 de septiembre que es hoy, se cumple grosso modo la tregua ciudadana de cortesía que bien se merece todo regidor municipal, en nuestro caso la alcaldesa Cristina Ayala y resto de concejales. Ya se sabe que derechas e izquierdas están condenadas a entenderse por más que quieran vender sus posiciones estratégicas conquistadas desde la augures de nuestra jóven democracia. En nuestra Burgos del alma querida, donde nacemos y pacemos nos interesa que los representantes de derechas e izquierdas o izquierdas y derechas, conformen la necesaria simetría en unidad de acción que construya una ciudad de progreso. No es moco de pavo que ambos bloques se entiendan y aunque jueguen al devaneo político que les imponen sus marcas, en lo principal se entiendan por el futuro que necesitan nuestros hijos. Son muchos los frentes abiertos en las concejalías, herencias del legado de cada cuatro años. Distritos de ciudad y barrios que están de adorno, aeropuerto vital a revivir, nuevo pabellón de ferias y muestras para la industria que tenemos tan esperado, relación con nuestras dos universidades, pública y privada que tanto pueden aportar al día a día en el tejido del pensamiento y producción empresarial. Mil cosas, abrir puertas al ciudadano, escuchar el eco y susurro de la ciudad.

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