¿Robo de niños en democracia?

En el mismo momento que acabo de escribir un ensayo titulado ¿Robo de niños en democracia?, un amigo psicólogo sanitario me envía la siguiente noticia que reproduzco parcialmente, pues entiendo que es un final esperanzador a todo este laberinto. Condenan a la Administración a indemnizar a una madre y sus hijas por los daños de separarlas con una retirada de custodia. Noticia publicada en ABC. 9/02/2023.

«El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León considera precipitada y desproporcionada la decisión de Servicios Sociales, que deberá pagar 150.000 euros. Una actuación precipitada y desproporcionada por parte de la Administración, aprecia el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) en la sentencia con la que condena a la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades a indemnizar con un total de 150.000 euros a una madre y sus dos hijas, mellizas, por haber acordado la retirada de la custodia de la progenitora sobre las menores». Al final, los casos de menores separados de sus padres son casos que se parecen mucho, son familias que no tienen muchos contactos, monoparentales, extranjeras, suelen estar un tanto aisladas y por lo general, un buen día los papás piden ayuda a Servicios Sociales por algún motivo y estos comienzan a investigar a la familia.

Da igual las consecuencias que tiene separar a unos hijos de sus padres, la separación brusca y el desarraigo no es algo que curiosamente se valore. Da igual que lleven a los menores a un centro rodeado de gente que no conoce, da igual que los niños se sientan como un número en su nueva vida, da igual que los niños no entiendan nada de lo que está ocurriendo. El estado ‘estatalista’ se encargará de todo a través de sus técnicos, no escuchará a los padres ni hace falta que hace pues el estado lo es ‘todo’. Cada día el estado, un poco más engalanado y elefantiásico, mira con más desdén y por encima del hombro a la sociedad que considera torpe y que no se puede gobernar a sí misma, hay que desconfiar de ella. Y la sociedad cada día se parece más al ‘hombre masa’ de la que hablaba Ortega y Gasset, una sociedad con más espíritu servil y cobarde.