El Correo de Burgos

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LUNES de arrancá a la tremenda, que estas fiestas se van tan rápido como vienen. Lunes a contrapelo, que no hay español que lo aguante ni pueda estar de buen humor. Dicen de la depresión que entra después de agosto, pero la de enero es peor porque ya no creemos en la magia de la navidad en la medida que nos cargamos de años. Ni Reyes de Oriente ni misa del gallo ni felicitaciones de navidad que no hace tanto escribíamos a mano y vuela pluma. Se nos va a olvidar la caligrafía que tanto costó aprender de chavales con tirones de orejas en aquella España en vías de desarrollo. Ahora todo se reduce a enviar WhatsApp con cualquier pijada que sirva para sentirse recordado en estas fechas tan entrañables. No ha habido boicot al cava catalán ni humor del bueno que se atreva a sacar los colores a políticos del copón. Unas fiestas que miden el valor de lo que tenemos y alejan ese gran fantasma ancestral que todos llevamos escondido. La soledad. Quien haya tenido la suerte de compartir mesa y mantel con al menos uno más, se siente privilegiado. Cuánta gente que alguna vez vivió en compañía, ha llorado estos días su amargura merecida o no, sola y cargada de recuerdos que tan deprisa llenaron la maleta del existir. Hoy hay que arrancar despacito y sin prisa. No levantarse antes de las 7h de la mañana, atar cordones de los zapatos con doble nudo para no tropezar ya las 7,30 h en los Braseros de Luis Cernuda. Hora mágica en que huele a café recién molido y el rumor de conversaciones en la barra, se mezcla con el sonido de las tazas y cucharillas que dan vueltas para derretir el azúcar. Si te fijas bien, hay quien mata su tristeza haciéndolo durante varios minutos, hasta que se les queda frío y no lo pueden beber. A esa hora escucho a barrenderos, médicos y auxiliares del ambulatorio de al lado, policías locales y nacionales que están de turno y descansan, viajantes, trasnochadores y vete tú a saber. La España que madruga y se viste por los pies, la que no cree en milagros, la que fuma a escondidas y sabe bien lo que cuesta ganar un jornal. Ordenaremos la mesa del despacho y las herramientas en el taller. El teléfono nos recordará a media mañana todo aquello que se quedó a finales de diciembre, sin terminar. En breve estaremos en Semana Santa y de vuelta a empezar. El 2024 bisiesto nos regala un día más de propina, aprovechémoslo.

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