Editorial
La ruina del comercio no cesa ante la indiferencia de Conferco y la Junta

Adolfo Sainz y Marimar Angulo.
El comercio tradicional, el de proximidad, el que da servicio en los barrios y en los pueblos, el que genera un imprescindible tejido social, productivo y laboral está viviendo un declive bíblico en Castilla y León. Y la Junta sigue contando nubes mientras los datos auguran una condena mortal al sector. Más concretamente, la Consejería de Empleo, Industria y Comercio. En la que ha cambiado el consejero, pero no la desidia por el sector. La decisión es seguir en manos de la incompetencia certificada de Conferco, la supuesta patronal del sector en Castilla y León. Supuesta porque es un chiringuito que no representa a nadie y sólo ha servido para encontrarle acomodo a uno de los mayores fracasos que ha dado la política de Soria, Adolfo Sainz, que al segundo intento de ser candidato cosechó un varapalo sin precedentes a manos del que en los próximos días será el jefe del principal partido de la oposición, Carlos Martínez. El premio fue ubicarlo en el chiringuito de Conferco para dilapidar sin sentido ni estrategia las cuantiosas subvenciones que recibe de la consejería y otros organismos. Y mientras, el comercio languidece como nunca ante la indiferencia del personaje, que habla cómo si fuera ajeno al asunto. Eso sí, aprovecha las comparecencias de quien le da cuartelillo para justificar la existencia del organismo y no dejar dudas sobre sus fines ideológicos. Presenta una supuesta campaña en Valladolid con las autoridades locales, pero aprovecha para atacar la reducción de la jornada laboral. La jornada laboral en el comercio ya se ha reducido a mínimos, reduciendo tanto su presencia como su tejido. ¿Cuál es la función de Conferco? Porque si no aporta soluciones, más allá de gastar dinero público a manos llenas, ¿para qué sirve?. Es algo que deberían preguntarse y responderse, con los datos, en la consejería que lidera la zamorana Leticia García. Los datos de ventas de minoristas, que son los que miden la salud del sector, están ahí. Y son dramáticos. Estamos a la cola del país. Desaparece el comercio. Desaparece un servicio para los barrios. Desaparece la cercanía para los ciudadanos. Y también desaparece una opción imprescindible para la supervivencia del mundo rural. ¿Van a ponerse a trabajar y coger el toro por los cuernos? O se van a limitar, como hizo el anterior inquilino de la consejería, a dejar en manos de Adolfo Sainz las golosas subvenciones para campañas estrambóticas e inservibles. La última ocurrencia, con la aquiescencia de las autoridades municipales de Valladolid, es promocionar el comercio entre los escolares, que como bien es sabido son grandes consumidores. Pretenden que sólo sobrevivan las tiendas de chuches. Y la oposición, dedicada a sus negociados.