«Nunca he pensado hacer un ERE aunque habría motivos»

 L. B. / Burgos

Poco amigo de los discursos, lo es más del «debate», el empresario palentino afincado en Burgos desde niño, José Antolín, se abandonó a la emoción sobre las tablas del Teatro Principal. El recuerdo de su padre y de su hermano Avelino, ambos fallecidos, le anegó la garganta y los ojos. Un aplauso de los presentes quiso servir de bálsamo. Acababa de recibir la Medalla de Oro de la Ciudad de Burgos de manos del alcalde, Javier Lacalle, y la edil Carolina Blasco y estaba emocionado.

La ocasión merecía honrar la memoria de aquellos que sembraron la semilla de la empresa que hoy lidera el homenajeado. «Éramos tres y hoy somos 13.000 en 118 empresas repartidas por todo el mundo. Gracias a ellos, a todos, hemos llegado donde estamos. No hay milagros, solo hombres que han sabido hacer las cosas que debían», consideró. Recuperado el aliento pudo además ensalzar la valía de su progenitor, «el mejor mecánico del mundo» feliz inventor de la rótula de goma «que tantas vidas salvó», en cuyo taller se curtieron los hermanos que impulsarían el ahora grupo proveedor global de componentes del automóvil.

Pero en su intervención, la que sirvió de cierre -previo, claro, a las palabras del alcalde- hubo también espacio para mirar al futuro. Antolín aprovechó la 'tribuna' para compartir su intención de doblar lo que ahora es su empresa en los próximos cinco años.

Eso sí, será fuera de España. El 70% de la facturación corresponde a las factorías del extranjero. Y es que aquí la multinacional solo obtiene pérdidas. La culpa, de esta crisis «absurda, una situación incomprensible» para la que el empresario no ve salida. «No veo ni siquiera la semilla así que ni hablar de los brotes verdes», comentaba a los periodistas minutos antes del inicio de la ceremonia y lanzaba su mirada a la clase política: «Lo que ocurre en este país es una tomadura de pelo. Sobra la mitad de los políticos. Tenemos más aquí que en Alemania y no me parece lógico», sentenció sin pudor ante la mirada del alcalde.

En todo caso, en su opinión, los ERE no son la salida. «Hemos tenido motivos para hacerlos pero ni me lo planteo, no se qué tendría que pasar... Eso sí, entiendo que tengan que recurrir a ellos los empresarios que no pueden sacar de otros sitios para tapar agujeros», indicó.

Casi una hora después, en escena, su voz perdía firmeza y sus palabras se regodeaban en aquello que ha presidido su vida: «La sencillez y la felicidad. Si de algo puedo presumir es de que he sido muy feliz trabajando y sigo siéndolo». Lo dijo alto y claro.

Lucía ya en su cuello la Medalla de Oro de la Ciudad, la misma que con un beso lanzado al aire había dedicado a los amigos y familiares que le ovacionaban.

A Antolín precisamente dedicó el primer edil buena parte de su intervención. Antes acudió a mostrarle su apoyo, con un gesto de cariño, cuando la emoción le embargaba. Lacalle, que en todo momento se dirigió al empresario como Pepe, destacó su «humildad» y le aseguró que con el reconocimiento que ayer recibía «la ciudad quiere devolverte una pequeña parte de la riqueza que la has ofrecido y ofreces».