El Correo de Burgos

Un bosque abraza la fortaleza

El Parque del Castillo ofrece en sus 90 hectáreas una atalaya verde desde la que se asoma a la ciudad

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Burgos

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C. MORENO / BurgosLas copas de los árboles crean un mar verde cuyas olas rompen sobre los muros milenarios de la fortaleza y la abrazan. Esa debe ser la imagen que  perciben las aves que, en su devenir hacia tierras más cálidas, sobrevuelan cada año el Parque del Castillo en ese flujo migratorio que  copiamos los humanos.En el centro de las 90 hectáreas que conforman el paraje se alza majestuoso el Castillo que mandó construir allá por el año 884 el conde Diego Rodríguez. Eran tiempos de Reconquista y había que protegerse de invasiones. Testigo de la historia del Reino, a veces fortaleza y otras cárcel, acabó sucumbiendo en el asedio de un insaciable Wellington que a base de cañonazos redujo la historia a escombros.De aquella ruina surgió un recinto asombroso. Plagado de cedros, cipreses, silos y pinos que se expanden por un paraje que se asoma a la ciudad desde la cima, creando un mirador desde el que casi se acarician las agujas de la Catedral.Sendas, escaleras y prados crean un paisaje plagado de rincones recónditos que invitan a la confidencia, a la contemplación o al silencio compartido.

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