El Correo de Burgos

TEMPORAL / NIEVE EN LA PROVINCIA

El cierre de Lunada, Estacas y la Sía afecta a comerciantes y ganaderos

Sin incidencias en los pueblos, las máquinas de la Junta y de la Diputación despejan carreteras

Alfonso, ganadero de Masa, pudo llegar a su explotación para dar de comer a las vacas.-A.D.M.

Alfonso, ganadero de Masa, pudo llegar a su explotación para dar de comer a las vacas.-A.D.M.

Burgos

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El clásico cierre de los puertos de Lunada, Estacas de Trueba y la Sía cada vez que nieva en el norte de la provincia causa más de un quebradero de cabeza en Las Merindades. En primer lugar, porque el comercio se resiente aunque las localidades no estén incomunicadas, ya que en la mayoría de los casos es necesario dar grandes rodeos. Este fenómeno «se nota mucho» en pleno temporal durante el mercadillo de los martes y los fines de semana, pues «muchos comerciantes evitan venir y la gente solo va si es necesario», aseveraba el alcalde, Javier Fernández, en alusión, sobre todo, a los vendedores procedentes de Cantabria. Y es que para acceder al municipio desde el Valle de Pas o de Soba, deben circular por la carretera nacional, lo que puede llegar a suponer «20 o 30 kilómetros» de desvío por Los Tornos «para luego volver».El cierre de estos tres puertos, remarcÓ el regidor,«afecta al día a día en todo». «Hasta la última carretera es vital» en Las Merindades, ya sea para ir a trabajar fuera de la localidad o visitar al médico -por lo general a Miranda-, de ahí que esta clase de contratiempos «te rompe mucho los esquemas» porque «no sabes a qué hora salir». Peor lo tienen los ganaderos de la comarca, ya que su actividad requiere una atención diaria que en ocasiones se antoja imposible. Claro ejemplo el del año pasado, cuando más de un profesional del campo tuvo su ganado «uno o dos días aislado» al no poder acceder a sus explotaciones, ubicadas por lo general en áreas forestales de difícil acceso.Precisamente, este handicap se extrapola a las centrales lecheras ante la incapacidad de sus camiones para llegar a las vaquerías. Y claro, «hay gente que ha tenido que tirar la leche», un golpe añadido para un sector que atraviesa un momento muy complicado por los bajos precios que perciben los productores.Aunque sí pudo llegar a su explotación, Alfonso de Miguel, ganadero de Masa, constataba a media mañana las dificultades de dar de comer a su ganado con una capa de nieve de «unos 20 centímetros» sumada a una fuerte ventisca. Pese a no existir peligro de quedar incomunicado dada la presencia de una máquina quitanieve de la Junta de Castilla y León, la constante caída de copos presagiaba un nuevo manto blanco sobre la vía «en una hora».Ya por la tarde, en el entorno de Nidáguila, también en el Páramo de Masa, la nieve era copiosa pero sin llegar a impedir la circulación gracias a una dotación de la Diputación Provincial despejando los caminos.Trabajo en equipo

Al margen de los trabajos acometidos por las máquinas de la Junta y de la Diputación, los medios humanos y materiales de los pueblos también jugaron un importante papel de cara a despejar caminos y carreteras para facilitar el tránsito de vehículos. De Miguel hizo lo propio a primera hora de la mañana, de igual manera que el personal del Ayuntamiento de Valle de Valdebezana, que amaneció con una capa de «entre cinco y 10 centímetros», según detallaba el alcalde, Florentino Ruiz. Con la situación bajo control -ninguna localidad aislada por la nieve y «todas las vías de acceso abiertas»- el primer edil agradecía la presencia de maquinaria de la Institución Provincial para favorecer la circulación en la zona.«Mal acostumbrados»

A pesar de que el blanco se adueñó de casi toda la zona norte de la provincia, lo cierto es que el casco urbano de los municipios apenas se vio afectado. En Espinosa, donde se esperaban acumulaciones por encima de los 30 centímetros, la capa rondaba los «tres o cuatro centímetros». De hecho, tal y como indicaba Fernández, las máquinas quitanieves se mantenían en sus puestos al no haber necesidad de actuar.Sin problema alguno para el tránsito de coches y de pasajeros, el alcalde recordaba cómo «hace 40 o 50 años esto no era nada», pues por aquel entonces la nieve, que lo mismo «podía aparecer en mayo» y «se contaba por metros». Hoy en día, sin embargo, «estamos mal acostumbrados», apostillaba con humor para quitar hierro a la problemática suscitada por los rodeos en carretera, situaciones en las que «el riesgo y el tiempo que pierdes no se recupera».

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