El Correo de Burgos

La Guardia Civil muestra su fortaleza y unión con Burgos

Más de 560 efectivos de ocho unidades del país participaron en el desfile de la Benemérica Fernández Díaz repasó el «acento burgalés» en la derrota de ETA

Más de 560 efectivos desfilaron por la avenida de la Paz.-SANTI OTERO

Más de 560 efectivos desfilaron por la avenida de la Paz.-SANTI OTERO

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MARTA CASADO
Burgos

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Lejos de molestar el cierre de parte de una calle principal de la ciudad, los vecinos engalanaban sus ventanas y balcones con la bandera de España, al mismo tiempo que los burgaleses rodeaban la plaza de España y la avenida de la Paz por donde discurría el acto castrense de la Festividad de Nuestra Señora del Pilar, Patrona de la Guardia Civil. Un acto en el que la Benemérita recibió el calor de los burgaleses y donde la Guardia Civil hizo gala de su fortaleza con el desfile de 567 efectivos procedentes de ocho unidades diferentes de todo el país así como 121 vehículos, algunos de ellos equipados con lanchas motoras de las unidades del Grupo de Acción Rápida y 97 agentes con sus caballos del Escuadón de Caballería de Valdemoro Madrid. Un cuerpo que «favorece la vertebración e integración territorial del Estado», señaló el Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en su discurso.

En él alabó la «gestión sobria y trabajo eficaz y real que transmite a la Guardia Civil, credibilidad». Pero en el recuerdo, como ha sucedido en toda esta semana de actos conmemorativos organizados por la Benemérita en la ciudad, estaba presente la lucha contra ETA. Aunque derrotada, como calificó el ministro, «éste es un relato con acento burgalés». Una lucha burgalesa que resumió en tres episodios como el ataque a la casa Cuartel de la Avenida de Cantabria en julio de 2009, el asesinato en Palma Nova del guardia civil burgalés, Carlos Sáenz de Tejada, cuyo padre se encontraba presente en la bancada situada frente a la zona de revista donde se ubicaba el ministro. Fue, junto con su compañero Diego Salvá, «los últimos integrantes de un total de 243 guardias civiles asesinados por el terrorismo». Pero hubo también recuerdo al primer asesinato de un guardia civil, Pardines, ataque del que salió ileso el burgalés Félix de Diego. En su figura se entretuvo el discurso porque aunque dejó el cuerpo por un accidente de circulación «empezó a trabajar en un bar de Irún, le diagnosticaron cáncer de riñón, que no pudo con él, y su final llegó por algo mucho peor: unos asesinos de ETA entraron en su bar y lo acribillaron, asesinándolo cobardemente en presencia de su mujer y dejando huérfanos a cinco niños de entre cinco y once años», explicó el ministro en su discurso. Un relato que se engarza con el «golpe de gracia que la Guardia Civil asestó a ETA» y que recibió el nombre de Operación Pardines, en honor al primer asesinado en sus filas en el año 1968.

Alabó Fernández Díaz la «proverbial capacidad de adaptación» de la Benemérita que «ya está poniendo a disposición de la lucha contra el terrorismo del siglo XXI, el yihadista, toda su experiencia». Alabó también el tesón como el que demuestra descubrir al asesino de Eva Blanco, 17 años después y antes de expirar el caso, o el «sacrificado servicio en las carreteras». De ahí, recomendó a los guardias civiles que «el honor sin mancha es el valor que identifica y diferencia a esta gloriosa institución».

Antes del discurso y desfile, los presentes asistieron a la entrega de medallas. En la entrega participaron además del ministro el director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y el alcalde de Burgos, Javier Lacalle. Todos ellos presidían el acto en la tribuna junto con el director de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó, y el secretario general de la Casa del Rey, Domingo Martínez Palomo, entre otros. En los asientos contiguos al pago y frente a ellos se situaba el palco de autoridades en el que estaban presentes el presidente de la Diputación de Burgos, César Rico, así como varios diputados provinciales, concejales y la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, María del Mar Blanco. También participaron en el acto, entre otros, los diputados Jaime Mateu y Sandra Moneo, la senadora Begoña Contreras, el director territorial de CaixaBank, José Manuel Bilbao, o el rector de la Universidad de Burgos, Manuel Pérez Mateos, entre otras autoridades, o la alcaldesa de Aranda, Raquel González.

Uno de los momentos más emotivos fue el recuerdo a los caídos en los que el arzobispo de Burgos, Fidel Arranz, tomó la palabra. La emoción subió unos cuantos decibelios al entonar más de 600 agentes el Himno de la Guardia Civil.

Mientras se sucedían las entregas y el discurso algunos agentes tuvieron que ser socorridos por Protección Civil ante el fuerte sol que iluminaba la avenida de la Paz en lo que, a priori, podría haber sido un día frío. Y mientras esperaban desfilar los caballos del Escuadrón de Caballería se revolvían mientras a una persona que repartía banderines del sindicato unificado de la Guardia Civil, que decía proceder de una empresa, se las retiraban y, según algunos presentes, se tiraron a la papelera. Junto a ellas, blancas y azules, también las verdes oficiales de la Guardia Civil con la bandera de España. El momento álgido del desfile llegó con la exhibición de las unidades con 342 efectivos a pie (13 del mando de Batallón y Bandera, siete de la Escuadra de Gastadores, seis de la Escuadra de Gran Gala, 16 agentes con traje de época, 51 efectivos de la unidad de música, 83 de la Academia de Oficiales, 83 del Colegio de Guardias Jóvenes Duque de Ahumada y otros 83 del Grupo de Acción Rápida). Junto a ellos las unidades de la Agrupación de Tráfico mostraron 19 motoristas, 26 vehículos ligeros a los que acompañaba el ruido atronador de uno de los helicópteros de la Benemérita que en vuelo rasante apenas se separaba de los edificios. También se desplegaron 21 motos del Seprona, 29 vehículos de servicio rural y 10 vehículos especiales así como las 97 jinetes de la sección del Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil con Batidores y Banda de Cornetas.

Un acto que finalizó con voz fuerte y unida «viva España, Viva el Rey Viva la Guardia Civil» que entonaron todos los asistentes.60 medallas para reconocer a los mejores

La primera parte del acto permitió homenajear a los agentes por sus servicios. La entrega d medallas al mérito que, de nuevo, tuvo un guiño con Burgos. Se entregó la medalla extraordinaria de mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo a los agentes que esclarecieron el atentado terrorista de Palma Nova en el que murió el burgalés Carlos Sáez de Tejada. También a los agentes que rescataron a una niña de nueve años en la selva boliviana. En el apartado de entregas también se condecoró con siete grandes cruces a mandos de la Guardia Civil y militares, dos distintivos extraordinarios al mérito con distintivo de plata y una blanca además de otras 40 medallas blancas al mérito y otra de plata. En total se realizaron 60 condecoraciones a agentes por su labor ejemplar.

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