El Correo de Burgos

Un 8% de los jóvenes que trata Proyecto Hombre son adictos a las tecnologías

En 2016 atendió a 150 jóvenes por diversas adicciones / El 40%, además de presentar una adicción principal, abusan de las nuevas tecnologías / El programa Ariadna trabaja la prevención y el tratamiento

Dos niños jugan a un videojuego a través del móvil.-ISRAEL L. MURILLO

Dos niños jugan a un videojuego a través del móvil.-ISRAEL L. MURILLO

Publicado por
V. MARTÍN
Burgos

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No hay duda de que las nuevas tecnologías tienen un enorme potencial comunicativo y educativo, pero también implican diversos riesgos. Entre esas amenazas se encuentra el incremento del tiempo de exposición a las pantallas de ordenadores, móviles o tablets y el uso compulsivo de esta tecnología. Aunque esta problemática puede afectar a todas las edades, son los niños y adolescentes quienes corren especial riesgo porque «se encuentran en pleno proceso de maduración y de crecimiento personal», tal y como asegura el presidente de Fundación CandealProyecto Hombre, Manuel Fuentes.Precisamente la entidad, que lleva 26 años desarrollando programas de prevención, rehabilitación y ayuda para luchar contra las adiciones, realizaba en el año 2007 un estudio en colaboración con la Universidad de Burgos y sobre una muestra de 2.000 jóvenes entre 14 y 18 años. Aquel estudió, del que ya han pasado diez años, «demostraba que ya había abuso de las nuevas tecnologías» y «nos permitía señalar algunos factores de riesgo».El estudio surgía porque «cada vez llegaban más jóvenes a la fundación con un abuso de las nuevas tecnologías, fundamentalmente de ordenador, móvil y videojuegos». Aunque Fuentes no se atreve a afirmar que el hecho de que niños y jóvenes pasen muchas horas solos en casa- en el estudio entre un 15 y un 20% de los encuestados- sea uno de los factores que desencadena esta adicción, reconoce que «hay una correlación, puede no ser una causa, pero sin duda es un factor de riesgo». Asegura que el hecho de estar muchas horas solos «con acceso a esa nuevas tecnologías para combatir el aburrimiento y con pocas directrices de criterio para manejarlas por parte de los padres es sin duda un riesgo» simplemente porque «una persona en formación necesita límites».Unos límites que en el caso de las nuevas tecnologías «no están muy claros cuáles son» y es que «parece que todo es accesible y comunicable». Precisamente en este sentido, Fuentes recuerda que ya en aquel momento, hace diez años, «nos encontrábamos con varios chavales con problemas de adicción al alcohol o al cannabis pero una gran mayoría tenía una pauta de abuso de las nuevas tecnologías que no se percibía como un problemas y que aún cuesta percibir».Prevención y tratamientoLas cifras recogidas por la fundación así lo demuestran y es que en el año 2016, de los 150 jóvenes que Proyecto Hombre trató de diversas adicciones y problemas «un 8% fue por una adicción a las nuevas tecnologías». Además «el 40% de ellos presentaba un claro abuso en el uso de estas herramientas», explica el presidente de la entidad.Aquel estudio de 2007 dio pie al desarrollo del programa Ariadna, que, como en el mito griego, quiere ayudar a los jóvenes a encontrar la salida del laberinto de la adicción. El programa tiene dos vertientes, una preventiva y otra de tratamiento. La primera pretende «formar, desarrollar recursos y fomentar los factores de protección de nuestros jóvenes y reducir los factores de riesgo en el ámbito de las nuevas tecnologías, con los propios jóvenes y con las familias».Fuentes recalca la importancia de que «los padres tengan los criterios suficientes para poner marcas y límites y educar en un mundo donde nuestros hijos son los nativos digitales y nosotros los inmigrantes». Por este apartado de formación pasaron el año pasado 700 personas. Un alto número de participantes que deriva de «una demanda social por saber qué hacer, saber si es una herramienta de socialización o si interfiere con su ciclo vital, hasta dónde le tengo que permitir, riesgo, miedos, etc», aseveró el presidente.Una prevención que «en ningún momento pasa por la filosofía del miedo» y es que la fundación parte de la base de que «las nuevas tecnologías son buenas», pero «sin duda son una herramienta muy mucha potente que requiere de una formación para usarla bien, más aún en niños y jóvenes». Y es que «no debemos olvidar que, actualmente, prácticamente todos los niños de entre doce y trece años tienen móvil y desde los diez años muchos», lo que implica que «debemos darnos cuenta de lo que estos niños tienen entre manos y la importancia de que quienes ponen las directrices tengan las ideas claras».En la segunda vertiente del programa, la referida al tratamiento, «se trabaja con la familia y los chavales para que aprendan a manejar de forma adecuada estas herramientas». Y es que «no se trata de prohibir», salvo que «la persona haya perdido el control absoluto con algún medio concreto». Con una detección temprana del problema y una implicación adecuada de los padres y del joven «la resolución de este problema tiene muy buen pronóstico».Hacer un perfil del adicto a las nuevas tecnologías es una tarea imposible y es que «no todos los jóvenes llegan a este problema por la misma razones y sus circunstancias personales son distintas», comenta Fuentes quien sí señala entre otros rasgos destacados «problemas de autoestima o de introversión, impulsividad fuerte, falta de límites personales que aún no ha desarrollado, problemas familiares o sensación de vacío y tristeza, entre otros».Uno de los principales handicaps de la adicción a las nuevas tecnologías es que cuesta detectarla como tal. «Por norma general la atención se centra en otro punto, por ejemplo, alguien que es adicto a las compras y la mayoría de las veces las realiza por internet, el foco de atención se pone en su problema con las compras pero no en el medio por el que las realiza», explica Fuentes, «muchas veces está detrás de otras adicciones y seguimos sin darnos cuenta».Esto mismo ha ocurrido en la fundación. «Hace años llegaban chicos con un problema concreto y los profesionales encontraban detrás un abuso o adicción a las nuevas tecnologías». Una problemática que «se ha incrementado en cuanto al número de casos a lo largo de los años». Fuentes es rotundo en sus palabras. «El programa Ariadna va a ser más necesario cada vez y necesitaremos doblar esfuerzo tanto en la prevención como en el tratamiento».

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