El tratamiento adecuado del VIH elimina el riesgo de transmisión

Objetivo: llegar a una generación sin VIH. He ahí el ambicioso reto global suscrito por el Comité Ciudadano AntiSida de Burgos. La meta está hoy mucho más cerca que hace unos años, cuando poner fin a la epidemia parecía una utopía. Y para lograrlo el acceso a los medicamentos es, obviamente, clave. Tanto que, según relataba el especialista del servicio de Medicina Interna y coordinador de la atención a estos casos en el Hospital Universitario de Burgos, Juan Francisco Lorenzo, un «tratamiento adecuado hace que la carga viral sea indetectable en los fluidos y reduce el riesgo de transmisión a cero».

Esta «clara evidencia científica» centra la campaña de concienciación lanzada con motivo del Día Mundial del Sida, que se celebra cada 1 de diciembre. Sirve de paso el mensaje para subrayar la importancia de facilitar el acceso a los tratamientos antirretrovirales «por la salud de las personas afectadas y por salud pública, pues supone minimizar los contagios».

Con todo, y pese a que el retraso diagnóstico se mantiene como una de las principales preocupaciones que empaña los avances farmacológicos citados, tanto Lorenzo como José Antonio Noguero, presidente del Comité Ciudadano AntiSida de Burgos coincidían en reconocer que «las cosas van bien».

Los datos parecen refrendar la conclusión. Los diez nuevos casos detectados el año pasado en Burgos reducen a la mitad los de hace un lustro. Desde entonces la tasa de incidencia en la provincia ha pasado de 5,3 a 2,7. Si bien este indicador siempre ha sido inferior que el nacional, en 2016 se distanciaba aún más del 7,2 de media del conjunto del país. A caballo se encuentra la tasa regional, instalada en torno al 5 entre 2012 y 2014, descendía a 3,5 en el anterior ejercicio, cuando se notificaban 87 diagnósticos de VIH en Castilla y León, el 2,6% del total de los registrados en España.

Según explicó Noguero, el perfil más frecuente de las nuevas infecciones es el de hombre español de 40 años contagiado por prácticas de riesgo en relaciones heterosexuales y con un diagnóstico que, de media, llega una década tarde.

Así, a la reivindicación relativa al tratamiento -enfocada en particular a la industria, a la que exigen bajar el precio- se suman otras exigencias: «Promover la salud sexual como estrategia para prevenir nuevos casos» y «fomentar programas de detección precoz mediante la realización de pruebas».

REPROCHES AL HUBU

No se resistió el especialista del HUBU a recordar «el punto negro» que en este ámbito existe en esta ciudad. Y es que tal y como la agrupación local denunció el pasado mes de julio el complejo asistencial decidía ‘romper’ los combos de antirretrovirales -que en una sola pastilla reúnen varios fármacos- «por motivos económicos». La existencia de este tipo de medicación es, indicó Lorenzo, «fundamental para mejorar la adherencia al tratamiento y por extensión su eficacia». El facultativo aseguró que es el único centro de la región que tomaba esta medida «que no ayuda a alcanzar el objetivo de indetectabilidad precisamente». «Estoy de acuerdo con optimizar el gasto sanitario pero no a cosa de poner en riesgo a los pacientes», aseveró.