El Correo de Burgos

SEGURIDAD

Cuatro décadas de plena integración en la Policía

Este mes se cumplen 40 años de la presencia de la mujer en la Policía Nacional

Las policías Eva Alonso y Auxi Casado, en la comisaría de Burgos.-ISRAEL L. MURILLO

Las policías Eva Alonso y Auxi Casado, en la comisaría de Burgos.-ISRAEL L. MURILLO

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M. R. / Burgos
Burgos

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Eva Alonso Carcedo lleva 27 años en la Policía Nacional. Auxi Casado García suma 15 años. Las dos están destinadas en la comisaría de Burgos y son dos buenos ejemplos de la normalización y de la consolidación de la presencia de la mujer en la Policía, de la que este mes, concretamente el día 30, se celebran 40 años.

Ambas, a través de sus experiencias personales, dejan patente que no hay diferencias laborales con sus compañeros, que el trabajo se realiza de igual a igual y que, en su caso al ser funcionarias del Estado, no existe brecha salarial al haber unas categorías profesionales con una escala salarial tasada.Curiosamente, y 40 años después, encuentran en ocasiones reticencias por parte de ciudadanos que parece que no se han enterado aún de que estamos ya bien entrados en el siglo XXI. No obstante, los comienzos, sobre todo en el caso de Eva, sí dejan algún detalle de que el cambio de la presencia de la mujer en la Policía ha pasado por un proceso de evolución. Cuenta que cuando entró en la academia «el uniforme que nos daban era igual para chico que para chica. Nos daban zapatos de tacón si queríamos zapato plano».

No obstante, Eva es de las promociones en las que empezó a haber una presencia mayor de mujeres.Unas primeras promociones que, en la mayoría de los casos, eran destinadas a Madrid o a Barcelona.«Yo estuve destinada en Barcelona y la verdad es que cuando llegamos había muchas compañeras y había mucha normalidad entre los compañeros». Y añade: «Nunca me he sentido discriminada por ser mujer, para nada». En un grupo de 20 vehículos patrulla había hasta cinco mujeres. Al llegar, estrenó comisaría, había ya vestuarios diferenciados entre hombres y mujeres. Cuando fue a Madrid, en la comisaría de Vallecas donde estuvo destinada «nos metieron en un cuarto porque no cabíamos, ya que éramos unas cuantas compañeras». Era un «cuartucho que daba a la calle y había que tener la persiana siempre bajada para poderte cambiar». Aunque en este caso era más un problema de instalaciones.

Al llegar a Burgos, sí que hubo un contraste con los compañeros ya veteranos, ya que aunque había mujeres estaban destinadas en puestos de comisaría sin salir a la calle. Fuera «al no haber trabajado antes con mujeres estaban un poco más reticentes». Ahora es la única mujer de su grupo en la comisaría,Custodias y Conducciones, y «estoy totalmente integrada».

En el caso de Auxi «ingresé en Ávila cuando ella ya llevaban aquí tres años y tenía el terreno allanado». De hecho en su sección «éramos cinco chicas, ya íbamos un porcentaje importante». Y el uniforme ya estaba diferenciado entonces.

En la actualidad, hay entre un 13% y un 15% de mujeres en las comisarías de Burgos, Aranda y Miranda. Una presencia que creen que se debe mejorar es en los puestos de mando, que siguen siendo mayoritariamente masculinos, aunque ha habido también grandes avances con comisarías principales que ya ocupan puestos en las subdirecciones generales operativas. Y también es cierto que «cada vez hay más compañeras inspectoras».

Una de las complicaciones mayores a las que se enfrentan es la conciliación de la vida laboral con la familiar, aunque es «como en la empresa privada». Auxi recuerda que «aquí estás sometida a una situación excepcional y tienes que tener cubierta esa situación excepcional», ya que «no es lo mismo estar de ocho a tres que en un puesto en el que hay se está a lo que surja». Eva recuerda que estuvo diez años en la Policía Judicial, donde en muchas ocasiones el horario se alarga, lo que por «mi situación personal» hizo que cambiara de sección. De todas formas, añade que «hay múltiples sitios y puedes elegir y adaptarlo a tu situación.Es una ventaja». En este sentido, Auxi añade que es «verdad que seguimos siendo más las mujeres las que tratamos de cuadrar nuestros horarios que ellos».

En este sentido, ambas destacan la total disposición de los jefes para facilitar la conciliación familiar. «La conciliación ahora es muy diferente a hace unos cuantos años», en una época en la que los mandos tenían asimilado que la mujer era la de su casa. Ahora, los jefes también tienen la misma situación familiar que los agentes, lo que hace que entiendan perfectamente la situación.

Ambas animan a otras mujeres a unirse a una profesión que «aunque dura es muy gratificante».

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