El Correo de Burgos

Las autónomas son minoría pero crecen a mayor ritmo que los hombres

Las mujeres suponen 3 de cada 10 trabajadores por cuenta propia / Mientras que el número de varones autónomos se redujo en el primer semestre del año un 1%, las mujeres crecieron un 0,8%

Una guía da una explicación a un grupo de turistas en la capital burgalesa.-ISRAEL L. MURILLO

Una guía da una explicación a un grupo de turistas en la capital burgalesa.-ISRAEL L. MURILLO

Publicado por
V. MARTÍN
Burgos

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La primera mitad del año, España registraba su récord histórico de afiliados a la Seguridad Social. Sin embargo, las buenas cifras de afiliación no se corresponden con el número de autónomos, que sigue estando muy por debajo de las cifras precrisis. La realidad es que aunque el empleo crece al calor de la recuperación económica, el emprendimiento sigue flaqueando y la provincia burgalesa no esa ajena a esa realidad.Aunque es cierto que en los dos últimos años algunos trimestres sí han registrado ligeros incrementos, la realidad general es que el número de autónomos sigue protagonizando una caída continuada desde el año 2008. En 2010, por primera vez, la cifra de trabajadores por cuenta propia descendía en Burgos de los 20.000 y solo cuatro años después se habían perdido 2.000 autónomos más y situaban a la provincia, en 2014, en los 18.000 autónomos.Lo cierto es que las cifras no acaban de remontar y mucho menos de acercarse a las previas a la crisis económica. Así lo demuestran los últimos datos recogidos por el Ministerio de Empleo. Y es que, la provincia cerró el primer semestre del año con 17.176 autónomos, de los cuales 11.442 eran hombres y 5.734, mujeres. Si la cifra se compara con el año 2008, una década antes, cuando había 21.397 trabajadores por cuenta propia, la caída en el número de autónomos alcanza el 19,7%. Poniendo la lupa sobre el mismo periodo del año anterior con 17.794 autónomos en la provincia, la caída se sitúa en el 1,82%.Uno de las características más reseñables del nuevo empleo autónomo es que, aunque siguen predominando los hombres en el sector- en Burgos suponen 7 de cada 10 autónomos (66%), cada vez son más las mujeres que optan por darse de alta en el RETA. Tal y como se refleja en el estudio recientemente publicado por la Asociación de Trabajadores Autónomos, de las nuevas altas registradas en el régimen de autónomos en el primer semestre del año a nivel nacional, el 51,7% correspondían a mujeres, frente a un 48,3% de varones, lo que supone un crecimiento del 1,5% a lo largo del primer semestre frente al 0,8% registrado por los hombres.En la provincia burgalesa, el empleo autónomo se cerró en 2018 con 17.249 autónomos. De ellos, 11.565 eran varones y 5.684 mujeres. Precisamente si esos datos se comparan con los recogidos al finalizar el primer semestre del presente año, se comprueba que mientras que el empleo autónomo se reduce en los hombre hasta los 11.442, un 1%, el número de féminas en el régimen de autónomos crece hasta las 5.734, un incremento del 0,8%De hecho, a lo largo de los años de la crisis, las mujeres autónomas han sabido capear mejor el temporal y eso se demuestra en un descenso menos trágico del número de trabajadoras. En diez años, la cifra de hombres autónomos se ha reducido un 20,5% al pasar de 14.401 a 11.442. En el caso de las mujeres autónomas, la cifra también ha descendido aunque en menor medida, en un 7,3% al pasar de 6.191 a 5.734.Con el paso de los años, la radiografía de trabajador por cuenta propia no ha variado en algunos aspectos, pero sí lo ha hecho en otros. Un ejemplo de cambio se centra en los grupos de edad de los autónomos. El grueso se encontraba en 2008 y se encuentra en una franja de edad situada entre los 40 y los 54 años. Actualmente 7.399 autónomos burgaleses están comprendidos entre esas edades, en 2008 eran 9.684. De los 9777 restantes, 205 tiene menos de 25 años;3.164 tiene entre 25 y 39 años y 6.408, más de 55 años, siendo el segundo grupo de edad más numeroso en la provincia burgalesa.Por sectores, el de servicios sigue siendo el que acoge un mayor número de trabajadores por cuenta propia, 9.896 personas, aunque en el año 2008 la cifra alcanzaba las 11.136. Le sigue el ámbito agrícola, con 4.660. Cierran la construcción con 1.985 autónomos, mientras que en 2008 eran 3.264, e industria con 635 personas, la mitad que hace nueve años.En cuanto a la antigüedad de los autónomos especialmente llamativo es el descenso en los autónomos con menos de seis meses de recorrido. Mientras que antes de que se iniciara el periodo de crisis, la cifra de autónomos con entre un y tres años de antigüedad era de 7.440; en el primer semestre del presente año, el número se reduce hasta las 1.930. Precisamente en este aspecto, el mayor número de autónomos se sitúa entre quienes llevan más de cinco años con su negocio en funcionamiento, 11.893.La situación profesional de los autónomos también es diferente. El número de profesionales que no contaban con asalariados a su cargo en el 2008 era de 18.073 personas, mientras que ahora es de 13.657. En los que se refiere al número de autónomos con asalariados a su cargo, el primer semestre del año se cerró con 3.519. Del total de autónomos, 15.875 se dedicaban solo al trabajo por cuenta ajena, mientras que 1.301 combinaban su labor autónoma con un trabajo por cuenta ajena.Una de las decisiones que deben tomar los trabajadores autónomos se centra en elegir la base de cotización. Hay que tener en cuenta que, en su mayor parte, los autónomos cotizan por la base mínima (944 euros). Aunque supone un desembolso menor, también menores prestaciones en caso de incapacidad temporal y para su futura pensión de jubilación. En este aspecto, de los 17.176 autónomos que hay en la provincia, 14.233 cotizaron la base mínima.En Castilla y León, el primer semestre del año se cerraba con 123.011 autónomos. León encabeza la lista con 22.652 trabajadores por cuenta propia y le sigue Valladolid, con 21.209 autónomos. El número más bajo de autónomos se sitúa en Soria con 5.135.«Siendo autónomo echas muchas horas, pero si el negocio es artesanal, el tiempo es incalculable»La aventura de la emprenduría llegó a la vida de Cristina Luis hace ya dieciocho años, cuando terminó su formación de Técnico en Restauración del Patrimonio Histórico Artístico en la Universidad de Burgos. «Se presentó la oportunidad de crear un taller de restauración junto a uno de mis profesores del curso y no lo pensé, nos lanzamos a ello y comenzamos a buscar un local donde montar el taller», comenta.Con la llegada de la crisis, el trabajo de restauración «bajo» y aunque la actividad en el taller no cesó, Cristina tuvo que compaginarlo con la puesta en marcha de su propia marca ‘Cristhy en la Luna’, con la que se dedica a realizar regalos, juguetes, complementos para niños y mayores, todo ello de forma artesanal, hace unos once años. «Comencé acudiendo a diversos mercadillos y mercados, pero la marca empezó a tomar más forma hace unos siete años, antes de ser madre, y en ese momento dejé los mercados porque era incompatible con mi papel de madre, no llegaba a todo», apunta.Desde hace cinco años, esta autónoma cuenta con un local comercial en la calle Francisco Sarmiento. Precisamente en este sentido,Luis señala que uno de los puntos más complicados en el proceso de arrancar con un negocio físico propio es «encontrar el local» y «adaptarlo a tus necesidades», además de «todo el proceso de conseguir las licencias necesarias de apertura».En este punto, añade que los precios de los alquileres son uno de los grandes hándicaps de la ciudad. «Si ya en la zona en la que me encuentro los alquileres son elevados, no quiero pensar en los precios del centro de la cuidad», apunta y asegura que aunque puede que no sea la mejor ubicación para su negocio, se encuentra «muy a gusto», en el que además es su barrio de cuna y con «unos vecinos y clientes que ya me tienen ‘fichada’». Añade que el proceso para hacerse autónomo «puede resultar muy tedioso» y por eso«desde el primer momento recurrí a una gestoría que se encargara de todas esas cuestiones».Aunque cuente con un local, Luis señala que cerca de un 40% de sus ventas se producen a través de redes sociales. «Tuve una web abierta dos años, pero la cerré porque no funcionaba y sí lo hacían las redes sociales». De hecho, en alguna ocasión se ha planteado cerrar la tienda física para «ahorrarme el alquiler», pero «el local tiene mucho encanto y en ella se encuentran cosas únicas».El hecho de que el negocio de Cristina sea principalmente artesano suma dificultad a la aventura. «Si ya siendo autónomo tienes que echar muchas horas, al tener un negocio donde prácticamente el 90% de las cosas que vendo las hago yo a mano, el tiempo que dedicas es incalculable» y aunque asegura que no puede quejarse explica que «sigue siendo imposible contratar a una persona».Cristina apunta que «lo mejor de ser autónomo es poder trabajar en lo que te apasiona» y añade que «si el trabajo es artesano aún es más satisfactorio saber que tus clientes se marchan contentos con su compra, que vuelven y te recomiendan».«Los hábitos de consumo han cambiado mucho, los clientes cada vez compran menos en tienda»El pasado viernes, Urbana Store cerraba sus puertas tras algo más de tres años de andadura. Este local ubicado en la calle Avellanos que apostaba por moda española y productos únicos estaba regentado por Elena Marcos, una joven «inquieta», que ha decidido poner punto y final «a esta experiencia que es ser autónomo».Marcos decidió sumarse a la lista de trabajadores por cuenta propia «después de haber pasado por diferentes trabajos que no me satisfacían». Quiso apostar por una de sus pasiones y por eso abrió una tienda ropa, complementos y detalles. «Me gusta la ropa diferente, más artesanal» y al ver que «no había nada parecido en la ciudad me lancé».Recuerda que para dar los primeros pasos se apoyó en una gestoría, que fue «la encargada de realizar todos los trámites necesarios para la apertura de un local y para darse de alta como autónomo». En este sentido, señala que lo más complicado de arrancar con un negocio propio es «darse a conocer» porque «se necesita mucho tiempo y tiempo es lo que menos tenemos los autónomos, no solo por el trabajo sino porque los gastos fijos llegan cada vez, desde el minuto cero, y hay que hacerles frente».Explica que «en muchas ocasiones la inversión en darse a conocer no puede llevarse a cabo porque hay prioridades como la inversión inicial para el local, decorarlo y amueblarlo y, en mi caso, adquirir el género». En esa inversión previa a la apertura destaca el coste de los alquileres. «Tal y como está el comercio, tener que afrontar el precio de los alquileres es casi un imposible», apunta aunque reconoce que en su caso tuvo «suerte» en este sentido y fue uno de los motivos por lo que «me animé con esta aventura».Se muestra crítica con las ayudas de la Junta a jóvenes empresarios porque «no son efectivas», apunta y explica que «hay que hacer una inversión inicial de 4.000 euros sin IVA para que te la concedan y aunque te devuelven ese dinero, después hay que tribularlo y con el IVA con lo que la cantidad devuelta no se acerca a la invertida».Marcos explica que una de las causas del cierre «responde a unos hábitos de consumo que han cambiado» y es que «la gente compra mucho por internet y cada vez menos en tienda y muchas de las marcas que vendemos los locales también tienen venta online por lo que la competencia se incrementa». Eso sí, recuerda que el cliente ‘online’ pierde «la experiencia de compra, un trato personalizado y las ventajas que te da comprar en tienda».Elena baja la persiana de su local pero no lo hace apenada. «Me di tres años para que funcionase bien, pero el tiempo que he invertido no tiene recompensa y esa falta de tiempo para mí y que el último trimestre ha sido muy flojo han sido los detonantes». En apenas unos días comenzará en un nuevo trabajo, en este caso «por cuenta propia y de lo que me formado», algo que hace la despedida «un poco más dulce».No descarta, eso sí, volver a ser autónoma, pero esta vez «con mi propia marca y no con tienda física».

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