El Correo de Burgos

FIDEL HERRÁEZ / ARZOBISPO DE BURGOS

«Desearía ver más en los políticos la búsqueda del bien común que había en la Transición»

En julio cumplió 75 años, por lo que ya puso su cargo a disposición del Papa para que decida sobre su lugar en la Iglesia.

Fidel Herráez, arzobispo de Burgos.-ISRAEL L. MURILLO

Fidel Herráez, arzobispo de Burgos.-ISRAEL L. MURILLO

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M. R.
Burgos

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Se considera ya burgalés, en una ciudad y una provincia que le recuerdan a su Ávila natal que dejó muy pequeño para pasar gran parte de su vida sacerdotal en Madrid y alguna estancia más corta en el extranjero para completar su formación. Tras algo más de cuatro años como arzobispo de Burgos, el pasado mes de julio cumplió 75 años, lo que le convierte ya en obispo emérito.Pregunta.-¿Qué balance hace de estos algo más de cuatro años como arzobispo de Burgos?

Respuesta.-Estoy muy contento. Yo soy ya burgalés, no me ha costado ser burgalés. Nací en lo que entonces se llamaba Castilla la Vieja, en la pequeña ciudad de Ávila, y efectivamente aunque he estado la mayor parte de mi vida en esa ciudad grandota que es Madrid, desde los 10 años, en Burgos me he sentido desde el principio muy a gusto. He procurado moverme en todos los ambientes, no solo en los eclesiales sino en la sociedad civil. He procurado colaborar con todos y construir esta sociedad, que es lo que intentamos hacer entre todos dentro de nuestras posibilidades. Cuando hablo de Burgos hablo del conjunto de la provincia, he hecho miles de kilómetros en las visitas pastorales casi todos los fines de semana.

P.-¿Qué experiencia saca de esa relación con la sociedad civil?

R.-Comenzando por los que tienen responsabilidades, he encontrado buena voluntad de querer lo mejor para la ciudad.Es verdad que en el ámbito político hay visiones que desearía que fuesen complementarias. Es normal que sean específicas en cada partido, pero siempre deseo que sean complementarias, no opuestas.

P.-¿Cómo ve esa contraposición política tan polarizada en la actualidad?

R.-Me tocó vivir los primeros años, ya de lleno en mi tarea de sacerdote, de la Transición democrática. De las personas que traté, que fueron de todos los partidos, en aquella época, no estoy hablando mal de esta época, vi una madurez entre todos por llevar adelante lo que era el bien común que ahora desearía verlo más. Personas que buscaban el bien común de forma vocacionada. Me tocó tratar con personas incluso de relevancia y tengo amistad y cercanía con personas de visiones complementarias con las que me llevo muy bien y que hecho en falta, no siempre y en todos, pero que desearía más en aquel espíritu que nos movió a dar concreción para dar una Constitución que fue la que es.

P.-¿En qué sentido sería útil?

R.-En el sentido de que sería provechoso para lo que la sociedad sigue necesitando, que ojalá unos y otros sigamos sintiéndonos a gusto dentro de las limitaciones de cada uno.

P.-¿Qué opina de casos como el de la manada o el ‘caso Arandina’?

R.-El niño, cuando tiene la más mínima independencia empieza a buscar el sentido de la vida y, añado una cosa que defiendo donde sea, para los seres humanos es más importante el sentido de la vida que vida misma. Hay varias posibilidades en la vida, dar sentido acertado a las realidades, dar sentido equivocado o no dar sentido. No sé en estos casos si se trata de una falta de valores y no estoy señalando con el dedo. Cuando no hay una actuación correcta quienes están siendo protagonistas de actuaciones no adecuadas, en la práctica no se ha asimilado lo que son los auténticos valores. Cuando no hay una educación en unos valores, en principios, normalmente nos despistamos de los fines, quedan dañados. O unos principios equivocados. La sociedad tenemos que ser acogedores, lo cual no significa aplaudir nunca, pero ver cómo podemos ayudar a que haya una verdadera educación en valores. La valoración desde la doctrina de Jesucristo, tenemos 21 siglos de experiencia donde se ha formado a personas que han hecho un bien inmenso a la sociedad, que han abierto surcos para otros, que duran siglos.

P.-¿Cree que se ha actuado desde la Iglesia correctamente cuando han surgido casos de abusos sexuales?

R.-Ojalá que nunca se diesen en la sociedad. Y me atrevo a decir que uno de los ámbitos, el de la Iglesia, ya hay una cosa que se está confundiendo, parece que es el ámbito en el que más, y me atrevería a decir que es en el que menos se ha dado. No estoy diciendo que no se ha dado. Vayamos a los diversos ámbitos familiares, educacionales, laborales, veamos en qué proporción. La Iglesia ha sido quizá el ámbito en el que más en serio se ha tomado, porque es donde nunca se debía haber dado, nunca. Y se están tomando medidas que en otros ámbitos no se han tomado, incluso los últimos responsables, en este caso el Papa ha decidido que no haya sigilo pontificio.

P.-¿En qué sentido?

R.-Todo lo que es el proceso que no quede cerrado, de tal modo se quiere que haya transparencia y salir al paso ante una serie de realidades que nunca se tenían que haber dado, pero que lamentablemente se han dado. Si alguien se ha tomado en serio esto ha sido la Iglesia, de las que más en serio se lo ha tomado. Estamos recorriendo caminos que en otras entidades no se están haciendo.

P.-¿En ese ámbito entraría el protocolo de prevención de abusos aprobado este año?

R.-Hemos sido de las primeras Diócesis de toda España en aprobar un protocolo. Tengo que dar gracias a Dios de que no hemos tenido ningún caso en el que hayamos tenido que aplicarlo.Más información en la edición impresa

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