El Correo de Burgos

Un poco de historia

1444-1868: De las primeras incursiones a la primera publicación científica

La atracción de las grutas del complejo kárstico de la Sierra de Atapuerca es habitual entre la población locaL desde antiguo. No será hasta el siglo XIX, con el florecimiento de los por qué y la ciencia, cuando se aborden con interés científico 

Recreación de Isidro Gil sobre la entrada de Cueva Mayor en el siglo XIX. ECB

Recreación de Isidro Gil sobre la entrada de Cueva Mayor en el siglo XIX. ECB

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Burgos

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1444 - Visitas con firma

La atracción de las cavidades de la Sierra de Atapuerca en la población local viene de antiguo. Los visitantes no podían evitar dejar su sello en la piedra y los grafitis a lo largo de las galerías a las que se accede por Cueva Mayor son muy numerosas.

    La más antigua de las que ha localizado el Grupo Espeleológico Edelweiss (GEE) es de 1444 y está ubicada en la Galería del Silo. Un grupo de vecinos de Rubena visitaron las galerías entre 1782-1783 y entre 1792 -1793. Incluso llegaron a la Sima de los Huesos. El objetivo, junto con la cuadrilla de Gamonal, era confeccionar un catálogo de lugares singulares que se pudieran incluir en el Diccionario Histórico y Geográfico de España.

 

 

 

 

 

1863 - Primer permiso de excavación

El interés por el origen del hombre más allá de Adán y el paraíso empieza a florecer en el siglo XIX. Burgos no es ajeno a ese interés. Se visitan cuevas y se obtienen restos, pinturas rupestres que comienzan a tomar protagonismo en los círculos de conversación de las primeras comunidades ilustradas.

    El industrial briviescano Felipe de Ariño y Ramón Inclán publicaron los primeros hallazgos en esas prospecciones. Eso llevó a Ariño a solicitar en 1863 la propiedad de la cueva para realizar investigaciones en su interior. Cinco años sin respuesta por parte de la corte de Isabel II.

    Volvieron al interior para elaborar un mapa de cavidades. Nombran conservador de la zona a Ramón Inclán. No funciona. Así que solicitan una explotación minera para poder coordinar las visitas y entradas a la cueva. Esta concesión se mantuvo activa hasta 1978

 

1868 - Primera publicación

Tras los primeros hallazgos en la Cueva del Silo los ingenieros de minas Pedro Sampayo y Mariano Zuaznávar y el ilustrador burgalés, Isidro Gil, realizaron una inmersión científica en el complejo kárstico. Sus dibujos y descripciones asépticas conformarán la primera publicación científica sobre los yacimientos. ‘Descripción con planos de la cueva llamada de Atapuerca’ es un trabajo de «carácter monográfico» donde se detallan aspectos «geológicos, morfológicos y arqueológicos» y donde se incide en la «destrucción y degradación de la cavidad por las visitas irrespetuosas».

    Destacan en el libro, las ilustraciones de Isidro Gil se convierten en la primera imagen plasmada en papel sobre el interior de estas cavidades. El ilustrador y fotógrafo acude a la descripción hiperrealista de lo que ve o, quizás, de las imágenes fotográficas que pudo tomar. Buscaban desbloquear la protección de las cuevas con su publicación pero consiguieron el efecto contrario: más visitas al interior de las cavidades y algunos expoliadores. 

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