El Correo de Burgos

Exposición de bonsáis y suiseki en Burgos: la naturaleza hecha arte

La 35 exposición de la Asociación Cultural del Bonsáis de Burgos reúne 47 piezas espectaculares. Acompaña la muestra una treintena de piezas suiseki, las denominadas piedras de contemplación  

La exposición de bonsáis en Burgos muestra la Plantación en roca de Tomás Martínez.

La exposición de bonsáis en Burgos muestra la Plantación en roca de Tomás Martínez.

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Desde hace 35 años la Asociación Cultural Bonsái Burgos toma el Monasterio de San Juan para mostrar estos pequeños vestigios de la naturaleza que con mimo y cuidado se transforman en arte. La cultura milenaria del bonsái tiene su sede permanente en el Museo del Bonsái de Villagonzalo Pedernales, pero hasta el 9 de octubre se puede ver en el patio del Monasterio de San Juan.Se calcula que la tradición de ver crecer los pequeños árboles se remonta a hace dos milenios. La tradición asiática se hizo popular en España cuando Felipe González, como presidente del Gobierno, mostraba su secreto para relajar y tomar un respiro entre despacho y despacho. Sus bonsáis. Un arte en el que se esculpe la naturaleza mediante el riego o rociado con agua, la poda milimétrica y la instalación de la bandeja o maceta adecuada. El terreno sobre el que asienta sus raíces con el objetivo de perdurar y definir sus formas. “No hay secretos para que un bonsái crezca, hay que saber qué especie tienes, qué cuidado requiere y luego, ponerlo en práctica, no es algo tan laborioso como se cree una vez que sabes qué especie tienes y que técnicas tienes que realizar para que vaya mejorando poco a poco”, explica el comisario de la exposición, Víctor Carranza.En la cita de Burgos se pueden ver piezas singulares como el tejo japonés llamado ‘La Cresta del Gallo’ que tiene parte del tronco blanco y seco y en la parte viva sigue creciendo y mostrando un intrigante color verde. Una composición sobre roca. Algunos son espectacularmente grandes y otros más pequeños. Algunos acompañados de otros elementos como las denominadas plantas de acento. Hasta 47 versiones pueden verse estos días en el patio del Monasterio de San Juan. Entre ellos están las piezas de los referentes en este ámbito como Tomás Martínez y Tomás Bustamante y aportaciones de algunos de los 60 socios que integran la agrupación burgalesa.Suiseki, cuando las piedras hablanLa muestra está acompañada por dos mesas donde están dispuestas rocas y pequeñas piedras instaladas sobre una superficie a la que se adaptan y ajustan hasta parecer unidos. Es el arte del Suiseki, aún más antiguo que el del bonsái, de origen asiático también, y del que existen hasta una treintena de piezas expuestas en el Monasterio de San Juan. “Son piedras de contemplación, cuando uno ve una piedra de este tipo es como si viera un cuadro abstracto: unos ven un paisaje, otros un animal, una figura…”, relata Nicolás Cristóbal.  El atesora un centenar de piezas que compagina con 60 bonsáis.En la exposición pueden verse una treintena procedentes de aficionados de toda España. En este arte milenario donde importa lo que la piedra dice, se cuida la composición. La roca, de diferentes colores y formas, se presenta natural, nada es creado artificialmente. “El único escultor es la naturaleza a través del agua y la erosión” a excepción de una cosa. La daiza. Se trata de una especie de plato sobre el que se asienta la pieza. Hecho generalmente en madera, se esculpe para que se adapte a la forma de la protagonista de tal manera que no se suelte y, aunque parezca pegado, sólo está encajado.Otras formas de presentar estas esculturas de la naturaleza en la roca son los denominados suiban en los que la piedra se posa sobre una alfombra de agua o arena. En la pieza que protagoniza la exposición, bajo uno de los arcos del patio, se asienta una gran piedra que descansa, a modo de Virgen María con su manto, sobre arena japonesa. Una pieza que con orgullo muestra Cristóbal.En este arte nada es artificial. “Cuando ves una piedra y te interesa, no la tocas para nada, lo único que haces es limpiarla con cepillos, jabón, pero nada químico ni tallar ni erosión artificial ni nada, es una escultura natural y es cosa de ir por el campo hasta que algo te llama la atención”, relata Nicolás Cristóbal. Poco a poco van siendo más los aficionados al suiseki aunque reconoce que no es tan popular como el bonsái. Por el momento.

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