El Correo de Burgos

Así es la Fiesta del Gallo de Mecerreyes. Un carnaval ancestral en Burgos

La pequeña localidad recuperaba en los 80 esta antigua tradición que se perdió durante años y que tiene como gran protagonista al Zarramaco / Una década después retomaba las Mascaradas, que también formaban parte de los festejos de Carnaval y es una de las 33 que sobrevive en Castilla y León

IMG-20230210-WA0018

IMG-20230210-WA0018

Publicado por
Burgos

Creado:

Actualizado:

La provincia burgalesa es un hervidero de tradiciones, fiestas y costumbres, muchas de ellas con siglos de historia. Otras incluso ancestrales. Todas se apoyan en creencias religiosas o paganas que se han ido transmitiendo de generación en generación a través del tiempo. Buena prueba de ello son las Mascaradas de Carnaval.

Precisamente la provincia de Burgos acoge una de las fiestas de Carnaval más conocidas a nivel nacional: El Gallo de Carnaval que se celebra en la pequeña localidad de Mecerreyes el domingo 19 de febrero. «Es difícil saber de dónde viene exactamente la tradición porque son costumbres antiquísimas, seguramente con cientos de años de historia», apunta Benito Mambrillas, miembro de la Asociación Cultural Mecerreyes. 

Mambrillas explica que la Fiesta del Gallo y las Mascaradas «se perdieron durante años, desde la Guerra Civil hasta inicios de los 80 cuando retomamos primero la Fiesta del Gallo». La recuperación de las Mascaradas, que en Mecerreyes se conocen como Carnavaladas y Zarramacadas, llegaría un años después, en los 90. Fue gracias a Salvador Alonso, quien junto a Jesús González fueron los principales estudiosos de esta tradición.

«Hicieron varias entrevistas a los mayores del pueblo para recuperar la apariencia de los trajes que se sacaban y gracias a esa memoria y en base a esa información hemos ido recreando varios hasta lograr un fondo de 50 piezas, de los cuales una veintena se pueden ver en el Museo del Carnaval y el Gallo del pueblo», señala Mambrillas

La característica principal de estas máscaras y trajes es que «están hechos a la antigua usanza, aprovechando materiales muy diversos y la mayoría de desecho como huesos, paja, ramas, hojas, musgo, helechos, retamas, trapos y plumas, resto de la huertas o pieles de animales». 

Niño vestido de Rey y un zarramaco. A.C.M.

Niño vestido de Rey y un zarramaco. A.C.M.

Las Mascaradas son solo una parte de esta fiesta burgalesa. Y es que el principal acto es la llamada Corrida del Gallo, un especie de carrera que se lleva a cabo por todo el pueblo y cuyo objetivo es conseguir al famoso animal. «Era una fiesta muy organizada y con un larga tradición, en la que se implicaba todo el pueblo», relata Mambrillas. «Los encargados de organizar la fiesta antiguamente eran los mozos que entraban en quintas ese año», apunta.

La tradición se ha mantenido a lo largo de los años, pero «se han introducido algunos cambios». Los mozos compraban los gallos más lustrosos del pueblo para la carrera. «En los últimos años se viene usando uno de trapo, para las carreras y el entierro, ciñéndonos a los nuevos tiempos y a la época en que vivimos. También llevamos uno vivo, sujeto a otra rueca, para  los desplazamientos», apunta el miembro de la asociación. 

Foto de familia de los protagonistas de la Fiesta del Gallo. A.C.M.

Foto de familia de los protagonistas de la Fiesta del Gallo. A.C.M.

El encargado de portar al gallo es el Rey. «Lo representa un niño de unos 8 ó 10 años vestido con sus mejores trajes, usando polainas, una banda que le cruza el pecho y un gorro muy peculiar».

Él es «quien se encarga de llevar al gallo en la rueca, una especie de jaula adornada con un mantón en la que va atado». Junto a él caminan los zarramacos, el personaje más popular de esta festividad. «Antiguamente lo mozos contrataban a un persona para que hiciera de este personaje», señala Mambrillas. 

El zarramaco es clave en esta tradición porque es quien se encarga de proteger al gallo de los mozos que los quieren coger.  «Va vestido con pieles y cencerros y lleva la cara pintada», relata Mambrillas. «Lleva una tarrañuela, que es un palo rajado de arriba a abajo, que es usado para intimidar y llegado el caso golpear a los mozos que intentan llevarse el gallo».

Al Rey le acompañan también los danzantes y los dulzaineros y es que «solo cuando dejan de cantarse las coplas y suenan las dulzainas es cuando los mozos pueden lanzarse a intentar coger el gallo de las manos del Rey».

Vecinos posan con sus mascaradas. A.C.M.

Vecinos posan con sus mascaradas. A.C.M.

Para mantener el orden en este ir y venir de carreras y para que el público entorpezca a los mozos los menos posible están las figuras del Mozo Mayor y los alguaciles. «Son los encargados de hacer respetar las normas, guardar las filas, etc», señala. Además «llevan en sus alforjas ceniza o algún elemento que derraman a los pies de la gente si esta no deja espacio suficiente para que salgan los mozos a pelar el gallo». El Mozo Mayor, por su parte, es el encargado de leer las normas para que «todo funcione bien». 

Los entresijos

Así, la Fiesta del Gallo arranca a las 9 de la mañana con la petición de aguinaldos. «Los mozos van por las casas del pueblo y la gente les da embutido, queso, latillas de conservas, vino, etc. Con lo que después hacen su merienda», relata Mambrillas. 

Sobre las 13 horas arrancan las Carnavaladas y Zarramacadas. Es el momento de sacar a la calle las tradicionales Mascaradas. «Desde la asociación prestamos los disfraces que tenemos en nuestro fondo a quienes nos los piden a lo largo de año, mientras que otros se hacen su propio disfraz para ese día», comenta el portavoz de la asociación.

Uno de las mascaradas hecha con huesos. A.C.M.

Uno de las mascaradas hecha con huesos. A.C.M.

Después de comer y de haberse quitado los disfraces el pueblo se prepara para celebrar el plato fuerte: la Corrida del Gallo, que arranca a las 17 horas. «Como se hacía antiguamente los zarramacos y el Mozo Mayor se visten en el Ayuntamiento», señala Mambrillas. Mientras tanto el Rey hace lo propio en su casa. 

Una vez listos, zarramacos y dulzaineros van hasta la casa del Rey y allí le entregan el gallo. Todos junto a los vecinos se desplazan hasta la plaza del Ayuntamiento donde se incorporan los danzantes y donde arrancarán las primeras carreras. Una vez el Mozo Mayor dicta las normas arrancan las coplas que acompañarán a los protagonistas de esta fiesta durante todo el recorrido. 

El recorrido se compone de cuatro paradas, donde «se disputan las carreras», cuenta Mambrilla, quien añade que «en cada parada se cantan 10 ó 12 coplas». Cuando las coplas cesan y suenan la dulzainas «los mozos pueden lanzarse a ‘pelar’ el gallo, mientras que el zarramaco intentará de todas las maneras que no lo consigan», añade y recuerda que «si algún mozo logra coger la rueca con el gallo después se lo devuelve al Rey para seguir con el recorrido».

Los niños

La última de las cuatro paradas es para los más pequeños del pueblo. «En la información que nos relataron nuestros mayores estaba esta tradición protagonizada por los niños de la escuela y no hemos querido perderla». En esta parada «todo se hace igual» pero los personajes son protagonizados también por niños, explica Mambrillas, al tiempo que asegura que «es una tradición que a los más pequeños les encanta y están deseando que llegue su turno». 

Mascaradas de Mecerreyes. A.C.M.

Mascaradas de Mecerreyes. A.C.M.

Tras la última parada llega el Entierro del Gallo. «Se hace en una de las eras del pueblo. El gallo de trapo se entierra y mientras los danzantes bailan, un zarramaco venda los ojos al Rey y le dan vueltas para que con un asador trate de pinchar al gallo mediante las indicaciones de los presentes».

Con la vuelta al pueblo se celebra la subasta del gallo vivo. «El que más puja se lo lleva y o bien se lo queda o lo devuelve a la familia que lo cedió  para la fiesta», relata Mambrillas. Antiguamente «lo que se subastaba era la cresta porque la tradición decía que el mozo que se la llevara se la entregaba a su novia como símbolo de amor y  pedirle compromiso».

Un mozo corre con el gallo en la mano. A.C.M.

Un mozo corre con el gallo en la mano. A.C.M.

Una vez finaliza la subasta, el pueblo participa en el tradicional Baile de la Rueda y después las amas de casa y miembros de la asociación reparten entre los presentes los dulces típicos de Carnaval: guirlaches,  orejuelas y naranjas con azúcar». 

Actualmente existen 33 Mascaradas en Castilla y León, dos de ellas en Burgos. Tradiciones que suponen un revulsivo económico para los lugares en los que se celebran además de dar a conocer su patrimonio y su cultura y que la Comunidad quiere como Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial.

tracking