Cuatro empresas burgalesas se interesan por consolidar el convento de San Francisco

Cuatro empresas, todas ellas burgalesas, se han presentado al concurso para realizar las obras de consolidación y puesta en valor de las ruinas del convento de San Francisco, ubicado en la calle del mismo nombre de la capital burgalesa.

El área de Patrimonio del Ayuntamiento de Burgos ha puesto en marcha la licitación de esta actuación sobre este espacio urbano que ha estado décadas abandonado. Después de una primera intervención de urgencia, durante el año 2021, promovida por la junta del distrito Centro-Norte para evitar la progresión del deterioro, con este nuevo proyecto se va más allá y se piensa en poder abrir al público este antiguo convento. El importe que se destinará a la nueva actuación es de algo más de 212.000 euros con el IVA incluido.

La adjudicación de las obras todavía tardará unas semanas mientras los técnicos estudian la documentación remitida y se emite una propuesta. Eso sí en el pliego se especifica que el plazo de ejecución de los trabajos será de seis meses desde que se firme el contrato.

El Ayuntamiento de Burgos apuesta por consolidar el monasterio, cuya fundación se achacó a San Francisco de Asís en 1213, que ha pasado largos años olvidado, a pesar de contar con una rica historia, vinculada con esta parte de la ciudad. Tras realizar un contrato menor que fue adjudicado a la arquitecta Rosa María Bellido Plá por el que esta profesional redactó un proyecto para la siguiente intervención, ahora toca el turno de ejecutar las actuaciones previstas en ese documento.

La propuesta de esta especialista permitiría realizar visitas al interior del inmueble e incluso celebrar pequeños eventos sociales o culturales en su interior con carácter extraordinario. De manera habitual, permanecerá cerrado y vallado, pero como indica Sonia Rodríguez, edil delegada del área de Patrimonio municipal, esta segunda fase da un impulso a «su utilización y valorización» por parte del público en general.

Como recoge la propuesta de restauración, la intervención consistirá en la limpieza profunda de las piedras, eliminar los grafitis, que proliferan cada cierto tiempo por la acción de los vándalos, la consolidación de los muros, pero también se quiere actuar en la zona exterior, en las losas de hormigón, así como en los jardines, que están deteriorados por el paso del tiempo.

En la primera fase de las obras hubo elementos en los que no se pudo actuar «por la especialización que requerían», en la siguiente se va a contar con empresas especializadas en patrimonio que puedan «hacer labores de restauración con garantías». En los muros originales «es necesario limpiar las pintadas, así como la costra y la microvegetación, que contribuye al deterioro progresivo». En cuanto al talud de sustentación de la cimentación se ha comprobado que existe deterioro y, por tanto, conviene reforzar y adecentar el aspecto.

El distrito Centro-Norte de la capital es el que animó, desde su constitución, a mirar hacia estas ruinas, prácticamente abandonadas a su suerte, buscando que no desapareciera el relato histórico vinculado al convento. De esta manera, hubo una primera fase a la que se destinaron 40.000 euros y llegará una segunda que se eleva por encima de los 200.000 euros. 

A finales de 2021 la empresa Itarq ponía fin a la primera obra que recibía el convento en años. Tras estudiar el estado de las ruinas, las actuaciones consistieron en la limpieza de la vegetación y su desbroce ya que había crecido alrededor de las ruinas de manera descontrolada y también entre los propios muros que se mantienen en pie.

El convento de San Francisco entró en la lista roja de Hispania Nostra en noviembre de 2014 como consecuencia de su avanzado deterioro. Los restos de este conjunto histórico pertenecen  al Ayuntamiento de Burgos desde que en 1972 el Ministerio de Defensa lo donó a la ciudad