El Correo de Burgos

SUCESOS

La Guardia Civil mata en un tiroteo a un policía huido e investigado por narcotráfico

El agente, de baja psicológica, había robado la pistola de un compañero en una comisaría de La Coruña / Disparó a los agentes cuando le interceptaron en Burgos y fue abatido en una gasolinera de Villagonzalo Pedernales

Imágenes de un impacto de bala en un coche de la Guardia Civil y lugar en el que el agente murió en el tiroteo. SANTI OTERO

Imágenes de un impacto de bala en un coche de la Guardia Civil y lugar en el que el agente murió en el tiroteo. SANTI OTERO

Publicado por
D. SANTAMARÍA / M. REMÓN
Burgos

Creado:

Actualizado:

Nada evidenciaba en la mañana de ayer lo que horas antes había sucedido en la gasolinera situada a la entrada de Villagonzalo Pedernales. Tan solo los restos de un charco de sangre con gotas aún visibles tras su limpieza y tres orificios de bala en el túnel de autolavado desvelaban lo acontecido en plena madrugada, cuando Óscar Antonio Piñón Casal, policía nacional gallego de baja psicológica e investigado por un presunto delito de narcotráfico, era abatido a tiros por agentes de la Guardia Civil tras una persecución de película iniciada poco antes en la autovía A-231.

De hecho, fueron dos veces en las que este agente de la Policía Nacional, en su huida desesperada, disparó contra los guardias civiles que recibieron el aviso por parte de la Policía Nacional de que este policía había robado un arma y que podía estar dispuesto a usarla, como así fue. 

Con 23 años de experiencia en la Policía Nacional, este agente de 46 años  estaba siendo investigado por Asuntos Internos tras su detención, el pasado mes de marzo, a raíz de una operación contra el tráfico de cocaína rosa y éxtasis en Ferrol, su ciudad natal, que se saldó con cuatro detenidos. Según avanzaba La Voz de Galicia, el agente quedó en libertad a las pocas horas de su arresto al no hallarse sustancias estupefacientes en su domicilio ni pruebas que le incriminaran. El resto de implicados, todos en prisión, guardaron el más absoluto silencio. 

Bajo la lupa de Asuntos Internos desde entonces, el policía gallego se personaba este pasado martes en la Comisaría de A Coruña donde trabajaba para entregar su placa y tramitar su pase a segunda actividad. Fue entonces cuando aprovechó para sustraer el arma a uno de sus compañeros en su taquilla.

Fue entonces también cuando decidió huir sin ser consciente de que pronto se convertiría en el único sospechoso del robo, activando todas las alarmas para localizarle lo antes posible. Una vez determinada su ubicación, la Policía Nacional avisó al Centro Operativo de Servicios (COS) de la Guardia Civil sobre la inminente entrada en territorio burgalés de un conductor armado a través de la A-231 que era peligroso y que podría usarla.

A partir de dicha comunicación, se estableció  un operativo conjunto entre Guardia Civil y Policía Nacional de seguimiento y vigilancia que, a priorí, debía culminar con un control en esta autovía que conecta León y Burgos. Fue una patrulla de Seguridad Ciudadana de la Comandancia de la Guardia Civil en Burgos la que, en torno a las 3.00 horas, intercepta por primera vez al policía huido, entre las localidades de Las Quintanillas y Tardajos. Sin embargo, Piñón Casal no cejó en su escapada y decidió abrir fuego contra los efetivos del Instituto Armado que le dieron el alto.  

Teniendo en cuenta que portaba un arma y que «podría hacer uso de ella en cualquier momento», la coordinación entre ambos cuerpos se estrechó aún más si cabe con el objetivo de detener al policía ferrolano lo antes posible. Desde los primeros disparos, entre las localidades de Las Quintanillas y Tardajos, el prófugo logró llegar hasta la estación de servicio de Villagonzalo, a unos 15 kilómetros del punto donde fue interceptado y muy cerca de la capital.

Ahí se acabaría la persecución. Después de enfilar por la BU-30 y entrar en la A-62, Piñón Casal decidió acceder a la gasolinera. Sabiéndose acorralado, se apeó del turismo en el que viajaba y volvió a disparar contra las tres patrullas de la Guardia Civil que le cercaron en esta área de servicio ubicado en el término municipal de Villagonzalo Pedernales. En ese momento, se produjo un intercambio de disparos en el que los agentes de la Guardia Civil le abatieron.

Eran las 3:48 horas cuando el Servicio de Emergencias del 112 recibía el aviso de un tiroteo en la estación de servicio de la entrada de Villagonzalo, junto al hotel Rey Arturo. Según el alertante, la persona que había resultado herida sangraba en abundancia y necesitaba asistencia sanitaria. No obstante, el agente en busca y captura fallecería antes de que los facultativos pudiesen atenderle. Por otro lado, ninguno de los agentes que participaron en este operativo resultó herido. Sí varios de los vehículos, que recibieron impactos de bala. 

«Serio riesgo para la vida»

 «Todo se ha precipitado porque ya había sido detenido y los últimos compases no auguraban nada bueno para un futuro cercano», señalaba el subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente, mientras ponía de manifiesto el «serio riesgo para la vida de los agentes» tras una una actuación que constituye un «hecho trágico en el que se pierde una vida». Asimismo, reiteró que el policía huido trató de oponer resistencia «tirando al hombre». 

En declaraciones recogidas por Europa Press, el subdelegado remarcaba que el agente Piñón Casal estaba «inmerso en un tema de narcotráfico». Sea como fuere, puso en valor el trabajo desempeñado por la Guardia Civil y la Policía Nacinal a la hora de colaborar en la detención de este agente a través de una operación que, pese al resultado final, resultó «rápida, compleja y efectiva», congratulándose además de que no se produjese «ninguna baja» entre los policías y guardias civiles que intentaban detenerle. Por otra parte, De la Fuente precisó que las cámaras de tráfico situadas en la autovía facilitaron la localización del policía huido en la provincia de Burgos. 

Como en todos los casos en los que ha habido un tiroteo en el que ha estado un guardia implicado, la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de Burgos elabora un atestado para determinar las circunstancias en las que se produjo el tiroteo. Un informe, que se remite al juzgado de Instrucción, que ha declarado secretas las actuaciones, en el que se aportan imágenes de las cámaras de seguridad de la estación de servicio, así como los testimonios de los testigos del tiroteo. Unas imágenes de las cámaras de seguridad en las que se aprecia que el policía sale de su vehículo y empieza a disparar, a lo que responden los agentes, que lo hacen de manera proporcionada a la situación generada por el agente abatido, por lo que no hay dudas sobre el modo de proceder de los guardias civiles. 

De Canarias a casa

Con 23 años de trayectoria en el Cuerpo Nacional de Policía, Óscar Antonio Piñón Casal estaba destinado en la Comisaría de Lonzas, en A Coruña, concretamente en el área de Seguridad y Calabozos. Su vida personal y profesional daría un giro de 180 grados hace menos de un mes tras verse sorprendido en un domicilio de Ferrol, junto a otras tres personas, con un amplio surtido de drogas. De entrada, más de 160 gramos de cocaína según confirmó La Voz de Galicia. 

Nada volvería a ser igual para este agente, bajo la sombra de la sospecha pese a que la Policía Nacional no pudo aportar más pruebas sobre su relación con los otros tres detenidos, a quienes sí se les intervinieron distintas cantidades de sustancias estupefacientes en sus respectivas viviendas. 

Más allá de su ostracismo, bajo el foco de Asuntos Internos y a expensas de pasar a segunda actividad por sus problemas psicológicos, este periódico ha podido saber que Piñón Casal estuvo destinado hace una década en Maspalomas (Canarias). La vida le sonreía por aquel entonces y nadie hubiese imaginado que acabaría viéndose inmerso en una espiral de autodestrucción, por problemas de adicción a las drogas y el alcohol, mezclada con un arresto por parte de sus propios compañeros. En aquella época, tan bien le iban las cosas que incluso llegó a ser condecorado con la cruz al mérito policial con distintivo blanco. 

No se sabe por qué, pero todo se torció cuando volvió a su Galicia natal. El caso es que llevaba dos años de baja psicológica y una serie de problemas familiares y personales propiciaron que se fuese introduciendo poco a poco en una espiral de abuso de drogas de la que no supo salir. Según apunta además el rotativo gallego, pesaban sobre él dos denuncias por violencia de género y el fallecimiento de su madre durante la pandemia agravó notablemente su estado. 

tracking