El Correo de Burgos

Protestas de los negocios de imagen personal

El alza de costes y el bajón de clientes hunde el sector de peluquerías y estética

Los clientes han espaciado su visitas, los gastos se han duplicado y el IVA sigue al 21% / El sector agoniza, suma un 80% de perdidas con respecto a 2019 / Exigen «al menos volver al impuesto que nos corresponde como sector esencial» / Hoy se concentran en la Plaza Mayor

El sector de peluquerías ha visto cómo la clientela espacia más sus visitas mientras se doblan los gastos básicos.

El sector de peluquerías ha visto cómo la clientela espacia más sus visitas mientras se doblan los gastos básicos.Santiago Otero Ramiro

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Burgos

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Es tiempo de bodas y comuniones. Los salones de belleza tenían que estar llenos. Pero esos sábados frenéticos, sin espacios en la agenda, son prácticamente un recuerdo en los salones de estética y peluquería. «La gente ha espaciado mucho las visitas a la peluquería o al centro de estética, se viene menos, con la pandemia se han apañado de otra manera», explica la coordinadora local de la plataforma Creer en Nosotros en Burgos, Amelia Porres.

A una reducción de la clientela, y la normalización del háztelo tu mismo generado por la pandemia, se une el incremento de costes. La electricidad es el principal. Todos sus aparatos están unidos a un enchufe. Y los costes se han duplicado. También han subido los productos con los que dar una nueva imagen a quien acude a sus establecimientos. Las cifras destrozarían cualquier balance de cuentas: desde 2019 han perdido, año a año, hasta 2023 el 80% de su facturación. «Hay veces que no te llega para cobrar tú mismo», explican.

Un cambio de mentalidad y de uso de peluquerías, barberías y centros de belleza y un contexto nada favorable que obliga a reorganizar el trabajo y hacer cuentas. El 20% de los negocios de estética y peluquería de Burgos, generalmente impulsado por mujeres autónomas, han bajado la persiana de manera definitiva en este periodo porque «las cuentas no salen».

Asfixiados y reduciendo plantilla

«Quien antes tenía tres o cuatro empleados se ha quedado con uno a jornada completa o media jornada». Salen a la calle una vez más para reclamar algo que «no debió ser o que al menos ya tendría que haberse corregido». La reducción del Impuesto del Valor Añadido (IVA). Pasar del 21%, considerado producto de lujo, al 10%, como bien esencial. El que tenían hace diez años era del 8%.

Una medida que, una vez más, volverán a reivindicar en la calle. No es la primera vez. En toda España han organizado más de 400 manifestaciones en los últimos años. La próxima este lunes a las 10 en la Plaza Mayor. Convocada por la Alianza Empresarial por la Baja del IVA en la imagen personal y la plataforma de imagen personal ‘Creer en nosotros’. Movilizarán en diferentes días a peluqueras y peluqueros, barberos y profesionales de estética durante la campaña electoral a las municipales. La iniciativa cuenta con el apoyo de las principales patronales autonómicas y nacionales del sector.

Reivindican, una vez más, la vuelta a un IVA que se corresponde con su carácter esencial. «Como ya se vio en la pandemia que fuimos de los primeros en abrir». Reclaman un Real Decreto Ley que les derive, de nuevo, al IVA reducido. No será Burgos la única plaza que se llenará con el movimiento de Tijeras rotas. Las manifestaciones arrancaron el 8 de mayo en Lugo, Zaragoza y Zamora. Continua este lunes en Burgos, Santander, Barcelona, Murcia y Menorca. Y habrá más concentraciones hasta el 22 de mayo.

El cambio de IVA se produjo en plena crisis económica. El gobierno de hace diez años aprobó una subida a negocios de imagen personal, floristería, papelería, funerarias, cines, teatros… Aquello supuso un alza de la tributación del 163%. «Nos convirtieron en recaudadores porque era inasumible aplicar esa subida de impuestos a los clientes», añaden.

Floristerías, funerarias y eventos culturales recuperaron su IVA reducido. Las peluquerías, centros de estética y barberías fueron las grandes perjudicadas. No se ha movido su carga fiscal cuando «ni siquiera están grabando un producto, es un servicio», denuncian. Exigen el mismo trato porque, también, son esenciales.

«Somos un servicio esencial porque atendemos gente con tratamientos oncológicos muy duros, personas dependientes, señoras que no pueden levantar la mano para peinarse y lo necesitan porque verte bien, bonita o guapo en el espejo te anima el día y esa es la razón por la que en pandemia abrimos de los primeros e incluso en lo más duro del confinamiento podáis visitar algunos clientes», recuerda Amelia Porras. Reivindica, también, la situación de las peluquerías y salones de belleza rurales «completamente abandonados» en un sector que «el 86% de la plantilla empleada son mujeres y jóvenes».

El sector cuenta con profesionales de dilatada experiencia. La media de edad de los titulares de los negocios es de 47 años con 24 años de experiencia a sus espaldas de media. Titulares en edades complicadas para buscar un nuevo destino laboral y empleados jóvenes y mujeres, dos colectivos que engordan las listas de paro. Pero no perciben ayuda ninguna. Ni antes, ni durante, ni después de la pandemia que ha supuesto un punto de inflexión para estos negocios.

«De nosotros no se acuerda nadie, ni la Junta, ni el Estado, nadie. En el confinamiento más estricto sí que se dio algo desde la Junta, desde el Ayuntamiento, la paralización de actividad momentánea, pero luego son subvenciones y ayudas que se cobran en la declaración…» reivindica. Pero remitir la subida del IVA es «algo que nos puede ayudar a seguir adelante». Miran a la hostelería que «sufrieron mucho en pandemia, pero se les apoyó». Esos negocios hoy han dejado atrás los efectos de la pandemia. «Nosotros no hemos recuperado actividad desde el confinamiento, ya llevábamos un tiempo mal, pero después de la pandemia la gente aprendió a hacer las cosas por si mismo, se dejaron canas… vienen menos».

Los datos reflejan esa asfixia del sector de la imagen personal. Uno de cada tres salones ha pasado a prestar servicio sólo el dueño. Quien aún mantiene empleados es uno o dos. La facturación volvió a bajar en 2022 un 10%. Se calcula que desde 2019, año a año, han perdido un 80% de ingresos. Los gastos energéticos se han disparado, los productos han subido precios como el IPC, más el peso del gasto fiscal y más exigencias en forma de normativas sobre prevención de riesgos, protección de datos, situaciones de acoso que «conllevan cursos que también tienen un coste». Así que a muchos las cuentas no les salen. La bajada de la carga fiscal sería un pequeño alivio porque «a penas subes tarifas, no puedes aplicar el incremento de costes brutal que arrastramos al precio del servicio porque los clientes no lo podrían asumir».

Para algunos profesionales del sector es que «somos muchos, que nos han subido 150 euros de media al mes en el pago de impuestos, el PSOE nos apoyaba en la oposición, cuando llegaron al gobierno, vieron números, y así seguimos», resume Jesús María Busto Riaño. Algunos sienten que «se ha bajado a sectores de ocio y entretenimiento, tenemos que estar entretenidos así no pensamos parece… a nosotros nos están ahogando», asegura Esther Barbero Sancho. Hoy dejarán claro en la Plaza Mayor que ya es el momento de reducir el IVA al 10% para un sector que agoniza.

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