El Correo de Burgos

Ciadoncha

Milenario asentamiento en pleno Arlanza

Ciadoncha se encuentra emplazada en un enclave privilegiado, en medio de una llanada en un triángulo entre los ríos Cubillo, Cogollos y Arlanza

La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los tesoros arquitectónicos más sobresalientes del pueblo.

La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los tesoros arquitectónicos más sobresalientes del pueblo.ECB

Burgos

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Con su rotundo y sonoro nombre, Ciadoncha es un asentamiento de población desde hace más de un milenio. Estos campos de la planicie burgalesa, en la comarca del Arlanza en un triángulo entre los ríos Cubillo, Cogollos y Arlanza, fueron repoblados en los primeros tiempos de la reconquista, allá por el siglo IX y desde entonces generaciones de vecinos han vivido de su producción cerealista y ganadera, que son históricamente los dos mayores recursos del pueblo junto con el vino de la DO Arlanza.

Hoy menguada su población como en casi todos los pueblos de la provincia, los poco más de setenta vecinos fijos censados reciben el aluvión de los ‘hijos del pueblo’ que acuden a veranear y prepara las fiestas de agosto. 

El día 15 se celebrará la Asunción de la Virgen como cada año y el 26 de septiembre será la fiesta de San Cosme y San Damián, que se celebrará con misa, procesión y baile. Ciadoncha, a lo largo de su milenario periplo, ha mantenido su devoción a su patrona Santa Bárbara.

La casa consistorial del municipio, de partido judicial de Lerma y a 25 km de Burgos.

La casa consistorial del municipio, de partido judicial de Lerma y a 25 km de Burgos.ECB

Historia

Un hito trascendental en la historia de Ciadoncha aconteció el 24 de noviembre del año 978, cuando la villa entró en la órbita del prestigioso Infantado de Covarrubias. 

En ese memorable día, el conde García Fernández estableció un dominio espiritual y material en el monasterio dúplice de los Santos Cosme y Damián de Covarrubias, instituyendo así un lazo indeleble que perduraría durante cuatro centurias. 

Este arraigo monástico propició esplendores religiosos y culturales que, en parte, aún reverberan en la actualidad, evocando la esencia de un pasado glorioso.

Con el devenir de los siglos, los señores y propietarios de Ciadoncha variaron. A finales del siglo XV, los Zúñiga se erigieron como señores feudales, sin embargo, sus diferencias con la reina Isabel les condujeron por caminos de desavenencia. 

Luego, los Salazar asumieron el título de señores de la villa, y en un evento trascendental ocurrido en 1681, Ciadoncha fue elevada al prestigioso rango de marquesado.

Monumentos

El patrimonio histórico y artístico de Ciadoncha es verdaderamente encomiable con su imponente iglesia para un pueblo de su tamaño. El tempo de Nuestra Señora de la Asunción, una sólida construcción de sillería. 

Presenta un modesto exterior pero, sin embargo, al adentrarse en su interior, los visitantes quedan maravillados por su elegancia y belleza. 

La iglesia posee una sola nave, pero la existencia de dos etapas constructivas, una gótica del siglo XIII en la cabecera, y otra del siglo XVI con bóvedas más complejas en el resto de la nave, revela la rica historia arquitectónica y el paso del tiempo.

Una de las calles del pueblo, en el que están censadas algo menos de 80 personas.

Una de las calles del pueblo, en el que están censadas algo menos de 80 personas.ECB

En el interior de la iglesia, el retablo mayor se erige como una obra maestra del arte barroco, realizada hacia 1750 y decorada con exquisitos adornos de rocallas y esculturas de la Asunción, San Cosme y San Damián. Estos tesoros artísticos son obra de los renombrados maestros hermanos Cortés del Valle y el talentoso escultor Juan Romero, cuya habilidad y destreza se reflejan en cada talla y detalle.

Pero la iglesia también alberga una bella pila bautismal ubicada en los pies de la nave, en el sotocoro. Su forma es un derroche de simbolismo, con una basa que representa una serpiente mordiéndose la cola, y una copa semiesférica gallonada. Esta pila bautismal, que ha sobrevivido al paso de los siglos, nos transporta a épocas lejanas y evoca la importancia de la tradición religiosa en la vida de Ciadoncha.

Además de la pila bautismal, la iglesia conserva tesoros artísticos adicionales que datan de distintas épocas históricas. Un Crucificado gótico del siglo XIII, alojado en un sencillo retablo barroco, nos conecta con el arte sacro de épocas medievales, mientras que una Virgen sedente con el Niño, del siglo XVI, nos recuerda la riqueza artística y devocional de la época renacentista.

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