El Correo de Burgos

La Casa de los Cubos ya supera la afluencia del 2022 y pasará de los 20.000 peregrinos este año

Sus responsables aún aguardan a firmar el convenio con el Ayuntamiento para 2023

Dos peregrinos a la puerta de la Casa del Cubo, sede del albergue municipal de Burgos. SANTI OTERO

Dos peregrinos a la puerta de la Casa del Cubo, sede del albergue municipal de Burgos. SANTI OTERO

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Burgos

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Si hay una medida clara de la buena salud de la ruta jacobea en Burgos es la afluencia de peregrinos. Y el albergue municipal de la Casa de los Cubos, que gestiona la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, es un termómetro de precisión.

El diagnóstico es claro: pese a su antigüedad este histórico trazado está muy vivo. Incluso recuperaba la forma tras el azote del coronavirus y sus secuelas, que las hay y persisten. Así, los 19.655 peregrinos que hacían parada hasta el 31 de octubre en las instalaciones de la calle Fernán González evidencian un regreso a una nueva normalidad más que consolidada.

Cabe recordar que en 2020 -dadas las restricciones- la cifra se quedó en 1.850. Subió a 8.050 en 2021 y se disparó a 19.255 en el 2022. En el pasado, antes de la pandemia, se llegaron a rozar los 30.000. No obstante, esa ya no es la meta, que se aproxima mucho más a las 20.000 pernoctaciones que se superarán este año. «En estos últimos tiempos la oferta se ha diversificado mucho. Además de los tres albergues que hay en la ciudad, Divina Pastora y Emaús junto al municipal, hay un montón de hoteles, hostales, fondas, pensiones y pisos turísticos», recuerda Aguirre. En paralelo, el coronavirus ha hecho que las demandas de la gente hayan variado y una parte prefiere ahora no compartir espacios, lo que hace que se descarte el albergue como alojamiento. De ahí el descenso respecto a las épocas álgidas.

Con todo, la evolución es satisfactoria y la agrupación ya da por bueno el año, con la temporada alta finalizada. Toca pensar en las mejoras en las que han de invertir. De hecho, ya han mantenido una reunión con los profesionales que se encargarán de ellas. «Llevamos 15 años en funcionamiento con un uso continuado que nos obliga a frecuentes reparaciones. Aprovechamos las fechas de menos afluencia, desde el puente del Pilar hasta Semana Santa, para hacerlas», explica el representante de una agrupación que reúne a 600 socios.

Y mientras la vida sigue, el convenio municipal permanece en el aire. Noviembre camina hacia segunda mitad y no se ha rubricado aún el acuerdo por el que el Ayuntamiento sufraga parte de la actividad de la organización. «Ocurre todos los años», aclara Aguirre, resignado pero convencido de que algo falla para que estos retrasos sean lo habitual.

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