Déficit de aparcamientos de motos en Burgos: 250 matriculadas por cada espacio reservado
La ciudad cuenta con unas 40 zonas destinadas a tal fin, «insuficientes» según los usuarios, «especialmente en el centro», y el Ayuntamiento estudia crear más junto a pasos de peatones. El parque de este tipo de vehículos suma 9.846 en la capital y roza los 29.000 en la provincia.
La capital burgalesa cuenta con 9.846 motocicletas y ciclomotores, según los datos más recientes de la Dirección General de Tráfico. Estacionarlas en la ciudad no es cosa fácil, menos aún desde que allá por 2020 la entrada en vigor de la nueva ordenanza de Movilidad las desterrara de las aceras y zonas peatonales.
Arrecian desde entonces las críticas de los conductores por la escasez de espacios de aparcamiento, en particular en el centro urbano, zona de mayor afluencia, lógicamente. Las plazas, a su juicio, son claramente «insuficientes».
Una sencilla operación basta para constatarlo, pues por cada zona habilitada -unas 40 en el conjunto del municipio, con aforo variable- hay más de 250 motos matriculadas. En las proximidades del casco histórico, frecuentadas por usuarios llegados de distintos puntos de la ciudad, la proporción lógicamente se dispara y ronda el millar de vehículos por área.
Complica la situación el claro aumento de este tipo de vehículos en los últimos años. Solo en el municipio este parque en concreto crecía un 9% en apenas un lustro, al pasar de los 9.028, 7.041 motocicletas y 1.987 ciclomotores, en 2019 a rozar los 9.900 en 2023, ejercicio al que corresponde la última estadística completa disponible.
Con todo, esta cifra no supone ni un tercio del total acumulado en el conjunto de la provincia, pues el grueso de los vehículos en cuestión están censados fuera de la capital. Así, en suma Burgos cuenta con 28.920 motocicletas y ciclomotores, un 12,5% más que las 25.700 registradas antes de la pandemia.
De vuelta a los aparcamientos, verdadero quebradero de cabeza para los que apuestan por las dos ruedas (a motor) para agilizar sus traslados urbanos, cabe recordar que el artículo 54 de la citada ordenanza establece que «las motocicletas, ciclomotores (2, 3 y 4 ruedas), quads y vehículos análogos se regirán por las normas de aplicación establecidas en el Real decreto Legislativo 6/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial y los Reglamentos de desarrollo», por lo que «no podrán circular ni estacionar en las calles peatonales, en las zonas peatonales, incluidas aceras, andenes, paseos o zonas ajardinadas, ni por las vías o carriles señalizados para las bicicletas, excepto por ciclocalles y ciclocarriles en los que esté permitida la circulación de aquellos».
Añade el documento que en el caso de los vehículos a motor de dos ruedas, estos podrán utilizar «los estacionamientos delimitados para motocicletas y ciclomotores (que se ubicarán en la calzada) y de no existir estos estacionarán en los espacios establecidos para los demás vehículos».
Aunque esta indicación permite usar cualquier zona general, incluso las controladas por la ORA sin necesidad de abonar cantidad alguna por su uso, los conductores subrayan el riesgo de daños que entraña esta práctica para las motos, expuestas a roces sin consecuencias para un turismo que en su caso pueden suponer una avería importante.
Una razón más, alegan, para reforzar las zonas reservadas y, de paso, velar por su correcto uso, algo que ahora ocurre raras veces. Y es que los usuarios habituales se quejan de la impunidad con la que vehículos de cuatro ruedas invaden estos estacionamientos específicos para motocicletas y ciclomotores. «Si no se multa por ello es imposible que se respeten», insisten.
Otro problema es la ocupación temporal de estas áreas con elementos ajenos, como ocurre ahora con los contenedores de basura de la avenida del Cid, número 6. El plan frustrado de soterrar estos depósitos -por la aparición de restos arqueológicos de valor que Patrimonio obligaba a conservar- hacía que Medio Ambiente optara por instalarlos de manera provisional en uno de los puntos más utilizados del centro. La propuesta del área en cuestión es compensar esta pérdida de plazas con la creación de otras unos metros más arriba de la misma avenida.
En la actualidad, el listado de espacios distribuidos por el trazado urbano incluye, además del citado, los de la calle del Carmen, calle Cascajera (frente a las piscinas de verano del Plantío), avenida Castilla y León, junto a la Comisaría y en los números 48 y 84, calle Condestable, 7 -uno de los más utilizados-, avenida Constitución, en los números 17 y 21, calle Diego Laínez, en el parking disuasorio de Las Torres, calle Dos de Mayo, calle Eduardo Martínez del Campo, avenida Juan Ramón Jiménez, calle León XIII con Reyes Católicos, calle Obdulio Fernández, cruce con Carmen Sallés, plaza de los Deportes, avenida Reyes Católicos, calles Santiago, junto a San Bruno, Segovia, Tinte y San Pedro Cardeña, números 67 y 79, calles Francisco Encinas, San Julián, San Isidro y Consulado (junto a la Subida de San Miguel), avenida Cantabria, en varias ubicaciones, calle Legión Española y los habilitados más recientemente junto a los pasos de peatones en las calles Victoria Balfé y Condesar Mencía, para reforzar la seguridad en los cruces del G3, y en el recorrido de los carriles bici de Reyes Católicos y la calle Vitoria.
Un repaso a la relación detallada, facilitada por los servicios municipales, arroja diferencias notables por zonas en cuanto a estos aparcamientos. Destaca la ausencia total de ellos en el distrito oeste, en particular en el barrio de San Pedro de la Fuente, donde hallar hueco entre los turismos -única alternativa- se antoja harto complicado. Apenas un par de áreas salpican el sur de la ciudad, siendo el norte -al que corresponden las grandes arterias céntricas- el más dotado en este sentido.
El Ayuntamiento baraja aumentar la lista de espacios al estilo de los penúltimos, ya que la experiencia puesta en marcha en el barrio de Vista Alegre, ha resultado exitosa.
Allí habilitaban estos aparcamientos específicos junto a varios pasos de peatones, tras registrarse en la zona varios atropellos graves, motivados en parte por la reducción de la visibilidad que implicaba la presencia de turismos junto a estos cruces.
Hace un año que afloraba con firmeza esta propuesta -defendida en su momento, e incluso con anterioridad, por el propio intendente jefe de la Policía Local, Félix Ángel García- tras el accidente en el que fallecía una mujer de 85 años. Se decidía entonces suprimir plazas de aparcamiento de turismos aledañas a varios pasos de cebra del entorno y destinarlas a aparcamiento de motocicletas y ciclomotores para ganar visibilidad y reducir el riesgo.
Doce meses después los responsables municipales consideran que la medida, sin ser la panacea, «se ha demostrado útil» y trasladan que «esta práctica se mantendrá y ejecutará siempre que existan problemas de seguridad», por lo que se analizan ya otras posibles ubicaciones que, de paso, reducirían el déficit de plazas.