El Correo de Burgos

PRIMERA CAMPAÑA DE ATAPUERCA 

Sin fondos, sin apoyos oficiales y con mucha ilusión. Así arrancó la primera excavación en Atapuerca

Descubrimos el inédito cuaderno de la primera campaña. El 2 de septiembre «hay fósiles en el escombro dejado por mañana». El 4, la mala noticia: «No hay dinero. ¿Qué ha hecho Hacienda? No se sabe pero vamos a tener que dejar la excavación pues tenemos muchas deudas»

Hubo que esperar varios días hasta poder disponer algunas cuadrículas (la imagen es de 1983) para realizar sondeos en yacimientos de la Trinchera.Memoria Sistema Fundación Atapuerca

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En las próximas semanas arrancará la campaña 47 de Atapuerca. Un hito porque se consumará el tercer traspaso de la dirección de excavación en unos yacimientos que han reescrito la prehistoria en Europa en varias ocasiones. Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro ceden el testigo a Marina Mosquera, Andreu Ollé, María Martinón y Alfonso Benito. Juan Luis Arsuaga continúa en codirección con José Miguel Carretero e Ignacio Martínez Mendizábal.

Una transición tranquila que muestra el potencial de un proyecto que inicia la excavación y el trabajo científico desde el minuto uno. Los fondos están claros, la división de tareas está completamente asimilado y la infraestructura y logística perfectamente amoldada al trabajo de más de 300 arqueólogos durante mes y medio. No siempre fue así.

El Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) que hoy afronta su tercer relevo en la dirección arrancó en agosto de 1978 con una docena de jóvenes voluntarios que acompañaron a Emiliano Aguirre y Trinidad de Torres, que había descubierto los fósiles de la Sima de los Huesos (ATA 1) unos años antes. El inicio no fue sencillo. Poco apoyo, muchas deudas y una subvención perdida. Pero la fe en un proyecto que en la limpieza de escombros ofrecía fósiles permitían avivar la ilusión y la fe en que estaban ante un proyecto único. Así se refleja en los apuntes registrados por Emiliano Aguirre y otros dos compañeros en el Cuaderno de Campaña, una especie de diario de abordo que relata, evento a evento, los primeros días de trabajo del EIA en Ibeas de Juarros. Un documento inédito al que ha tenido acceso este periódico que forma parte de un cuaderno único que relata el día a día de las primeras excavaciones y forma parte de la Memoria del Sistema de la Fundación Atapuerca que se conserva en el Edificio Emiliano Aguirre inaugurado el año pasado.

Laboratorios, decenas de investigadores de primer nivel, fondos para un buen almuerzo, transporte para movilizarse por hasta diez yacimientos. Los que arrancaron tuvieron muy poco apoyo, salvo algunas personas de la zona, el Grupo Espeleológico Edelweiss y la empresa Burgalesa de Sondeos. Limpiaron y desbrozaron muchos espacios, identificaron los primeros fósiles entre el sedimento removido. Descubrieron que el sol aprieta y las mañanas son muy frescas , era mejor madrugar y hacer el trabajo durante la mañana y que el domingo se descansa. Un trabajo sobre las cuadrículas que empezó a dar algunos frutos desde el principio y que realizaban con el sonido de los movimientos militares que se realizaban en el campo de maniobras cercano y sobre el que en varias ocasiones les advirtieron los militares. «Al medio día recibimos la visita de dos oficiales del Ejército para advertirnos que estamos en zona militar y que podemos encontrar metralla», relatan en el diario el 24 de agosto.

Según el Diario de Excavación el primer día de la primera campaña de excavaciones de Atapuerca se celebró el 22 de agosto de 1978. Contaban con la subvención de la Comisión Asesora para la Investigación Científica y Técnica y la colaboración de la Sección de Paleontología de Vertebrados y Humana del Instituto Lucas Mallada del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid, la Diputación Provincial de Burgos, el Departamento de Prehistoria de la Universidad de Salamanca y el Departamento de Paleontología de la Universidad de Zaragoza.

Según este diario de excavación, en el primer día «llegaron puntualmente a las 20 horas» Enrique Soto, Cristina Pereiro y Mercedes Gamazo de Madrid. El grupo más numeroso procedía de Zaragoza, donde en ese momento estaba adscrito Emiliano Aguirre primer director de las excavaciones de Atapuerca. Junto a él llegaron Enrique Gil Bazán, Ignacio Hermoso de Mendoza, Fernando Gascón, Ana María Navas, Maite Amare y José Antonio García que se perdió y llego una hora cuarenta y cinco minutos después. Junto a ellos desde Salas de los Infantes Belinda Navas.

Reparto de camas y espacios en «un caserón del pueblo de Ibeas de Juarros alquilado para el proyecto de Cueva Mayor por el profesor José María Apellániz». La colaboración entre ambos proyectos es palpable en estas líneas compartiendo materiales de trabajo. No será hasta la tarde del 23 de agosto cuando el equipo, que va variando con personas que llegan y otras que se van a lo largo de los 13 días en los que se inician algunas de las costumbre que hoy, 47 años después, se mantienen.

Desde el primer día las visitas en busca del apoyo oficial al proyecto y la falta de fondos se adivinan como una preocupación para el equipo. La primera visita es a la Diputación. Se entrevistan con el presidente Joaquín Ocio «sin embargo, la Diputación no había cobrado la parte de subvención que se les había notificado», apuntan. Son varias las visitas al Palacio Provincial sin mucho éxito. Hasta que el 4 de septiembre se confirman los temores. «En Burgos la terrible noticia: !No hay dinero! ¿Qué ha hecho Hacienda? No se sabe pero el caso es que vamos a tener que dejar las excavaciones pues ya tenemos muchas deudas y no podemos tener más», lamentan.

También se hacen visitas a los vecinos del Ejército. El grupo esperaba apoyo en preparación de los espacios de excavación pero también topográfico. La primera visita al Capitán general de la II Región Militar, Fernando Sanjurjo, quien «se interesa por el aspecto científico de la excavación, ofreciéndonos la ayuda que el Ejército nos pudiera prestar, apoyos que esperamos». Volverán a visitar a las autoridades militares en varias ocasiones hasta que el 29 de agosto la respuesta es más bien negativa. «Emiliano va a Burgos y se entrevista con el Capitán General. Las respuestas son: no nos darán andamios ni nos ayudarán en la topografía, se espera la contestación sobre el camión de agua». Este primer contacto se corregiría años después siendo los militares de la base de Castrillo del Val uno de los grandes colaboradores del equipo de Investigación de Atapuerca.

Pero en lo científico y de colaboración y compañerismo, la primera campaña fue de diez. Vecinos de la zona acuden en apoyo de los científicos que hacen vida social en el pueblo. Comen en Los Claveles, duermen en un caserón de la localidad, juegan a las cartas durante la tarde y trasnochan algún que otro día. Todo se refleja en un diario de excavación que narra las vivencias de los primeros 14 días del Equipo de Investigación de Atapuerca en los yacimientos.

La falta de fondos es una constante. El 23 de agosto, tras las visitas protocolarias a las instituciones, toca hacer acopio de material. «Se compran materiales con la fianza de Patxi García», relatan. Ese día por la tarde se realiza la primera visita a la Trinchera del equipo de pioneros. «Se encuentran los yacimientos excavados preliminarmente por Jordá y Trino Torres y la entrada a las Cuevas del Silo, Cueva Mayor y Sílex». Una visita en la que están acompañados por espeleólogos de Edelweiss encabezados por José Luis Uribarri. Se empiezan a repartir tareas que se concentran en el trabajo duro de limpieza de yacimientos y acondicionamiento de una Trinchera de Ferrocarril poblada de tierra caída y el desbroce de vegetación en la ladera del cerro al borde del conducto.

La diversificación de disciplinas científicas está presente desde el principio del trabajo científico. Se empiezan recogiendo «muestras paleontológicas y sedimentológicas con el propósito de obtener datos estratigráficos y paleoecológicos sobre la historia del Karst de Atapuerca». Aquí se indica que los fósiles que han recuperado anteriormente y que ponen a Emiliano Aguirre sobre la pista del potencial de Atapuerca «se están estudiando y restaurando en el Instituto Lucas Mallado». Es el material de ATA-1, la primera mandíbula extraída en la Sima de los Huesos por Torres publicada en la revista Zephirus después.

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