El Correo de Burgos

Asaja urge más seguridad en el campo frente al aumento de los robos

El sindicato agrario solicita un endurecimiento del Código Penal y mayor control y persecución a quien compra productos hurtados

Burgos

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BurgosEl último robo de productos agrícolas ocurrido la semana pasada en Los Balbases ha vuelto a poner sobre la mesa la preocupación del campo por el aumento de los hurtos.El sindicato agrario Asaja Burgos se hace eco de estos desvelos y solicita un mayor endurecimiento del Código Penal, un refuerzo de la presencia de la Guardia Civil en las zonas rurales y un mayor control administrativo y policial de quienes adquieren estos objetos robados. «Si se roban productos en el campo es porque hay alguien que los compra», sentencia su secretario provincial, José María Valdivielso.La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores llama la atención sobre el crecimiento, cuantitativo y cualitativo, de estos hurtos desde hace varios años, pero, enfatiza, en los últimos meses la situación está alcanzando una intensidad y una gravedad hasta ahora desconocidas. «La gran alarma social que esto está provocando entre los habitantes de los pueblos y el quebranto económico, en algunos casos irreversible, que ocasiona en las explotaciones agrícolas y ganaderas, hacen necesario el endurecimiento de las sanciones contempladas en el Código Penal tanto para el ladrón como para el comprador de los efectos robados», señalan desde el sindicato.

Asaja propone lo que ya dijo el pasado mes de junio cuando se aprobó la última reforma del Código Penal. El sindicato agrario planteó entonces la posibilidad de considerar como delito de hurto las sustracciones de productos o bienes en explotaciones agrícolas o ganaderas, cuando el valor de los mismos exceda de 100 euros en lugar de 400, como sucede actualmente. «La sanción al delincuente como autor de una simple falta de hurto es, a todas luces, insuficiente, sobre todo si tenemos en cuenta que, dado el bajo precio de los productos agrarios, para superar los 400 euros la apropiación ha de ser muy cuantiosa», remarcan.

Llaman la atención igualmente sobre el nuevo rumbo de estas acciones y señalan que de las tradicionales sustracciones de productos agrícolas y de cosechas se ha pasado a prácticas delictivas consistentes en asaltar naves agrícolas y ganaderas y apoderarse de tuberías y motores de riego, transformadores, equipos halógenos, maquinaria agrícola de toda índole -pesada y no pesada-, gasóleo y todo tipo de enseres que se hallan en las explotaciones agropecuarias. Incluso, observan, se ha llegado a poner en peligro la integridad física de agricultores y ganaderos, «pues estamos ya en presencia no solo de robos con fuerza en las cosas, sino también con intimidación sobre las personas».

Asaja advierte de que además de los importantes perjuicios económicos causados, que incluso imposibilitan el desarrollo normal de las labores agrícolas habituales, se está generando una enorme sensación de inseguridad e indefensión en el campo.

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