La musa Terpsícore consagra a danzadores, tetines y cachiburrios

J. C. R. / Burgos

Satisfecha podría estar la musa de la Danza, Terpsícore, con la demostración que danzadores y danzantes ofrecieron ayer en Burgos en la XXIII Muestra organizada por la Diputación Provincial de Burgos.

Los danzantes de Fresno de Río Tirón, Salas de Bureba y Pradoluengo, como reprentación burgalesa más los danzantes palentinos de Becerril de Campos, los vallisoletanos de San Cebrián de Mazote y los segovianos de Armuña hicieron las delicias del público que acudió ayer al Teatro Principal para contemplar estos movimientos rituales que se mueven entre lo religioso y lo profano.

Y es que la oportunidad es única porque en la provincia de Burgos todavía perviven unos 20 grupos, vinculados a su localidad de origen e insertos en las celebraciones festivas, en las que tienen un lugar de privilegio.

Con sus vistosos trajes y sus ‘herramientas de trabajo’: Palos, castañuelas, caja y dulzainas, las paredes del Principal quedaron impregnadas de ese trozo de historia que se resume en algo tan consustancial con la cultura como es la danza y la música.

Los protagonistas fueron los danzadores y ‘zarragones’, ‘tetines’, ‘bobos’ o ‘cachiburrios’ vestidos con sus trajes característicos y tradicionales; danzantes con camisa blanca, toquillaso mantones; cintas a la espalda y enaguas de encaje y zarragones con colores llamativos y en ocasiones de arlequín.

Según los organizadores de esta muestra, la sección de Cultura de la Diputación de Burgos, con esta muestra se pretende conseguir, por un lado, la valoración y potenciación de este tipo de danzas, que ocupan un lugar destacado en la cultura de esta tierra y que en estos momentos se encuentran en trance de desaparición, y por otro, ofrecer un espectáculo coreográfico de gran belleza y carácter.

Esta muestra es el resultado un año más, del esfuerzo que realiza en sus respectivas localidades, un nutrido grupo de personas, compuesto no sólo por los danzantes, sino también por los músicos, los ancianos y las mujeres, que en muchos casos han sido los únicos depositarios de esta importante manifestación; ellas se encargan de la vestimenta adecuada de los oficiantes directos de la danza, pero sobre todo de su principal apoyo y protagonista, que no es otro que la comunidad rural.