Tierra de Lara lucha por reactivar la actividad trufera

Recuperar una tradición aparcada durante décadas, dar a conocer al público la riqueza y calidad de un producto natural, y convertir su cultivo en fuente de empleo y reactivación económica, son los tres pilares sobre los que se sustenta la iniciativa puesta en marcha por la asociación Tierras de Lara, cuya presentación en sociedad ha sido la I Feria de la Trufa Negra de Burgos, que hoy acaba en Quintanalara.Charlas, exposiciones, degustaciones y exhibiciones gastronómicas son así algunos de los contenidos del programa de esta primera feria, que abrió ayer sus puertas y las cerrará esta tarde. El numeroso público asistente pudo así, conocer las creaciones gastronómicas que permite elaborar la trufa, con el show cooking del chef del restaurante briviescano de El Vallés, Miguel Cobo. E incluso pudo catarlas, gracias a la degustación de tapas realizadas por alumnos de la Escuela de Hostelería María Madre de Burgos.También se pudo adquirir en la feria el también llamado ‘diamante negro’, a 600 euros el kilo, así como gran variedad de productos derivados de ésta, excelente muestrario de las enormes posibilidades que se esconden tras la actividad trufera.Los alcaldes de Quintanalara y su vecina Revilla del Campo, Rubén Heras y Jesús Barrio respectivamente, fueron quienes inauguraron la feria, tras lo cual dieron las gracias al público que se acercó a la cita, entre ellos el diputado provincial Ramiro Ibáñez. A éste le trasladaron su agradecimiento por el apoyo de la Diputación al evento «y a otros muchos que desde la Asociación Tierra de Lara se llevan a cabo, con el fin de la puesta en valor de la treintena de pueblos y de las 60 asociaciones que confluyen en el seno de la entidad», afirmaron.Ocho años de trabajoLa feria celebrada en Quintanalara es un paso más en la iniciativa de impulso del cultivo de la trufa en que hace ocho años se embarcaron Tierras de Lara y diez vecinos de la zona, con ayuda del grupo de acción local. La dedicación de un puñado de hectáreas a este cultivo se ha convertido hoy, en cerca de 150 en manos de una veintena de personas, «que comparten con nosotros el deseo de hacer de este proyecto, una vía de recuperación de nuestras tradiciones a la vez que un intento para asentar población y reactivar el mundo rural», explicó Rubén Heras, alcalde de la villa anfitriona y miembro de Tierras de Lara.La feria fue también punto de encuentro de aquéllos interesados en saber cómo contar en sus terrenos con plantas micorrizadas que, en un futuro, puedan aportar el beneficios derivado de la recogida de trufas. O alcaldes de pequeños pueblos que se plantean esta actividad para rentabilizar sus parcelas comunales.Todos ellos contaron con la información que varios expertos ofrecieron a través de las charlas celebradas por la tarde. Una de ellas corrió a cargo de Ignacio Lafuente, ingeniero de montes y responsable de la empresa soriana Gesforma, quien destacó el enorme potencial que Burgos tiene para este tipo de actividad, «en el que tras una inversión inicial y con tiempo, se puede consolidar un recurso importante».Destacó cómo el primer paso debe ser un análisis del suelo elegido para después, en caso de ser apto, continuar con la instalación de un sistema de riego y la adecuación de la tierra para el cultivo de la melanosporum, más comúnmente conocida como trufa negra. «Actividad muy viable en Burgos en concreto, aunque también desconocida a pesar de que España produce un 30% de la trufa mundial, la mayor parte de ella para el consumo». Anima así a estudiar iniciarse en este cultivo, para el que bastan 4 ó 5 hectáreas de terreno, «aunque también una inversión previa y paciencia, pues son siete u ocho años los que tarda en dar frutos», comenta, «aunque existen ayudas públicas, «pues las administraciones también ven el enorme potencial de la trufa».MÁS EN EDICIÓN IMPRESA