El Correo de Burgos

BUREBA

Un otoño loco para las setas de temporada

Las XXIV Jornadas Micológicas reunieron hasta 230 especies

La muestra briviescana marcó un record en este evento otoñal.-

La muestra briviescana marcó un record en este evento otoñal.-

Publicado por
GERARDO GONZÁLEZ
Burgos

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Las XXIV Jornadas Micológicas de Briviesca han dejado claro que la meteorología atípica de este otoño ha mostrado su cara y su cruz. Así, tras posponerse la muestra hace pocas semanas por falta de ejemplares, el público ha podido disfrutar de la mayor cifra de especies reunida a lo largo de las 24 ediciones del popular evento, 230.Eso sí, los micólogos incidían de forma especial en el hecho de que «sólo se habían recolectado setas de ‘madera’, ya que las de prado prácticamente no han aparecido hasta la fecha».Este inhabitual desarrollo de las setas ha llevado a la aparición -señalaron-, del conocido como ‘falso níscalo’ antes que los ejemplares a los que imita, cuando lo normal era que sucediera al revés. Así, no dudan en considerar este año como el más raro en cuanto a las setas otoñales pasando de cestos vacíos al dilema de escoger la más sabrosa o las más curiosas.Según los habituales de la ‘busca y captura’ de hongos suculentos el tamaño de algunos ejemplares de boletus edulis los dejaban estupefactos, algo también constatado en otras especies gastronómicas.También los más inclinados a la parte científica del mundo de los hongos se mostraban satisfechos aunque un poco desbordados por la desmesurada abundancia. Esto ha llevado a que, avanzado ya el otoño, gran parte de ellos decidiera utilizar más la cámara de fotos que la navaja, para en lugar de recoger los ejemplares localizados para su estudio posterior , se decantaran por fotografiar los ejemplares hasta en el más mínimo detalle dejándolos en su lugar.Los aficionados, por el contrario, estaban entusiasmados con esta abundancia y con los caminos de acceso a las zonas tradicionales de búsqueda, pues presentaban el aspecto de cualquier calle de una ciudad, con decenas de coches estacionados en los que se habían desplazado los buscadores.Entre éstos los más precavidos se dedicaban a la recolección para su consumo sólo de las setas que conocían perfectamente, y los más entusiastas llenaban las cestas hasta el borde acudiendo en muchas ocasiones a los micólogos conocidos para que las clasificaran.Así, en la sede de la sociedad briviescana en el momento álgido de la campaña de otoño las setas se han colocado en grandes cajas de plástico, las cuales han superado los cien kilos el total de ellas.La llegada del invierno dará, o no, habida cuenta de los resultados finales de la campaña otoñal, congelando los ejemplares que lograron pasar desapercibidos a los numerosos buscadores.El auge de la afición por buscar setas como actividad de ocio se ha notado especialmente en las últimas semanas en los montes burebanos, donde durante los días festivos decenas de ‘seteros’ recorren diferentes zonas según el tipo de seta a recolectar o tras un ejemplar poco frecuente.En algunos municipios se ha llegado incluso a regular la recogida en los montes municipales, dada la creciente presencia de buscadores movidos por la alta cotización de determinadas especies.Dada la casi total ausencia de ejemplares de pradera, si se mantienen las condiciones meteorológicas habituales de otoño las próximas semanas pueden ser muy interesantes para los seteros. Tanto para los que realizan búsquedas selectivas por interés científico como para los que apuestan por la vertiente gastronómica.No obstante, los más experimentados insisten en la necesidad de mantener unos principios básicos a la hora de recolectar las setas. La más importante, no consumirlas sin la total garantía de que son aptas para el consumo, ya que la ampliación de sus zonas tradicionales facilita la mezcla de setas comestibles con otras tóxicas. Algo especialmente peligroso para los que recolectan setas siempre en lugares concretos.Asimismo, advierten que el exceso de confianza puede acarrear problemas de salud siendo imprescindible asegurarse de que todas las setas recolectadas son comestibles. Cualquier hongo que genere la más mínima duda sobre sus características debe descartarse o llevarse para su clasificación a micólogos expertos.

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