El Correo de Burgos

El año de las mociones de censura: dos fallidas y otras dos en el aire

Aranda, Fuentelcésped, Modúbar y Villarcayo cierran un ejercicio bronco con sus alcaldes en el punto de mira / Otros regidores y ediles han denunciado amenazas y agresiones

La moción de censura contra el alcalde en Modúbar no se llevó a cabo por la dimisión de un edil del PP.-RAÚL G. OCHOA

La moción de censura contra el alcalde en Modúbar no se llevó a cabo por la dimisión de un edil del PP.-RAÚL G. OCHOA

Burgos

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Aunque se hará efectiva el 10 de enero, la moción de censura contra el alcalde de Villarcayo, Miguel de Lucio, cerró un 2016 salpicado por diferentes polémicas consistoriales y protestas ciudadanas que han puesto en jaque a algún que otro equipo de Gobierno.A la moción de Villarcayo se sumaron otras tres con resultados dispares. La única que hasta el momento ha propiciado la salida efectiva de su regidor tuvo lugar el pasado mes de marzo en Fuentelcésped. No obstante, Marcos Alcalde podría asumir de nuevo el bastón de mando si la Justicia vuelve a revocar su destitución como ya hizo el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Burgos en octubre al considerar que los votos en contra de los cuatro concejales que promovieron su cese no se ajustan a la «mayoría cualificada que exige la norma».Alcalde debería haberse reincorporado a los 20 días hábiles de dictarse la sentencia. Sin embargo, el Ayuntamiento presentó un recurso de apelación. Así pues, la pelota se encuentra ahora en el tejado del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL), que por otra parte también recibió una demanda del Gobierno regional contra el Consistorio debido a las presuntas irregularidades que vulneran la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg).Mucho más sonada fue la fallida moción de censura contra la alcaldesa de Aranda de Duero, Raquel González. En abril, la izquierda en bloque -PSOE, IU, Sí Se Puede y Renovación Arandina Progresista (RAP)- daba los primeros pasos para formalizar un acuerdo a cuatro bandas que propiciase un nuevo Gobierno. Finalmente, el RAP dio por rotas las negociaciones en septiembre al considerar que ««a día de hoy no se dan las circunstancias apropiadas para apoyar la moción de censura». Una decisión que no gustó nada al resto de fuerzas políticas que remaban en la misma dirección, máxime cuando la formación localista expuso su decisión a través de un comunicado.Tampoco salió adelante la moción planteada por el PSOE y el edil popular José Antonio Marín en Modúbar de la Emparedada a mediados de diciembre para sacar de la Alcaldía a Rafael Temiño, de la Coalición Independiente por Modúbar y Cojóbar (CIMC).Pese a no contar con el apoyo del PP, Marín defendió la moción al considerar que el regidor no atendía a las propuestas de la oposición. Sin embargo, y contra todo pronóstico, el edil popular presentó su dimisión 15 minutos antes del Pleno, favoreciendo así la continuidad de Temiño al frente de la Corporación.Quien presentó su propia moción para despedirse del cargo por discrepancias con las diputaciones de Burgos y Álava fue el alcalde de Treviño, Ernesto Argote. Frente al «abandono» de ambas instituciones, decidió formalizar su renuncia mientras instaba al resto de la Corporación a hacer lo propio. No se dio el caso, y el Condado ha sufrido un breve vacío de poder hasta el 29 de diciembre con el nombramiento de su segunda de abordo, Elena Ramírez, como nueva regidora.Más allá de los insultosDesgraciadamente, las disputas y desavenencias políticas han ido este año más allá del debate para confrontar opiniones. Varias amenazas a regidores y concejales de la provincia han empañado la senda del diálogo para solucionar los problemas. Uno de los casos más preocupantes en este sentido se registró el 3 de diciembre en el Valle de Zamanzas. Tanto el alcalde, Juan José Asensio, como la edil IsabelRuiz fueron objeto de pintadas amenazantes que se suman a los insultos que, según denunciaba Asensio, sufren de vez en cuando por parte de vecinos descontentos con su gestión. La peor parte de la llevó Ruiz, ya que su vehículo apareció con las ruedas pinchadas y los retrovisores rotos.2016 también ha dejado dos conflictos de esta índole protagonizados por representantes municipales. «A ti te voy a joder, ya te pillaré luego fuera», le espetó en el Pleno de mayo el teniente de alcalde de Merindad de Río Ubierna, José Miguel Saiz, al socialista Mariano Nuño. El edil no dudó en denunciar los hechos y el Juzgado de Instrucción número 3 de Burgos obligó a Saiz a pagar 10 euros diarios durante dos meses. Mientras tanto, el PSOE exigía su «dimisión inmediata».También fue condenado por hechos similares el vocal del PP en Terrazos de Bureba tras la denuncia por amenazas presentada por el edil de Ciudadanos Elías Plaza, ratificada posteriormente por la Audiencia Provincial -mediante sentencia en firme- a principios de este mes.«Estoy denunciando en el Ayuntamiento aquello que entiendo que no está bien hecho y pidiendo información para tratar de que mi pueblo avance y eso no está gustando», esgrimía Plaza, quien presuntamente también sufrió lesiones por parte del hermano del técnico municipal del Consistorio en marzo. Por su parte, el grupo provincial de la formación naranja instó a los populares a adoptar «medidas inmediatas» e iniciar una investigación «sobre lo que está ocurriendo en Los Barrios de Bureba», tal y como manifestó su portavoz, Lorenzo Rodríguez.Pero los insultos a veces van más allá de la bravuconería verbal y se traducen en agresiones. Es lo que le sucedió a la concejala socialista en Pineda de la Sierra, Inés Camacho, debido a su voto a favor de cerrar un local que un grupo de jóvenes utilizaban como chamizo durante el Pleno de abril.Pues bien, a la hora de mostrar su disconformidad con la decisión de Camacho, un grupo de chavales se concentró a las 4,30 horas de la madrugada a las puertas de su domicilio con el objetivo de amedrentar a la concejala con artefactos explosivos y el lanzamiento de huevos y otros deshechos.Lejos de achantarse ante el escrache, Camacho y su marido salieron a buscar a los jóvenes para reprender su actitud. El encuentro, tras una breve persecución, se saldó con insultos y la denuncia de la edil contra siete personas por amenazas y agresión a su esposo.Por cuestiones -en principio- ajenas a la política, el último de estos lamentables episodios se produjo esta Nochebuena en Rublacedo de Arriba. Su alcaldesa, Marta Ruiz, se encontraba en el parque infantil navideño cuando solicitó a un grupo de vecinos -a petición de los padres de varios menores- que no grabasen vídeos por respeto a su privacidad.La negativa de éstos dio paso a una discusión que fue subiendo de tono y que culminó con Ruiz como víctima de una agresión que se saldó con un esguince en el brazo y su correspondiente denuncia en la Guardia Civil. Pero la cosa fue a más, ya que el día de Navidad su vehículo apareció con una rueda pinchada y lleno de escupitajos.Protestas pacíficasNo todos los conflictos acontecidos este año en la provincia se han desarrollado de forma violenta, ya sea verbal o físicamente. Claro ejemplo el de los vecinos de La Hidesilla, la urbanización de Quincoces de Yuso que reclama la pavimentación y mantenimiento de sus calles después de 25 años sin intervenir sobre ellas.Después de buscar soluciones a través de la palabra y ante la negativa del alcalde del Valle de Losa y del pedáneo a hacerse cargo de dicha intervención, la Asociación de Vecinos de la Hidesilla ideó un peculiar método de protesta el pasado 17 de diciembre. ¿En qué consiste? Básicamente, en organizar una concentración de vehículos que trazan un recorrido por las casas de varios ediles implicados. A diferencia de lo sucedido en Pineda, no se registraron atentados contra las propiedades particulares, tan solo sonoras pitadas para expresar su desacuerdo.La primera de estas manifestaciones -se celebrarán «una vez al mes», confirmaba el presidente de la asociación, Félix Rebollo- finalizó a las puertas del Ayuntamiento para hacer entrega de un escrito con sus peticiones. Aunque era domingo, el Consistorio estaba abierto con motivo de una reunión agraria en la que estaban presentes ambos alcaldes. Sin embargo, Rebollo aseguró que les cerraron las puertas «a cal y canto» al verles llegar.

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