Orellana niega las «grandes tramas» detrás de los incendios forestales

Todas las pruebas recabadas hasta el momento apuntan a que los incendios de Galicia, Asturias y León fueron «claramente intencionados». En cualquier caso, la directora general de Desarrollo Rural y Política Forestal del Ministerio de Agricultura, Esperanza Orellana, desmintió ayer en Burgos la existencia de «grandes tramas» como principal aliciente de los pirómanos. A su juicio, la motivación de quienes prenden fuego a los bosques obedece por lo general a «intereses mucho más banales», desde venganzas personales hasta el deseo de aprovechar el terreno quemado para pastos.Partiendo de esta premisa, Orellana se mostraba convencida de que este tipo de actos con premeditación no se basan en intereses económicos a gran escala. Al menos así lo sugieren los «informes de las fiscalías medioambientales», amén del endurecimiento de la ley, con penas de «hasta 20 años de prisión», durante la pasada legislatura. Sea como fuere, enfatizó que en la actualidad el 95% de los incendios se deben a la «acción del hombre», ya sea por imprudencia o de manera intencionada.Al margen de las causas, la representante ministerial destacó los avances en materia de política forestal durante los últimos cinco años, aunque al mismo tiempo reconoció que «es necesario hacer más». No obstante, indicó que una cuarta parte de los 8.000 millones procedentes del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader) se destinan a planes forestales, de tal manera que «es la segunda medida más programada» a nivel nacional.Orellana también abordó los problemas derivados de la sequía y la necesidad de consolidar una política de regadíos eficiente para paliar el «innegable» cambio climático. Sobre este apartado, explicó que el Gobierno central ha destinado en los últimos 15 años alrededor de 2.000 millones de euros para modernizar más de 1,5 millones de hectáreas. De esta forma, los 187.000 regantes beneficiados han cambiado su metodología «tradicional» por vías «alternativas» y «sostenibles» como el riego de precisión, por goteo o por aspersión. Así pues, quedarían pendientes 538.000 hectáreas, mientras que el 75% de la superficie nacional ya está «prácticamente modernizada».En Castilla y León, Orellana aseguró que hasta el momento se han modernizado el 20% de las zonas de regadío, lo que vienen a ser unas 100.000 hectáreas. Para ello, se ha invertido alrededor del 25% del presupuesto, por lo que faltarían cerca de medio millón de hectáreas. Por otra parte, subrayó que la instalación de nuevos regadíos en España ha supuesto hasta la fecha el desembolso de 1.000 millones de los que la región ha percibido 112 para 21.209 hectáreas que ya se rigen por «criterios de sostenibilidad hídrica y energética».