El Correo de Burgos

Miranda se emociona al recordar a su León de Oro

La familia de Joaquín Muñoz, fallecido en julio, recogió ayer el galardón

La familia de Joaquín Muñoz tras la entrega del León de Oro.-ECB

La familia de Joaquín Muñoz tras la entrega del León de Oro.-ECB

Burgos

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A título póstumo y siempre «en el recuerdo»de sus compañeros, familiares y amigos, el edil de Seguridad Ciudadana de Miranda de Ebro, Joaquín Muñoz, recibió ayer el León de Oro en reconocimiento a sus seis años de trayectoria en el Ayuntamiento. Ni la alcaldesa, Aitana Hernando, ni sus hijos, Enrique y Cristina, pudieron contener las lágrimas al recordar la ausencia de un «gran concejal, una gran persona y un gran amigo» que siempre se mostraba dispuesto «a ayudar aunque no se lo pidieras».«Le echamos mucho de menos todos los días», confesaba Hernando con la voz quebrada por la tristeza de haber perdido a un compañero de «gran personalidad» que no solo supo ejercer «sus responsabilidades políticas», sino que además transmitía «tranquilidad» y «seguridad» a todo el equipo de Gobierno. Al mismo tiempo, la regidora puso de relieve el optimismo contagioso del que no solo se beneficiaron sus compañeros de partido, sino también los miembros de la Cofradía de San Juan del Monte, sus amigos de la Peña El Humo o sus «chicos y chicas» de la Policía Local, la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil o el Servicio de Extinción de Incendios.«Durante sus seis años de concejal, mi padre dio el 200%», destacaba su hija Cristina, quien no dudó en agradecer la tardía implicación de edil socialista en la política de primera línea porque «esperó a que nosotros fuésemos mayores». Su familia era «lo primero», pero dio el salto sabiendo que «en este trabajo no hay horario» y «siempre a disposición de la ciudadanía». En cualquier caso, la joven señaló que a pesar de sus obligaciones demostró ser «un buen marido y, sobre todo, un magnífico padre».A pesar de que «su último año no ha sido nada fácil», Muñoz nunca «ha dejado de lado sus responsabilidades», confesaba entre lágrimas y con la emoción a flor de piel su hijo Enrique, orgulloso de que su padre permaneciese al pie del cañón «solucionando problemas hasta el último momento» sin dejar que la enfermedad que padecía «le impidiera cumplir con su deber y seguir disfrutando de la vida». Finalmente, dedicó sus últimas palabras a todas las personas que han permanecido «a nuestro lado, ayudándonos a aprender a vivir de nuevo» tras el trágico fallecimiento del edil el pasado mes de julio.

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