El hombre que arrolló a una mujer con su tractor en Iglesiapinta conducía borracho y sin carné
El presunto homicida circulaba sin el seguro en vigor y con la ITV caducada. La víctima, con «movilidad reducida», se dirigía a su explotación ganadera para dar de comer a los animales
Imagen del tractor que arrolló a la mujer.
A punto de cuadriplicar la tasa de alcohol permitida. Así conducía Eusebio J.J. (54 años), el hombre que este domingo arrolló mortalmente a una mujer de 58 años en la localidad burgalesa de Iglesiapinta, pedanía dependiente de San Millán de Lara, en la comarca de La Demanda. Tras el luctuoso suceso, la Guardia Civil le realizó un test para comprobar si se encontraba en estado de embriaguez y arrojó un resultado de 0,95 miligramos por litro de aire espirado.
Después de acreditar que el autor del atropello estaba bebido, se procedió a su detención. Aunque ya ha quedado en libertad, se le imputan un delito por homicidio imprudente y otro contra la seguridad del tráfico por conducir sin carné. Las diligencias ya han sido instruidas al juzgado de Salas de los Infantes.
Tal y como confirman fuentes de la Benemérita a este periódico, el presunto homicida circulaba sin el seguro del vehículo en vigor y con la ITV caducada. Aunque en teoría iba «despacio», la víctima «no pudo zafarse» porque tenía «movilidad reducida». Sea como fuere, la mujer sufrió graves daños tras engancharse con los aperos situados en la parte delantera del tractor.
Según ha podido saber este diario, la mujer se dirigía pasadas las 5 de la tarde a su explotación ganadera para dar de comer a los animales. Iba acompañada de su marido y otro familiar, testigos ambos de su trágico e inesperado fallecimiento.
De nada sirvió que la sala de operaciones del 112 movilizase, nada más recibir el aviso por parte del esposo de la ganadera, un helicóptero del Sacyl y una ambulancia de soporte vital básico. Ya en en lugar, los sanitarios comprobaron que las heridas sufridas a causa del atropello eran «incompatibles con la vida».
La noticia causó en el momento una gran consternación en la la zona cuando se tuvo constancia del accidente. Más aún al tratarse de una pequeña pedanía en la que apenas están censados 30 habitantes. Tristeza y estupor que se han transformado en indignación tras conocerse las circunstancias en las que se produjo el fatal accidente.