El mecenazgo de Michelin moviliza 900 empleos y 200 millones de inversión

Paco García, director general del Grupo Chinchurreta del que forma parte Tubos Aranda, lo denomina «mecenazgo empresarial», pero la Fundación Michelin Desarrollo prefiere verlo como una manifestación de la política de responsabilidad social corporativa que la marca lleva en su ADN desde sus orígenes en Francia. Se llame como se llame, el resultado es el mismo: desde 2004 a la actualidad la aportación de la Fundación Michelin al desarrollo de la comarca de Aranda mediante el impulso a la creación y fortalecimiento de empresas ha supuesto la creación de 900 empleos directos y 47 proyectos empresariales, que han movilizado una inversión inducida superior a los 200 millones de euros.

Sólo en el último año el respaldo de Michelin ha favorecido a 49 proyectos en aquellas zonas de España en las que está implantada alguna factoría de la multinacional francesa, de los que ocho proceden de Aranda y su zona de influencia y que han derivado en la contratación de 35 personas, mientras que se elevan a 191 empleos inducidos en todo el país.

Una vez puestas sobre la mesa las grandes cifras de esta labor de mecenazgo empresarial, conviene volver al principio para conocer cómo se inicia este proceso por el que la empresa de neumáticos pretende contribuir al desarrollo de la sociedad de las zonas en las que tiene sus fábricas. La Fundación Michelin comienza sus actividades en Aranda a raíz del proceso de reestructuración de la fábrica de Aranda caracterizado por la supresión de la línea de montaje de ruedas con llanta metálica para ferrocarril y similares.

La idea era desplegar un plan social para aquel personal que pudiera quedar afectado por los cambios en la producción de la fábrica y no se hubiera acogido a una prejubilación o una reubicación en otra planta del grupo. En esos momentos, la Fundación decide apostar por la reindustrialización de Aranda y su comarca y empieza a buscar posibles inversores a través de una firma consultora especializada, que tuvo un papel principal en todo el proceso, según explica el presidente de la Fundación, Félix Sanchidrián, y corrobora Paco García, desde su experiencia en la implantación de Tubos Aranda.

En una primera oleada se enviaron 60.000 correos electrónicos a empresas o inversores particulares de la base de datos de la consultora que pudieran tener interés en el proyecto. Tras sucesivos cribados se afina el proceso y se contacta con un grupo reducido en el que se encontraban las dos primeras firmas de este proyecto: Verdifresh y Tubos Aranda. Esta última ya estaba decidida a implantarse en la zona por su «excelente ubicación geográfica» y la garantía del enlace ferroviario que abarataba enormemente los costes de expedición, según explicó Paco García, pero las condiciones del apoyo de Fundación Michelin vinieron a redondear una decisión de la que está particularmente satisfecho.

Verdifresh y Tubos Aranda abrieron casi simultáneamente en lo que hoy se conoce como polígono de Prado Marina, para cuyo desarrollo Sanchidrián recuerda que se contó con otra de las empresas punteras de Aranda, el Grupo Gerardo de la Calle, que integró la sociedad Desarrollos Industriales Prado Marina junto a Caja de Burgos para urbanizar las cuatro fases del polígono. De igual manera se contó con el respaldo desde el Ayuntamiento por parte del entonces alcalde Ángel Guerra para la agilización de los trámites urbanísticos y administrativos.

En los primeros momentos se instalaron cinco empresas seleccionadas por la consultora para recibir las ayudas del plan de reindustrialización de Michelin que se sustanciaron en 9.000 euros a fondo perdido por empleo con un compromiso mínimo de permanencia, Entre aquellas firmas se encuentra Remolques Rojo, que ya había decidido dejar Aranda buscando una mejor ubicación y que se acabó asentando en su anterior ubicación gracias a la labor de la consultora y Michelin. En aquella época llegaron Digitex, un call center con un buen número de empleos, y Cuadros Eléctricos Aranda. Las cinco continúan en funcionamiento en los mismos emplazamientos, como ejemplo para los 57 proyectos empresariales que han crecido al calor de esta ayuda para generar más de 900 empleos directos con una inversión inicial de 75 millones de euros que se elevan a más de 200 con la inversión acumulada e inducida.

Movilizar ese desembolso financiero y convertir en un polígono pujante lo que antes eran descampados le ha costado a la Fundación Michelin 2,5 millones de euros en ayudas directas y 1,5 millones avalados en diez años.Más información en la edición impresa