El Correo de Burgos

Y así el vino ha logrado reconquistar el consumo. Una pista: los blancos son el nuevo comodín

Analizamos con el director del Observatorio Español de los Mercados del Vino los retos del sector vinícola

Imagen de un viñedo de la Ribera del Duero. Foto cedida por Consejo Regulador

Imagen de un viñedo de la Ribera del Duero. Foto cedida por Consejo Regulador

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Aranda

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Tras una racha de 13 meses en negativo, el consumo de vino da por fin una buena noticia y crece por cuarto mes en consecutivo con un incremento del 2% con respecto al año anterior. “Es algo que realmente esperábamos”, asegura el director del Observatorio Español de los Mercados del Vino (OeMv), Rafael del Rey.

En su opinión, el parón se debió sobre todo a la subida de precios. “Nos estábamos recuperando de la pandemia, el turismo subió de forma extraordinaria y la gente tenía ganas de salir. Además había una buena situación económica, de ahorro… El único factor que explica el descenso del consumo de vino en 2022 y principios de 2023 es la subida de precios”, advierte consciente de que el consumidor español es tremendamente sensible a las subidas de precios. “Esto afectó mucho más que la guerra de Ucrania”, señala.

Pero, ¿Qué ha cambiado ahora? “Mucho, para empezar la inflación, los precios de los insumos se han moderado, como el transporte, el vidrio, los corchos… y el consumidor además de alguna manera ha interiorizado la subida”, detalla.

Él lo tiene claro: en la época más delicada cuando los insumos subieron hasta límites insospechables, el sector del vino subió los precios pero sin llegar a trasladar al consumidor la totalidad del incremento de costes. “Y aun así se resintió. Ahora, una vez que los costes se han suavizado, el impacto es menor”, analiza.

Por canales, según los datos de Nielsen IQ (TAM DE’24), el consumo de vino se estabiliza en Hostelería y frena su caída en Alimentación. El valor de las ventas creció a buen ritmo en ambos canales, gracias a un mayor precio medio por litro, incluso descontando el efecto de la inflación. “El análisis es parecido en todos los canales. Cuando se superó la pandemia el consumo en el hogar volvió a los niveles de antes de la crisis sanitaria, incluso quedó un poco por debajo de las ventas del confinamiento, cuando se vendió muchísimo. El problema real ha venido con la hostelería que no se ha recuperado como nos hubiera gustado. Ahí echamos en falta una mayor recuperación”.

Clara preferencia por los vinos blancos

Los vinos con Denominación de Origen tienen un salvoconducto. “El consumidor nacional es particularmente proclive a consumir vinos con denominación de Origen”, apunta mientras da un dato que sorprende: entre tintos y blancos, en este momento la batalla la ganan los blancos. “El mercado nacional tiene una clara preferencia por los vinos blancos. De eso no hay ninguna duda”.

Según argumenta, es una tendencia que se está notando desde hace algunos años. “La pregunta es si es una tendencia o algo estructural, un cambio de gustos”, advierte.

Rafael del Rey es el director general del Observatorio del Vino en España

Rafael del Rey es el director general del Observatorio del Vino en EspañaECB

El mercado por el momento es lo que está pidiendo: “vinos agradables, fáciles de beber y ahí reinan los blancos, los espumosos, los frizzantes e incluso los que son un poco golosos”. “Los tintos también van avanzando en este sentido pero van más tarde”.

Dicho esto, es importante pensar en los diferentes consumidores y el momento de consumo. “No es lo mismo tomar un chato de vino en un aperitivo, donde buscas frescura, a tomarte un vino con un lechazo asado o un solomillo”, pone como ejemplo.

La bajada del consumo no afecta en ningún caso a los vinos de alta gama ni a las grandes marcas, que siguen vendiendo muy bien. “Ahí están los grandes Ribera del Duero, los Borgoña… pero estamos hablando de una cantidad relativamente pequeña. En el otro extremo están los vinos ‘populares’, fáciles de beber, pero son vinos de precio muy medio, entre 6 y 10 euros. El problema llega con los vinos que no encajan en ninguno de estos dos perfiles y ahí está la preocupación”, admite.

Objetivo: mejorar las ventas. "Se puede y se debe"

El debate ya está sobre la mesa. ¿Derivar vino a destilación, paralizar el crecimiento de una región vinícola, o llegar incluso como ha hecho Francia a arrancar viñedo? En su opinión, antes de arrancar viñedo, “que sería una tragedia, entre otras cosas medioambiental y para el medio rural, las bodegas pueden y deber mejorar su estrategia de venta. “Si estamos ante un cambio de tendencia deben prepararse para este nuevo consumo. A día de hoy es principal gestionar bien una cartera de productos y eso ya se está viendo en Castilla y León. Lo ideal es tener distintos tipos de vino para hacer frente a las distintas oportunidades de consumo. Es decir, hacer una gestión inteligente de la cartera de productos para hacer frente a los distintos tipos de consumidores y eso hay que facilitarlo”.

Bajo esta perspectiva, el primer consejo pasa por “seguir muy de cerca las tendencias del consumo”. “A nivel internacional pasa exactamente lo mismo y aunque cada mercado tiene sus particularidades, porque no es lo mismo vender en Suiza que en Japón, EEUU o Reino Unido, es una análisis casi mundial”. “La gran duda es si es coyuntural o estructural”.

Ante la tesitura de arrancar viñedo o limitar la producción, Rafael del Rey no duda: “La historia nos demuestra que se puede arrancar viñedo y acabar teniendo más producción y eso se ha visto en España. Una opción es vía destilación, como se ha hecho en algunas crisis anteriores pero antes de dar cualquier paso, las bodegas pueden vender mejor y así lo demuestran muchas bodegas”, termina.

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