El programa de ocio juvenil de Aranda comienza este fin de semana con una fiesta y dos retos

Aunque con retraso, comienza por fin una nueva edición del programa de ocio juvenil, una iniciativa puesta en marcha por el Ayuntamiento de Aranda de Duero, que busca dar alternativas a unos jóvenes y adolescentes que durante años han estado abandonados. El programa comenzó con el anterior equipo de gobierno, liderado por Raquel González, y ha continuado siendo una prioridad para el actual equipo de Antonio Linaje.

Según explica el concejal responsable del área, Carlos Medina, el retraso se debe a unos certificados que entregó, con varias semanas de demora, la nueva adjudicataria, una empresa de Madrid que ha subcontratado el trabajo a la empresa local Carcajada. “Todo lo que no se ha hecho desde el inicio del curso se recuperará en Navidad o en otras fechas”, señala el edil de Izquierda Unida.

Por el momento, el programa de ocio alternativo comienza este fin de semana con una fiesta de inauguración con luces LED y dos retos deportivos: un torneo de fútbol 3x3 y un campeonato de vóley. “Las primeras 50 personas recibirán un regalo”, animan desde la empresa Carcajada, al recordar que quienes no quieran participar en estas actividades podrán disfrutar de la música y de una amplia variedad de juegos en la sala de ocio.

El centro estará abierto todos los viernes y sábados, de 19:30 a 23:00 horas. Aunque el espacio diseñado en un principio para estos jóvenes iba a ser el Centro de Arte Joven (en la Bajada del Molino), los problemas en el tejado siguen retrasando el traslado, por lo que este año el programa de ocio alternativo se seguirá desarrollando en la planta baja del albergue municipal, en el edificio de Las Francesas. “A finales de año nos tienen que dar el proyecto definitivo, para que podamos revisarlo de cara a ejecutar la obra el año que viene”, detalla.

El Centro de Arte Joven fue un proyecto largo, pero también una chapuza. Tras una inversión que rondó los 175.000 euros, la inauguración, en marzo de 2022, duró poco y solo se pudo utilizar en un par de ocasiones. El desvío de una viga hacía saltar todas las alarmas en marzo de 2023. Pese a las obras efectuadas, el edificio no era seguro y no quedaba otra alternativa que echar el cierre.