La inmortalidad de Cristo, reflejada en un emotivo Vía Crucis con antorchas
La tradicional procesión desde la iglesia de San Esteban al Castillo de Burgos reúne a numerosos fieles, tanto particulares como miembros de las cofradías y hermandades de la ciudad

Viacrucis Penitencial con antorchas en dirección al Castillo de Burgos.
Lloviese o no, la llama de Jesucristo no se iba a apagar. Menos aún en Burgos, donde la devoción durante la Semana Santa siempre brilla con luz propia. Sobre todo en procesiones como la del Vía Crucis Penitencial, con sus antorchas en alto para iluminar el camino de los fieles que siguen al hijo de Dios en la tierra.
El sol caía y el frío empezaba a notarse tras una soleada tarde casi primaveral. Pero ni aunque calara hasta los huesos se hubiese detenido la comitiva que partió, como es menester, desde la iglesia de San Esteban Protomártir en dirección a los pies del Castillo, en ese impresionante mirador que permite observar casi toda la ciudad desde una altura tan terrenal como espectacular.

Burgos
Así se vivió en San Gil la procesión del Cristo de las Santas Gotas
El Correo de Burgos | El Mundo
Cofrades, miembros de hermandades y ciudadanos de a pie. Fieles todos, más que nunca, dispuestos a subir por el punto más elevado de Burgos para arropar a un Jesús sentenciado a muerte en la cruz. Ni la fatiga, ni las condiciones meteorológicas hacen mella en quienes se suman a esta penitencia compartida a la par que trascendental.
Ardua travesía, dolorosa, mientras se leían las meditaciones de cada estación. Gestos solemnes, tristeza al recordar pero, al mismo tiempo, la alegría futura de la Resurrección. Un auténtico espectáculo, estéticamente hablando, que demuestra el potencial de una Semana Santa que, no sin empeño, aspira a convertirse en referente nacional.

Semana Santa
Gloria eterna al Santísimo Cristo de Burgos y a los cofrades ausentes
El Correo de Burgos | El Mundo
Desde el Pretorio hasta el Calvario, la Pasión de Cristo se vive con especial fervor en este Vía Crucis Penitencial donde la luz juega un papel fundamental. El sacrificio del salvador, presente de principio a fin, constituye un poderoso aliciente para no desfallecer en el camino. Todo sea por agradecer, de corazón año tras año, el sacrificio de quien jamás tuvo miedo al dolor de los clavos en la Cruz.
De vuelta a San Esteban, poco parecía importar que la lluvia hiciese acto de aparición. Nada comparable, sin duda, con el sufrimiento físico y emocional que tuvo que soportar Jesucristo al verse completamente abandonado, a las puertas de la muerte, aun sabiendo que regresaría para iluminar a todos sus hermanos.