El Correo de Burgos

En busca del mojón perdido

Técnicos del Servicio Regional del Instituto Geográfico Nacional dan coordenadas GPS a los hitos colocados hace más de 100 años

Colocación de un mojón entre San Mamés y Tardajos gracias a las coordenadas geográficas.-ICAL

Colocación de un mojón entre San Mamés y Tardajos gracias a las coordenadas geográficas.-ICAL

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Burgos

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Los tiempos cambian y avanzan hasta el punto de que la tecnología se ha convertido en valiosa aliada para un trabajo de precisión como las delimitaciones territoriales. Una labor que realizan los técnicos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Castilla y León hoy igual que ayer, aunque ese pasado se retrotrae a finales del siglo XIX. Aquellos decretos que publicaba la Gaceta de Madrid (actual BOE) en 1871 y 1889 destacaban la importancia de renovar los hitos o mojones que determinan las líneas divisorias de los términos municipales siguen hoy de plena actualidad, pero donde antes los cartógrafos y topógrafos iban provistos de una brújula y una cinta métrica ahora acuden a realizar las labores de campo con un GPS y una PDA para dar coordenadas a los mojones situados hace más de cien años. La informática, las fotos aéreas o tomadas con satélite también son un aliado fundamental para la elaboración de la nueva cartografía y la actualización de los diferentes mapas.Todo este trabajo se hace en el Servicio Regional del IGN, con sede en Valladolid -en concreto en el edificio de la Delegación del Gobierno de Castilla y León- pero con presencia en cada una de las provincias de la Comunidad. De esta manera, no solo permite disponer del mejor conocimiento del territorio y desarrollar una acción más directa en la gestión de las infraestructuras científicas y técnicas sino también acercar al ciudadano los productos y servicios del instituto y del Centro Nacional de Información Geográfica.La plantilla de 21 trabajadores del Instituto Geográfico Nacional en la Comunidad cuenta con un perfil muy técnico, entre especialistas cartográficos y topógrafos, sobre todo, y algún delineante e ingeniero. Se trata de un personal con una alta movilidad puesto que su trabajo se centra mucho en las labores de campo que sigue siendo claves para la actualización de la información.Asimismo, hay un importante trabajo de actualización de los mapas provinciales de Castilla y León. Los últimos en ponerse en circulación han sido los de León, Burgos, Zamora y Valladolid mientras que el de Soria acaba de reeditarse. Se trata de mapas con una escala de 1:200.000 y unas dimensiones desplegados de 100x75 centímetros que permiten comprobar las modificaciones de uso en las infraestructuras como las autovías, las circunvalaciones, las líneas ferroviarias del AVE, los polígonos industriales y las áreas fluviales en el caso de existir nuevos canales o pantanos.La elaboración de cada mapa requiere de un trabajo intenso de hasta 6 meses entre la recogida y tratamiento de datos con fotografías aéreas, la verificación de esta información sobre el terreno, la primera edición con la introducción de las coordenadas y los topónimos, el envío a la sede central del IGN para una evaluación inicial, la revisión y la impresión.

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