El Correo de Burgos

ARTE

Grullas que pintan buenos deseos

Más de un centenar de pintores, escultores y escritores unen su talento en una exposición colectiva en la Sala Espolón de Cajacírculo que recaudará fondos para la recuperación del joven Sergio Izquierdo

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

Detrás de cada pintura, de cada escultura o de cada estrofa se encuentra una historia personal. Detrás de cada cuadro, cada pieza y cada verso de Arte contra la violencia aparece un relato común: el del más de un centenar de creadores burgaleses que han unido sus talentos para ayudar en la recuperación del joven Sergio Izquierdo, a quien una fatal agresión en diciembre de 2010 mantiene en coma en un hospital de Valencia, desde donde pronto lo trasladarán hasta su casa, cuyo acondicionamiento es muy costoso.

Fue ayer una tarde para las emociones en la Sala Espolón de Cajacírculo. No cabía un alfiler. Por allí andaban muchos de los artistas que han hecho posible esta ilusión. También las autoridades, muchos rostros poco habituales en estas citas como mandos policiales y de la judicatura. No faltó el padre de Sergio, Vicente, que acudió con sus hijas, Marina y Alejandra. Se emocionó él cuando Jorge Villalmanzo, el comisario de la muestra, le enseñaba la obra de 2x1,5 metros que ha realizado Antonio Gázquez.

El artista burgalés, que conoce personalmente a Sergio porque fue su entrenador de kung-fu, tuvo en cuenta la situación de crisis actual e ideó un mosaico dividido en teselas de 10x10 centímetros, cada una de ellas con un retrato desenfocado del joven y el símbolo de la grulla reflejado en brillantina. Cada una de esas piezas, numeradas, se vende a 20 euros. «Yo sé cómo están las cosas ahora y me parecía más útil esta fórmula, también muy bonita porque significa que todo el mundo se une para una causa. Son pequeñas obras unidas. Me parecía un mensaje perfecto», comentaba Gázquez.

El resto de creaciones, todas la venta (se exponen hasta el 24 de marzo y en un próximo blog), se encuentra en una horquilla de precios entre los 100 y los 6.000 euros, aunque la gran mayoría está entre los 300 y 500 euros. Los interesados deberán abonarlos en una cuenta habilitada en Cajacírculo y los que no se compren de este modo se subastarán. Si queda alguno sin dueño se devolverá a su creador.

Toda la recaudación se entregará a los padres de Sergio o a la Asociación de Parálisis Cerebral en caso de que su recuperación se haga realidad, ahora mismo poco probable, tal y como ayer adelantó el presidente de la Asociación de Empresarios del Polígono de Villalonquéjar, Jesús Echevarrieta, que ha orquestado esta iniciativa junto al Colegio Liceo Castilla (los centros escolares tendrán visitas guiadas por las mañanas) y Cajacírculo.

Y lo han hecho en un tiempo récord. Hace dos meses empezó todo. La entusiasta respuesta de los creadores ha maravillado a propios y extraños. Su solidaridad y la calidad de las obras. Nadie pensaría que una grulla diera para tanto. Pero da, da. ¿Por qué este animal y no otro? Porque es el símbolo contra la violencia desde que la niña Sadako Sasaki, que sufrió el ataque norteamericano de Hiroshima, empezó a hacer pajaritas de papel. Le habían dicho que si llegaba a mil se le concedería un deseo. No lo consiguió pero sí se extendió su hazaña y se convirtió en símbolo.

En Burgos, se han relacionado con Sergio Izquierdo, igual que los tapones. Ni unos ni otros faltan en la sala. Sobre todo grullas. Mil y una. Las de María José Castaño se miran a la luz de la luna, la de Inés Santamaría se levanta pizpireta, las de Bárbara Torres van en bandada, la de Lucía Solana son de plastilina y las de Arahuetes de mil colores, la de Cristino es la guerrera de la sala, la de Carmen Cuesta es blanca y sobrevuela el mar...

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