Microteatro para descubrir nuevos escenarios...

A.S.R. / Burgos

Corre el mes de noviembre de 2009 cuando Miguel Alcantud, realizador y director de cine, se topa con un antiguo prostíbulo en reforma en la calle Ballesta de Madrid. En aquel momento, la Asociación de Comerciantes Triball se lo está cediendo a artistas plásticos para su intervención. ¿Y por qué no teatro? El creador propone representar trece historias relacionadas con la prostitución, una por cada habitación. Se pone manos a la obra. Consigue que trece autores escriban sendas piezas de diez minutos. El reto es doble al tener como escenarios espacios muy, muy reducidos. La originalidad del proyecto hace que corra por las redes sociales y que los medios de comunicación se hagan eco de ello. El público, ávido de propuestas nuevas, responde con alegría y no le importa hacer cola durante tres horas para exponerse a este experimento. Este éxito les abre las puertas de un local cercano, una antigua carnicería, donde montan un nuevo espacio teatral. Había nacido Microteatro por Dinero. 

Su gerente, Verónica Larios, contaba el origen de esta asociación ayer durante la presentación de la propuesta que llevarán a cabo en Cultural Cordón los días 11, 12 y 13 de mayo. Microteatro por Dinero se traslada hasta la capital burgalesa con siete obras, una de ellas para público infantil, de quince minutos de duración. Convertirán en espacios para el teatro estancias normalmente cerradas al público, que se abren también como un guiño a los 25 años de la rehabilitación del Palacio de los Condestables. Desde la romántica escalera de Lampérez a la sala VIP de artistas pasando por la cocina, el garaje, la sala de espera del despacho del director general o la torre de La Puebla.

«Una de las razones fundamentales del éxito del microteatro es que la gente puede elegir cuánto dinero quiere gastar y cuánto tiempo quiere pasar en el teatro. Puede ver una obra, dos, tres...», comenta la también socia de esta agrupación integrada por 21 miembros que, anota, nunca verán un euro pero, a cambio, saben que tienen un lugar para la creación, para la suya y para la de otra mucha gente que se dirige a ellos. Suelen recibir más de cien proyectos al mes.

«Es una forma diferente de hacer teatro y, además, una manera alternativa de ocio», resume. 

Cada mes se programan 18 obras dramáticas diferentes para adultos y para niños y, desde hace poco, también microdanza, en distintos horarios y siempre en torno a una misma temática. El optimismo es el eje de las siete propuestas que llegan a Burgos. «Son obras muy vitalistas e ilusionantes. De algunas de ellas he salido con lágrimas en los ojos de la emoción que produce el mismo texto y también por la intensidad de un actor al que tienes a un metro. Esto no tiene precio», señala el director de Cultural Cordón, José Miguel González, quien cree que es una oportunidad «maravillosa» para introducirse en el teatro. Da fe Verónica Larios, que ha visto como por la madrileña calle Loreto y Chicote ha pasado todo tipo de público, desde adolescentes a familiares pasando por jubilados. 

Contagiosa es la pasión con la que tanto la gerente de Microteatro por Dinero como el responsable de Cultural Cordón hablan de este  proyecto que ya ha pasado por Segovia y Miami y planea viajar a Berlín. 

Habrá 120 pases, con un aforo de 20 personas cada uno y un público potencial para todo el ciclo de 2.292 espectadores. Las entradas para cada función cuestan 4 euros (3 euros para clientes de Caja de Burgos) y solo se venden en la taquilla de Cultural Cordón.