Museos en la bola de cristal

A.S.R. / Burgos

¿Abrirá sus puertas el Museo del Retablo cerrado desde otoño? ¿Qué planes tiene el Ayuntamiento para el más que olvidado Museo Marceliano Santa María? ¿Se trasladará el Museo Militar a Capitanía? ¿Ampliará sus instalaciones el Museo de Burgos? ¿Afectará el dudoso panorama financiero al Centro de Arte Caja de Burgos (CAB)? Son las preguntas que estos espacios pondrían sobre la mesa si acudieran a una bruja para conocer su futuro, un horizonte más incierto para unos que para otros. La bola de cristal empieza a funcionar coincidiendo con el Día Internacional de los Museos, que se celebró ayer y continuará hoy con la Noche, a la que Burgos se suma por primera vez.

Es el del Retablo, ubicado en la iglesia de San Esteban, el que a priori tiene un futuro más negro. Sus puertas se cerraron en otoño y solo chirrían ocasionalmente cuando alguien muy interesado se dirige a la Delegación Diocesana de Patrimonio. También en verano a través del convenio firmado con la Sociedad de Turismo (Sotur) de la Junta y su programa de apertura de monumentos del Camino de Santiago.

El delegado diocesano de Patrimonio, Juan Álvarez Quevedo, confirma, con prudencia porque aún no han firmado el documento, que con el calor volverá la vida a este templo. «Parece ser que este año hay menos dinero y no se sabe si se abrirán menos lugares o se recortará en los horarios, pero el Museo del Retablo es un lugar emblemático en Burgos», confía.

¿Qué pasará después de septiembre? Una sonrisa se dibuja en la bola de cristal. Álvarez Quevedo avanza que están negociando con un organismo local, cuyo nombre se guarda, una posible subvención para mantenerlo vivo todo el año. Hasta ahí puede leer. Espera que la decisión se tome antes de que termine el verano. «Pero yo les he dicho que se tomen el tiempo que crean conveniente», matiza visto que la apertura en julio, agosto y septiembre está prácticamente hecha.

Y mientras uno está anclado en las movedizas aguas de la incertidumbre, su vecino, el CAB, se tumba al sol de la tranquilidad, ajeno al convulso sistema financiero.

Rosa Pérez, directora de la Obra Social de Caja de Burgos, entidad de la que depende, pinta con rotundidad el mañana: «El presupuesto de 2012 garantiza la continuidad de todas las líneas de programación y los centros y nuestra operación con CaixaBank es una oportunidad para seguir manteniendo e incluso reforzar nuestra Obra Social».

Sí es cierto, dice Pérez, que, como el resto de espacios, su presupuesto se ha ajustado con la reducción de un 6%. «Pero también es verdad que ya estamos trabajando en la programación de 2013», lanza como prueba de su apuesta firme.

De compromiso también habla el concejal de Cultura, Fernando Gómez, con el Marceliano Santa María, sito en el Monasterio de San Juan, pero con matices. «Nosotros no tenemos ningún problema en que el museo siga ahí, pero quizás no tiene ningún sentido que lo haga como hasta ahora», afirma. Y es que es el eterno desconocido, apenas ronda las 4.000 visitas al año y solo el programa escolar La ciudad también enseña le insufla oxígeno.

El edil considera que ha llegado el momento de tomar cartas en el asunto y espera dar algún paso en la reunión que mantendrán en junio con el secretario de estado de Cultura (el patronato del Museo lo forman el Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento y la familia del pintor). «Tenemos que ver cómo le podemos dar vida», insiste Gómez. Asegura que están abiertos a todas las posibilidades y confiesa que todavía no han pensado ninguna.

Dicho lo cual, la bola de cristal de tiñe de caqui. El Museo Militar toma el mando. Hace tiempo que se baraja su traslado desde el Acuartelamiento Diego Porcelos hasta el Palacio de Capitanía. El alcalde, Javier Lacalle, hizo pública su colaboración, incluida económica, el pasado mes de enero. Pero nada se ha vuelto a saber y esta semana ha sido imposible ponerse en contacto con las Fuerzas Armadas por si vislumbran algún avance.

Parada, totalmente parada, se encuentra la proyectada ampliación del Museo de Burgos, anunciada por el Estado, titular del centro, en 2007, por la que invertía 13,4 millones de euros hasta 2013. La partida desapareció completamente en los presupuestos de 2011 y ni rastro de ella hay en 2012.

Su directora, Marta Negro, es cristalina: «En el Ministerio todo está completamente parado. Tenemos esperanzas de que, cuando las cosas mejoren, nuestro proyecto sea uno de los primeros en arrancar, pero tampoco lo tenemos claro».