El Burgos-Nueva York mantiene el tipo sin dietas

Gotas de sudor ha bailado Alberto Estébanez para sacar adelante la undécima edición del Certamen Internacional de Coreografía Burgos-Nueva York. Asegura que sigue peleando por arañar más ayudas, pero de momento ha conseguido reunir las necesarias para que pueda seguir ondeando la calidad como bandera.

El baile volverá a ser la gran estrella entre el 25 y el 27 de julio y entregará 27.700 euros en premios, solo 400 euros menos que en la edición anterior, más los galardones en especie en distintos centros y ballets. Mantiene todas las categorías y los focos volverán a encenderse sobre la Danza Vertical, que tendrá como escenario la misma fachada del Fórum Evolución Burgos y no la instalación fabricada el año pasado con lo que, explica el director, se ahorran costes. Las sirenas de alarma que sonaron hace un mes, ante la retirada del patrocinio de Cajacírculo, se han apagado y garantizada está la disputa de esta modalidad, a la que concurrirán dos compañías en busca de un premio único de 6.000 euros.

Aunque la Danza Vertical sea la que más miradas atrae por su espectacularidad, la niña de los ojos de esta cita es el apartado de Danza Moderna y Contemporánea, que volverá a instalarse sobre las tablas del Teatro Principal.

Las coreografías a competición optarán a tres premios en metálico dotados con 9.000, 6.000 y 2.500 euros (este último patrocinado por la Fundación Autor). A este podio se sumará uno más, todo un clásico, el premio R.C.H. a la mejor interpretación, con 1.500 euros, que es la traducción del compromiso personal de Raúl Cárdenes.

Pero también optarán a varios galardones en especie, que ya aparecieron en escena el año pasado. Aquí se cuelan el Premio Nüremberg Ballet, que posibilita la participación del coreógrafo galardonado como invitado en dos producciones de la compañía que dirige Goyo Montero Morell; Premio L'Estruch, que propone el acceso directo al Certamen de Danza de Sabadell y una residencia coreográfica en L'Estruch; Premio LAVA, que supone la programación en este centro de la Gala Coreógrafos del XXI, con los trabajos ganadores del Burgos - New York.

New style, house dance, ragga, poppin o break dance. Los lenguajes urbanos vuelven a tener un hueco en el cartel a través del hip hop y el grafiti, que se exhibirán de nuevo en el paseo de la Sierra de Atapuerca. El primero entregará un premio de 2.000 euros y el segundo se disputará dos, de 500 y 200 euros.

La programación se completará con talleres de iniciación, exposiciones o clases magistrales.

Paso a paso, las piezas de este puzle encajan y sortean las tijeras de la crisis mejor de lo que en un primer momento se presumía. Lo hace posible el respaldo económico del Ayuntamiento, de la Fundación Siglo para las Artes de Castilla y León, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem) y la Fundación Autor-SGAE.

La fiesta comenzará el 25 de julio con una gala de apertura en la que los exbailarines de la Compañía Nacional de Danza Luis Martín Oya y Emilia Jovanovic interpretarán la coreografía Por ti, sobre música de Yasmín Levy.

El director de la CND preside un jurado renovado

La mayor renovación en el Certamen de Coreografía llega fuera del escenario. El director de la Compañía Nacional de Danza (CND), José Carlos Martínez, sustituirá en la presidencia del jurado a la estadounidense Kazuko Hirabayashi, que lo ha sido desde su nacimiento en el año 2002. Alberto Estébanez llama la atención sobre el plus de calidad que le dará al encuentro. No estará solo en el difícil trance de juzgar a los bailarines que se la jugarán en la capital burgalesa en julio. Con él estarán nuevas y viejas caras: Ana Cabo, directora del Festival Internacional Madrid en Danza y de la Ventana de la Danza Madrileña; Marta Carrasco, periodista y crítica de danza; Luis Martín Oya, jefe de producción en gira de la CND; Raúl Cárdenes, programador y asesor de danza en diferentes eventos internacionales; Alfonso Ordóñez, director artístico del LAVA de Valladolid; Óscar Millares, coordinador de artes escénicas en la Fundación Autor; e Ignacio Javier de Miguel, programador del Instituto Municipal de Cultura de Burgos.