El Correo de Burgos

MEMORIA HISTÓRICA

Cuando solo queda la dignidad

Carlos de la Sierra recoge la vida de los campos de concentración y cárceles de Burgos en la Guerra Civil y la posguerra en un volumen que reúne los de todas las provincias de Castilla y León

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Burgos

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A.S.R. / Burgos

En el inmenso campo pululan miles de desarrapados, no hay más edificio que la cochambrosa mole sita en el centro del campo y una casa de madera que hace las veces de oficina. Pero lo que sí abunda es una serie de conglomerados compuestos de tablas, trapos viejos, latas y toda clase de objetos que dan la impresión de encontrarse en un cementerio de los 'pies negros'. Antes de romper filas nos toman la filiación y, cumplido este requisito, nos mezclamos entre la basura humana que, en racimos, deambula por el campo...

Félix Lumbreras Gómez describe así la impresión que le abofeteó la cara nada más llegar al campo de concentración de Miranda de Ebro en 1937. El escritor Carlos de la Sierra recoge su testimonio en La dignidad entre alambradas. Cárceles y campos de concentración en Burgos, el capítulo dedicado a esta provincia en el volumen Cárceles y campos de concentración en Castilla y León, coordinado por Javier Rodríguez González y Enrique Berzal de la Rosa y editado por la Fundación 27 de Marzo.

Apenas noventa páginas resumen la historia de los cinco campos de concentración abiertos en la provincia desde el inicio de la Guerra Civil hasta bien pasados los años cuarenta. Al de Miranda de Ebro se unen los de San Pedro de Cardeña, Aranda de Duero, Valdenoceda y Lerma. Se suman a esta lista la cárcel y la prisión de Burgos.

«Su fin era la contención y la reeducación de tanto rojo descarriado. Cada uno tiene sus peculiaridades, pero todos están marcados por el hambre, la penuria, el maltrato y las enfermedades intestinales. Se morían de hambre y de frío. Cuando llegaban les quitaban todo, incluso los zapatos, y no les proveían de ropa, ni de nada. No había ninguna ventana abierta a la esperanza», ilustra Carlos de la Sierra, quien considera que la importancia de este libro está en que por primera vez se reúnen los veintidós campos de concentración que funcionaron en Castilla y León.

El escritor ha brujuleado por archivos y por una amplia bibliografía ya escrita sobre el tema para trazar cada uno de ellos. «La historia de los campos es muy desconocida y muy terrible. Cada vez se van conociendo más y más datos. Eran lugares de exterminio, de adoctrinamiento», concluye De la Sierra.

Seis palabras le valen a otro de los prisioneros de Miranda, Félix Padín, para resumir lo vivido allí: Nos quitaron todo, menos la dignidad.

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