El Correo de Burgos

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Pintor tardío y sin ataduras

Javier Martínez, ‘Javito’, debuta en el Café de las Artes con una heterogénea colección

Javier Martínez, ‘Javito’, junto a una de las piezas de la muestra en la que se ve una vista de la asediada Atenas.-Israel L. Murillo

Javier Martínez, ‘Javito’, junto a una de las piezas de la muestra en la que se ve una vista de la asediada Atenas.-Israel L. Murillo

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A.S.R.
Burgos

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Dice el sabio refranero castellano que nunca es tarde si la dicha es buena y la de colocarse frente a un caballete, coger un pincel y dejarse llevar por el placer lo parece tanto como cualquier otra. A Javier Martínez, Javito, se le despertó la pasión por la pintura cuando ya peinaba canas, pero sonríe como un niño con zapatos nuevos al hablar de su primera exposición, que viste las paredes del Café de las Artes (Laín Calvo, 31) sine díe.

La muestra refleja la cualidad de picaflor de su autor. Las ataduras no van con él. Espíritu libre. Carpe diem. Quién dijo miedo. Reitera que hace lo que le gusta, lo que le llega al corazón, sin pararse a pensar qué puede pensar el público y sin reparar en las posibles críticas. Obnubilado por Goya, se lanza a realizar una copia de La carga de los mamelucos o de Los fusilamientos del 3 de mayo. Que un día hojea un periódico y se queda impresionado por una fotografía de Atenas devorada por el fuego, pues la lleva a su estudio y con música de Sinatra o Vivaldi de fondo la representa con un furioso y rabioso cielo que abruma a esa capital griega cada vez más pequeña. Que un amigo le enseña unas fotos, ya tiene Nueva York quien la pinte. Y si recorriendo la exposición de pintura española de los siglos XIX y XX en Cultural Cordón le sorprende una tormenta de Carlos de Haes, se deja empapar por ella.

«Yo pinto aquello que me llama la atención. No me pongo ninguna condición y lo hago cuando me apetece, siempre por la tarde. Cuando pinto me olvido de que existe el mundo», declara Javito, que no ha estudiado Bellas Artes ni ha acudido a ninguna academia de dibujo, pero que hace un año y medio se lanzó al lienzo sin red tras asistir a sendos cursos monográficos de Rafael Mediavilla y Guillermo Sedano en la Academia Provincial de Dibujo animado por su director, Carlos Sáez. Ahora está sopesando acudir a alguna de las clases que se dan en la ciudad. Solo lo está pensando. No quiere él que el aula pueda cambiar esa libertad que prima en este primer encuentro con el público.

Este estreno en el Café de las Artes se completa con un par de retratos de dos grandes, dos musas para Javito, como son Goya y Velázquez. De la atmósfera solemne que envuelve a estos dos personajes también se vale cuando lleva al lienzo a amigos. Al más valiente, un sombrero al estilo del Capitán Alatriste, a quien es un experto en buscarse la vida, una botonadura cosmopolita a lo Marco Polo...

¿El futuro? Este creador tardío no piensa en él. Quién sabe cuánto tiempo se quedará la pintura a su lado. Quién sabe si una nueva chaladura se cruzará en su camino. Si lo hace, no la dejará pasar.

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