El Correo de Burgos

XVIII PASARELA DE LA MODA DE CASTILLA Y LEÓN

Juegos textiles con la luna y el sol

Eulalia Mateos, Susana Escribano, Concha Ceballos, Pablo y Mayaya y Fely Campo visten a la mujer para el día y para la noche con propuestas contemporáneas y guiños a los años cincuenta, ochenta y noventa

Modelo de Pablo y Mayaya.-Raúl Ochoa

Modelo de Pablo y Mayaya.-Raúl Ochoa

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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La mujer actual debe amoldarse a la vertiginosa vida del siglo XXI. Los diseñadores que participaron ayer en la segunda jornada de la Pasarela de la Moda de Castilla y León están de acuerdo en este punto. Pero también convienen en que esta contemporaneidad no le puede restar ni un ápice de su poder de seducción. Ni de día ni de noche. Al son del sol y la luna, o de ambos, bailan los diseños presentados ayer en la Escuela de Arte en la última tarde de esta decimoctava edición.

Hasta los años noventa, hasta esas noches locas en compañía de Nirvana, de la cultura grunge, de la pasarela dominada por Kate Moss viaja Eulalia Mateos. La vallisoletana viste a la mujer para la próxima primavera y verano y lo hace con un estilo casual sofisticado, con prendas muy ponibles, pero sin perder el toque glamuroso y bello en el que el nude (una suerte de tono maquillaje o champán) compite con el negro, color fetiche de la diseñadora que apuesta por diversidad de prendas: falda, vestidos y hasta algún short.

En la mujer de la calle, en la que trabaja, hace la compra y toma una caña se inspira Susana Escribano. Ella misma afirma que sus creaciones son para una mujer sencilla y que, aunque las modelos que ayer salieron a la pasarela pueden presumir de piernas largas, altura y delgadez, la realidad es que las tapitas del bar se notan en ellas como en ellos. Con este espíritu lanza Déja vu, una colección para el invierno que apuesta por las tallas grandes, que se ajusta a la mujer urbana, normal y trabajadora.

Las camisetas pintadas a mano y los vestidos son las estrellas con una paleta cromática que mima a grises, blancos, rojos, azules... sin olvidar los estampados. «Todo muy ponible, todo muy vendible», afirma la autora, que utiliza tejidos cómodos como la imitación de neopreno, crepés de lana...

Romper la monotonía de la mujer de hoy es el objetivo de Concha Ceballos y para salir victoriosa se sube en una nave del tiempo y se planta en los años ochenta. ¡Locurón! Chispeantes lentejuelas, flecos juveniles -son tendencia-, alegres volantes...

La diva Donna Summer se refleja en estos diseños para el invierno que buscan marcar la figura femenina además de invitarla a desmelenarse. Sin complejos. «No es para el día a día. Es una fantasía», añade Ceballos que confiesa pensar en la noche en todo momento. «El día es muy aburrido», suelta pizpireta la creadora.

Para brillar con el sol y destellar con la luna son las propuestas de Pablo y Mayaya, que se dirigen a una mujer muy mujer, con sus característicos tocados, pero también con modelos que buscan resaltar sus curvas. Y lo consiguen con una colección glamurosa, de una chica o señora que pisa fuerte, con la cabeza alta... y adornada.

Up town se compone de dos líneas. Una street, con vestidos y abrigos de calle de lanas frías, tejido gabardina, bastante ponible, en palabras de los autores, y otra cortada a medida, con volúmenes más marcados, patronaje estructurado y «los tejidos más maravillosos que hemos podido encontrar». Esta segunda se inspira en las grandes señoras del Hollywood de los cincuenta. Grace Kelly, Sofía Loren, Gina Lollobrigida... se sentirían muy a gusto en estos modelos de escotes pronunciados, líneas elegantes y colores valientes como el fucsia, limas, rosas, empolvados, rojos, cobalto, verdes rabiosos...

Diseños que se completan con los sombreros que han proyectado a esta firma vallisoletana en el mundo. Pablo y Mayaya observan en ellos mucha sutileza, mucha riqueza y un trabajo minucioso con colores avejentados, apliques de pedrería...

Justo en el momento que caía la noche en el exterior de la Escuela de Arte, la mujer dibujada por Fely Campo se disponía a llenar la pasarela de glamour. Dos líneas marcan su colección para el próximo verano. Una muy colorista, muy de fiesta, muy para vivir la noche, y otra más tranquila, con el beis, el tono cereza y el negro como protagonistas. La elegancia es marca de la casa y, aunque confiesa que ha reducido los volúmenes y los abullonados son más pequeños, aún piensa sus diseños para esa mujer que se mira en el espejo, se ve guapa y sabe que ese día todo va a salir bien, muy bien.

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