El Correo de Burgos

«La danza española es una gran fuente de ingresos»

Antonio Najarro, director del Ballet Nacional, remarca la rentabilidad económica de la compañía e insta a las instituciones «a mimarla, ayudarla y, sobre todo, utilizarla» y más en tiempos de crisis

Antonio Najarro (d.) charló con los alumnos de la Escuela de Danza, en compañía de su director, Juan Carlos Santamaría, una de sus profesoras, Esmeralda Gutiérrez, y el director de programación de Cultural Cordón, José Miguel González (i.).-Raúl Ochoa

Antonio Najarro (d.) charló con los alumnos de la Escuela de Danza, en compañía de su director, Juan Carlos Santamaría, una de sus profesoras, Esmeralda Gutiérrez, y el director de programación de Cultural Cordón, José Miguel González (i.).-Raúl Ochoa

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A.S.R.
Burgos

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Antonio Najarro está muy lejos de ser un político, aunque se remita continuamente al programa con el que hace cinco años cogió las riendas de Ballet Nacional de España. El director de la compañía de danza más importante del país pasó ayer por la ciudad con una agenda apretada. Por la mañana vendió con convicción las bondades de las coreografías Zaguán y Alento, que llegarán al Fórum Evolución el viernes 26 de febrero, y por la tarde animó a los alumnos de la Escuela de Danza a perseguir su sueño por duro que parezca y mantuvo un distendido encuentro con el público en Cultural Cordón.

Precisamente, ese afán por acercar el mundo de la danza a la sociedad es uno de los puntos más importantes de esa hoja de ruta.

«Lo estamos consiguiendo, a pesar de las dificultades, llevando mano a mano la tradición y el repertorio del Ballet Nacional con la nueva creación, invitando a coreógrafos que están despuntando en el mundo de la danza española y el flamenco, abriendo las puertas a las redes sociales, haciendo actividades solidarias con niños con discapacidad intelectual, colaborando con el mundo de la moda, la pintura y el cine, animando a artistas de otras disciplinas a sumarse a nuestros espectáculos...», aboceta Najarro, feliz por el elenco que ha reunido, «bailarines de altísima calidad, extremadamente polifacéticos, capaces de defender el folclor más autóctono al flamenco con más pellizco».

Lo demuestran en Zaguán y Alento, la dos coreografías, muy distintas, con las que el director del Ballet Nacional de España vuelve a una ciudad en la que ya estuvo como primer bailarín del mismo en diciembre del año 2000, como recordó ayer el gerente del Instituto Municipal de Cultura, Ignacio González, que, por segunda vez en la mañana, sustituyó en la silla de la rueda de prensa a un concejal, en este caso a la nueva presidenta del organismo, Lorena de la Fuente.

Con este espectáculo, observa Najarro, han iniciado una gira por distintas ciudades y festivales del país. «Estamos logrando otro de nuestros objetivos: que España nos vea, que nuestro público conozca y descubra lo que estamos haciendo», afirma especialmente emocionado por ver los teatros llenos de espectadores jóvenes.

Aplaude a este público del futuro, pero también a los que bailarán frente a ellos, pequeños bailarines que tarde tras tarde invierten su tiempo en alcanzar un sueño.

Ilusionados esperaban en la Escuela de Danza a Antonio Najarro, que creía que podía servirles de guía en «una carrera tan difícil, tan dura, tan rigurosa y tan sacrificada como es la danza y al mismo tiempo tan maravillosa».

Quería igualmente desvelarles los entresijos del Ballet Nacional, la dificultad de levantar un espectáculo desde cero, y pintarlos la situación actual de la danza en España. Que no. No es la mejor.

«Es, desgraciadamente, bastante precaria. En una situación de crisis se suele optar por disminuir la actividad cultural y yo, desde el puesto que ocupo, estoy intentando concienciar a las entidades de que en la danza española tenemos una gran fuente de ingresos», defiende.

No lo dice por decir ni cegado por la pasión por su profesión, que también, sino desde la objetividad. «Llenamos todos los teatros fuera de nuestro país con un ingreso efectivo económico muy elevado y esto hay que explotarlo», insta y remarca el carácter único de la danza española en el mundo. «Compañías nacionales las hay en todos los países, pero como el Ballet Nacional de España, con el estilo de la escuela bolera, la danza estilizada, el folclore y el flamenco solo hay una y hay que mimarla, ayudarla y, sobre todo, utilizarla. Llevarla como un estandarte porque a través de ella se puede dar mucha visibilidad a nuestro país», concluye con orgullo.

«Este espectáculo defiende la creación contemporánea y la apertura del Ballet Nacional a nuevos lenguajes» 

«Con este espectáculo defiendo la nueva creación y la apertura del Ballet Nacional de España a nuevos lenguajes. Demuestra que hay calidad, rigor, seriedad y cercanía del elenco para afrontar estilos diferentes», expone Antonio Najarro sobre Zaguán y Alento, las dos coreografías que la compañía interpretará el viernes 26 en el Fórum (20.30 horas), de la mano del Ayuntamiento y la Fundación Caja de Burgos. Zaguán aúna las sensibilidades de cuatro creadores distintos: La Lupi, Mercedes Ruiz y Marco Flores, jóvenes creadores contemporáneos, y la gran dama del flamenco Blanca del Rey, que cede su famosa Soleá del mantón, para esta pieza «flamenca, con pellizco», a la que pone música Jesús Torres y viste Yaiza Pinillos.

Mientras que Alento es una coreografía propia y «muy arriesgada porque en ella confluyen muchos estilos diferentes como jazz, blues, muchos guiños al baile americano...». Antonio Najarro se ha liado la manta a la cabeza con esta propuesta arropada por la música de Fernando Egozcue grabada, también insólito en danza española, con una orquesta sinfónica más batería y la guitarra del compositor. También el vestuario se escapa de tipismos. La diseñadora Teresa Helbig tira de cuero, plumas y terciopelos. «Ha sido una pequeña revolución», asegura su director.

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