El Correo de Burgos

Exposición

Paisajes evocados

Francisco Javier Rodríguez recuerda su infancia en una colección realizada con pastel y acrílico. En el Colegio de Aparejadores hasta el 18 de noviembre

Francisco Javier Rodríguez Roldán, junto a una de las pinturas que componen la colección.-Santi Otero

Francisco Javier Rodríguez Roldán, junto a una de las pinturas que componen la colección.-Santi Otero

Publicado por
A.S.R.
Burgos

Creado:

Actualizado:

En:

Caminos infinitos con todo por descubrir, horizontes lejanos con una vida por escribir, playas desiertas con un sinfín de posibilidades, mar en calma y mar embravecido pero siempre sereno... Francisco Javier Rodríguez Roldán evoca su infancia a través de los paisajes que la protagonizaron. Sugerentes estampas de su Cantabria natal que ocupan el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos (plaza de las Bernardas) hasta el 18 de noviembre (de lunes a viernes de 9 a 14 y de 16 a 19 horas).Trazo suave, paleta cromática agradable y una fácil interpretación son las claves que su autor da de esta colección, que es el resultado de una emoción redescubierta.Este aparejador cántabro afincado en Burgos desde que llegó a orillas del Arlanzón para cursar estos estudios se reencuentra con el lienzo en blanco tras una vida lejos de él. Su flirteo con el dibujo se pierde en el pasado. Ganó de niño algún concurso. Pero el auge de la construcción y la familia le absorbían un tiempo que ha ganado hace unos años -con permiso de sus nietos-. Vive esa vieja pasión con la misma ilusión que se tiene con un primer amor. Con tímidos escarceos iniciales. El lienzo en blanco impone. Espantó temores con el óleo, en las clases de Juan Martín Oña. En el espejo, la pintura clásica, los paisajes poderosos de Carlos de Haes, Agustín Riancho...Pincelada a pincelada, dio un paso más y se metió en el estudio de Rafael Mediavilla. «Me ha involucrado en este otro tipo de pintura totalmente distinta, con pastel y acrílico, que se hace con brocha gorda y esponja», detalla y advierte la dificultad de su ejecución. Aunque no es tan exigente como la acuarela, que no permite rectificación, sí obliga a trabajar rápido y con las ideas claras.La mancha de color marca el paso de estas pinturas. Se alejan de la figuración para acercarse al campo de lo sugerido, sin concesiones a la melancolía, con una pizca de romanticismo y una mirada serena en la que, probablemente, tiene mucho que ver la obsesión de su autor por la búsqueda del equilibrio. «Siempre he dicho que un cuadro, sea figurativo o abstracto, debe tener una composición y una perspectiva. A veces hay pinturas buenas pero les falta el equilibrio que da la perspectiva», observa satisfecho por haberlo conseguido y seguro de que debe esta victoria a la asignatura Geometría descriptiva que cursó en la carrera.Son paisajes desnudos, sin rastro de figura humana, que invitan al espectador a perderse en su memoria como lo ha hecho Rodríguez Roldán en los recovecos de su infancia.

tracking