El Correo de Burgos

Exposición

Un friso de la retaguardia

Espacio Tangente abre una ventana a la vida cotidiana durante la Guerra Civil a través de la mirada de la fotógrafa Kati Horna

Un visitante observa las imágenes que reflejan que la vida seguía más allá del frente.-Israel L. Murillo

Un visitante observa las imágenes que reflejan que la vida seguía más allá del frente.-Israel L. Murillo

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Mientras se luchaba en la primera línea de los frentes que dibujó la Guerra Civil, la vida continuaba fuera de ellos. La gente seguía buscando alimento, se ponía enferma y también necesitaba reír. La fotógrafa húngara Kati Horna se topó con estas escenas cuando llegó para documentar las llamadas colectividades agrarias, nuevas formas de organización del trabajo impulsadas por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que surgieron en todo el país hasta llegar a las 2.000. Esa misión la condujo a retratar la vida cotidiana durante la contienda. La exposición La mirada de Kati Horna. Guerra y Revolución (1936-1939) abre una ventana a esta realidad en Espacio Tangente hasta el 6 de mayo, actividad enmarcada en las II Jornadas de Homenaje a las Víctimas de la Represión Franquista, dedicadas en esta ocasión a la violencia contra las mujeres.«Horna estuvo siempre en la retaguardia, no llegó a pisar el frente. Retrató con su Rolleiflex maravillosas imágenes de lo cotidiano, siempre con una mirada tierna hacia los niños, las mujeres y las víctimas de los bombardeos. Al contrario de los fotógrafos de la época (Capa, Centelles, Taro, Cartier-Bresson...) no le interesaba publicar en los grandes medios internacionales sino poner su cámara al servicio de la CNT-FAI y del anarquismo», escribe la fotógrafa Eva Máñez.Su cámara recoge la colectividad de arroz en Silla (Valencia), registra la conversión de la iglesia de Santa María la Mayor de Alcañiz (Teruel) en un almacén con la chocante convivencia entre la imagen de un Cristo Crucificado y un cubete de clarete debidamente etiquetado con tiza, refleja la evidente escasez de provisiones en un mercado de Valencia con elocuentes carteles ‘no hay azúcar’ ‘no hay chocolate’, inmortaliza la sonrisa de unos niños y el regocijo de unas adolescentes después de una función de teatro callejero durante los bombardeos en Barcelona, detiene el gesto de un miliciano de vigilancia tras las explosiones con la duda de si lo hace él o la imagen de la Virgen en primer plano, se cuela en una reunión de la organización feminista anarcosindicalista Mujeres Libres de Valencia, muestra la actividad propagandística con paredes llenas de carteles en las afueras de la ciudad condal...La exposición reúne un centenar de las 270 fotografías que Kati Horna logró salvar en su huida a Francia tras documentar la situación en España entre 1937 y 1939. Muchas se publicaron en revistas como Tierra y libertad, Mujeres libres y Umbral.«Frente al espectáculo de los cuerpos desmembrados, la sangre y el campo de batalla, Horna nos plantea un espacio de reflexión sobre la guerra y sus consecuencias sobre los civiles. Pacifista y anarquista, su fotografía representa la memoria de lo cotidiano. Y ahí, siempre la presencia de las mujeres: las madres combativas, las milicianas, las niñas y las ancianas», completa Eva Máñez sobre quien se autodenominó «obrera de la fotografía».

Un documental de largo recorrido

La implicación de Espacio Tangente con la recuperación de la memoria histórica se remonta en el tiempo. Desde que la Coordinadora para la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos (CRMH) volvió a reunirse en Valentín Jalón. Este roce y la constante presencia de testigos y expertos en la materia abrió los ojos a los responsables del Centro de Creación Contemporánea que decidieron aportar su granito de arena con la realización de un documental. El lugar que ya no está, un largometraje que traza el pasado, presente y futuro de la represión franquista, se estrenó en diciembre de 2012. Las existencias se agotaron -les gustaría tener financiación para lanzar una reedición- pero casi cinco años después la película continúa siendo un documento imprescindible y sigue encendiendo el debate. Hoy se proyecta en el Centro Municipal Julián Sánchez El Charro en Salamanca y próximamente, aunque aún sin fecha confirmada, lo hará en Gijón, Lerma y Medina de Pomar. Ya se ha proyectado en A Coruña, Bilbao, Vitoria, Valle de Valdivielso, Miranda de Ebro, Barcelona, Madrid o Sabadell en distintos marcos teóricos. «Es un tema que no caduca. Podría estar grabado ayer. Muchos se dan cuenta de su trascendencia cuando les dices que la mayoría de las personas que aparecen en él ya están muertas», explica Álvaro Alonso de Armiño, uno de los realizadores de este filme. Considera oportuna una segunda parte. «Hubo tanta gente que sufrió el régimen que, evidentemente, el documental no recoge todo. Y quizás sí sería interesante incluir nuevos enfoques», señala al tiempo que lamenta no disponer ahora de tiempo para afrontarlo.

El libro sobre Estépar, antes del verano

La exhumación de la fosa común del Monte de Estépar es otro de los momentos importantes en la historia de la recuperación de la memoria histórica en la provincia. Espacio Tangente también jugó un papel activo en esta acción. Cuando propuso la organización de una exposición y una campaña de micromecenazgo para financiar estos trabajos, la CRMH los miró con incredulidad, pero apoyó la iniciativa. La muestra se realizó en junio y julio de 2014. Y fue un éxito. Durante ese mismo verano y la siguiente primavera llevaron a cabo sendas exhumaciones con la recuperación de un centenar de cuerpos. Faltaba mucho por hacer, pero la semilla ya había agarrado. Hace un año, con motivo de las Primeras Jornadas de Homenaje a las Víctimas de la Represión Franquista se orquestó una exhaustiva exposición, Monte de Estépar 1936-2016, con un recorrido cronológico por esta zona entendida como «un paraje más de la provincia de Burgos que en el verano del 36 se convirtió en un lugar de horror, en un símbolo de injusticia e impunidad hasta el día de hoy», completada con un prólogo sobre la sociedad burgalesa durante la Segunda República y apuntes biográficos de personajes luego represaliados. Ahora toda esta información sobre la memoria del monte de Estépar se convierte en un libro que, avanza Álvaro Alonso de Armiño, esperan publicar antes del verano, aunque aún no se ha escrito la última palabra sobre la historia de este simbólico lugar.

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