La mágica vorágine de la danza

Padres despistados aún con la maleta en la mano, grupos de bailarines recién llegados haciendo cuchipandi con su camiseta naranja chillón, tenderetes de tutús, zapatillas de punta y calentadores, niñas con el moño bien prieto que ensayan aunque aún quedan dos horas para su salida al escenario, niños que comentan la jugada aún con el sudor en la frente, profesores que alientan a sus pupilos... La final nacional de la Copa del Mundo de Danza dibuja una mágica vorágine en el Fórum. Hasta 6.000 personas, entre bailarines participantes (más de 1.400), padres y profesores, habrán pasado por estas instalaciones desde el jueves que se inició la competición hasta mañana.Unas cuarenta alumnas de la Escuela Disset, con edades entre los 9 y 19 años, han viajado desde La Garriga (Barcelona) para luchar por esos puestos en la final internacional. El centro dirigido por Anna Muñoz ya conoce el sabor del éxito. Saben que es posible y van a por todas. Aunque cantar victoria no es lo primordial. «El principal propósito es que las niñas vivan la experiencia y se lo pasen bien practicando su afición, que es la danza. Ya luego si encima ganan, mejor», explica Carolina García, una de las madres que acompañan a las menores, y que reconoce que, aunque es bonito, no todo es color de rosa. También se sufre, «tanto los niños como los padres».Su hija, Aitana, tiene 11 años y desde los cinco hace danza. Aún quedan horas para que salga al escenario. Será entonces, cuando esté entre bambalinas, cuando los nervios se agarren a su estómago. «Cuando bailas ya es otra cosa. No ves a nadie y es como si estás sola», anota.Adriana Guerrero, Nicole Carnero, Sara Jiménez, Adriana Medina y Julia Vila, de entre 9 y 11 años, de La Fábrica de Palamós (Gerona), concluyen su participación ilusionadas y sinceras. «Nos hemos equivocado un poco, pero de los fallos se aprende», dicen estas niñas que se presentan por primera vez. Tras la prueba de jazz, por la tarde bailarán hip hop. Y esa coreografía esperan bordarla.Si el bullicio no cesa en el vestíbulo, tampoco el baile en los dos escenarios del Fórum. Uno detrás de otro. Casi sin tiempo a dar el relevo al siguiente. Y así seguirá hasta mañana. Los elegidos se verán las caras en la final internacional a celebrar en Sitges a finales de junio. Al resto, nadie le podrá quitar lo bailao.