LITERATURA
José Ángel Mañas: «Las circunstancias hicieron de los castellanos un pueblo belicoso»
El escritor madrileño presenta este viernes ‘¡Fernán González! El hombre que forjó Castilla’ (La Esfera de los Libros) a partir de las 20 horas en el Salón de Estrados del palacio de la Diputación
Algunos lectores que conocieron a José Ángel Mañas (Madrid, 1971) a mediados de los 90 por éxitos editoriales como Historias del Kronen -finalista del Premio Nadal en 1994- o Mensaka, ambas llevadas al cine, se sorprenderán al conocer los títulos que ha publicado en los últimos años, gran parte de ellos novelas de carácter histórico. Por otro lado, sus fieles seguidores están disfrutando de esta veta narrativa que, junto a otras obras más urbanas y contemporáneas como La última juerga o Una vida de bar en bar, novelas negras como En el descuento -escrita junto a Jordi Ledesma-, juveniles como Historia de una campeona o el volumen de poesía Kaos, hacen de Mañas uno de los escritores más poliédricos y prolíficos de la narrativa española actual.
Este viernes, a partir de las 20 horas en el Salón de Estrados del palacio de la Diputación Provincial, presentará a los lectores burgaleses ¡Fernán González! El hombre que forjó Castilla (La Esfera de los Libros) en un evento con entrada libre hasta completar el aforo. El autor estará acompañado por el fotógrafo y editor Asís G. Ayerbe y el escritor Óscar Esquivias. Al comienzo será recibido y presentado por Isaac Rilova, vicedirector de la Real Academia Burgense. Antes del acto, Mañas firmará ejemplares de su obra en la librería Luz y Vida a partir de las 18 horas.
«Castilla se caracterizaba por tener un dinamismo democrático -un islote de hombres libres dentro de un mar feudal, como dijo Sánchez Albornoz-, los míticos jueces de Castilla... pero sin olvidarnos nunca de que los árabes estaban empujando al sur del Duero»
El pasado otoño presentó ¡Pelayo!, una novela sobre el héroe asturiano. Ahora ha llegado a las librerías la vida ficcionada del conde castellano Fernán González, un personaje clave en la historia de estas tierras. «Teóricamente, para el estudio del personaje hay más información que con don Pelayo. Pero la mayor documentación que hay es la que recogieron Justo Pérez de Urbel y fray Valentín de la Cruz en cartularios y algunos otros escritos», indica. «Además, son más de cuarenta años los que gobernó en Castilla, un período de tiempo larguísimo donde coincidió con mandatarios como Ramiro II, Ordoño III, Sancho Craso, Ordoño IV, Ramiro III, Abderramán III, Alhakén II... Meter todo eso en una novela era muy difícil y he tenido que aplicar una técnica muy cinematográfica de saltos temporales... El siglo X, a pesar de la documentación que existe, es bastante misterioso pero para eso está la imaginación y el instinto narrativo», explica. «Y luego ya está el Poema de Fernán González, escrito tres siglos después, donde hay mucha ficción».
Un condado en guerra
La novela arranca en el castillo de San Miguel de Burgos, que en aquel siglo debía de ser todavía una construcción de madera tal y como lo concibió un siglo antes Diego Rodríguez de Porcelos. La fidelidad al rey Ramiro de León, su relación con su madre Muniadona, su casamiento con Sancha -hija de Toda, reina de Nájera y Pamplona- y su historia con su amante Aurora serán acontecimientos que saldrán en el camino de Fernando, conde de Lara, antes de afrontar algunos empeños bélicos.
«Con Aurora he disfrutado extendiendo su historia. La real es que llegó a ser esposa de Alhakén II. Pero yo he retrocedido parte de su vida hasta el condado de Lara, haciéndola partícipe de dos mundos, el cristiano y el árabe. Este es muy exótico y narrativamente muy interesante », señala Mañas.
El conde burgalés es definido en la novela como un hombre alto, rubio y de fuerte carácter. «Es la ascendencia goda, que ha tenido su importancia en la formación de los reinos de España y en el idioma con la inclusión de muchos germanismos. Y, aunque sea raro imaginarlo, esta estampa era muy habitual en la época».
Para ahondar en la psicología de los personajes ha utilizado un recurso narrativo muy importantes: las cartas. «Si no, la pura secuencia de escenas puede quedar muy árido... Las misivas entre algunos de los protagonistas ayuda a conocer sus emociones, da un contrapunto a otros momentos de violencia y cierra los capítulos llenando mucho tiempo... ¡Es que son 40 años de historia!» advierte el autor de Conquistadores de lo imposible.
En ¡Fernán González! podemos ir viendo algunos rasgos identitarios de ciertas partes de España que continúan hasta hoy. «Me parece sintomático el resurgir de los nacionalismos o regionalismos, c omo se quieran llamar, espoleados seguramente por lo ocurrido en Cataluña. Fíjate lo ocurrido en Andalucía o también en Asturias... El castellanismo tiene un trasfondo potente. Pero a mi entender le faltan ideas fuerza para reivindicarlo en estos momentos. Y mira que Castilla ha sido maltratada en muchos sentidos, en la partición autonómica sin ir más lejos», subraya. «Aunque creo que la solución a todo esto es el laicismo identitario, fuera banderas y símbolos de las instituciones. Pero sé que esto es imposible, vivimos en un mundo muy atomizado, dividido y fragmentado».
Territorio de frontera
Fue con Fernán González cuando el condado de Castilla, perteneciente a la corona de León, comenzó a tener cierta autonomía. «El apoyo de Fernán a Ramiro II frente a Alfonso IV de León hizo que cogiera confianza y Burgos, un poco alejada de la capital del reino, empezara a ser una ciudad muy importante y, a su manera, la capital de la Castilla primigenia. Esta tierra se caracterizaba por tener un dinamismo democrático -un islote de hombres libres dentro de un mar feudal, como dijo Sánchez Albornoz-, los míticos jueces de Castilla... pero sin olvidarnos nunca de que los árabes estaban empujando al sur del Duero».
Castilla, como tierra de frontera, también le generó un carácter especial a sus pobladores, siempre con la espada a medio desenvainar y el rabillo del ojo atento a lo que ocurría en el horizonte. «Y en ese sentido la novela también tiene algo del ‘far west’. Las aceifas que había cada verano, esas expediciones militares que los árabes hacían y arrasaban con todo, obligaban esconderse en los castillos y a reconstruirlo más tarde todo. En ese sentido, creo que la Reconquista, algo tan discutido, sí es un término adecuado como esa obsesión de ir recuperando o ganando esos territorios al enemigo», asevera el escritor. «Como se ve en la novela, las circunstancias hicieron de los castellanos un pueblo belicoso».
Otro aspecto que destaca José Ángel Mañas es la evolución de la lengua romance en Castilla, que se iba alejando del latín. «El castellano comienza a volar solo con detalles fonéticos que dan personalidad a la lengua y que a las gentes de fuera les sonaba tosco y bárbaro. Todo esto también contribuirá a que Castilla, un reino tardío comparado con otros, en la locomotora de lo que siglos después será España».
«El siglo X, a pesar de la documentación que existe, es bastante misterioso pero para eso está la imaginación y el instinto narrativo»
Mañas, que es licenciado en Historia Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid, se dio un buen garbeo por la piel de toro siguiendo el rastro del conde burgalés y otros personajes que protagonizan su última novela. «En Burgos estuve principalmente por la Tierra de Lara y Covarrubias. Luego visité León, Córdoba, Nájera, Granada... Fui siguiendo la acción de la novela, es importante conocer la geografía para visualizar los lugares, aunque ya no sean los mismos», concluye el escritor madrileño, que hoy hablará del conde Fernán González invitado por la Real Academia Burgense de Historia y Bellas Artes que lleva el nombre de esta importante figura de la historia de Castilla.