El Correo de Burgos

Rock, folk, rumba y arte urbano maridados con 500 kilos de pollo en Villangómez

El festival Pollogómez afronta su edición más ambiciosa, el 18 y 19 de agosto, de la mano de Muchachito Bombo Inferno, Kitai, El Nido, Green Silly Parrots y Pedrá (tributo a Extremoduro). El pueblo estrenará nuevo mural, el número 50, a cargo de Christian Sasa 

Presentación del Pollogómez 2023.

Presentación del Pollogómez 2023.ÓSCAR CORCUERA

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Las alitas asadas huelen a distancia, la música converge con el arte plasmado en las paredes y el jolgorio se contagia a las primeras de cambio. Lo que ocurre en Villangómez a mediados de agosto es para vivirlo, contarlo después y volver con más ganas si cabe al año siguiente. Un humilde festival, gratuito hasta ahora, tiene la culpa de poner a esta pequeña localidad de la comarca de Arlanza en el mapa. Pollogómez, desprendido de su etiqueta Folk aunque sin perder su esencia, sigue volando con el objetivo de volver a dejar a «todo el mundo asombrado». 

Viernes 18 y sábado 19 de agosto marcados en el calendario. Y 500 kilos de pollo a repartir en ambas jornadas a un precio «simbólico». Que nadie se quede con hambre y tampoco sin bailar. De ello se encargarán, a ritmo de rock, los burgaleses Green Silly Parrots y Pedrá (tributo a Extremoduro) durante la primera jornada. Inmejorable pistoletazo de salida para abrir una veda musical, culinaria y pictórica plenamente consolidada en el calendario provincial. 

Segundo round, día grande del Pollogómez. Todo a punto desde las 12 del mediodía para que los más pequeños disfruten de diferentes juegos populares de gran formato. A continuación, desde las 14:30 horas, la charanga Ojayo se encargará de amenizar el vermú para que Villangómez (vecinos y visitantes) se prepare para lo está por venir, que no es poco. 

Encomendándose a la tradición del festival, expandida con sumo gusto por todo el pueblo, a las 17:30 horas se llevará a cabo una nueva Ruta de Murales. Con el último, que se estrenará el mismo sábado, ya son medio centenar los que embellecen la localidad. Guardado con celo por la organización, la presidenta de la asociación Pollogómez, Ana Belén Díez, confirma que su autor es el joven burgalés Christian Sasa. Nada más y nada menos que uno de los mejores muralistas del mundo aportando su impronta a un «museo al aire libre que es digno de ver»

Concluido el recorrido, totalmente recomendable en cualquier época del año, llega el momento de celebrar uno de los momentos más emotivos del festival. Ya iba tocando que el Pollogómez de Honor recayese sobre dos personas imprescindibles para que este evento haya llegado hasta donde está. Rodrigo Barriuso y Richar Ovejero, promotores primigenios de la cita, obtendrán un más que merecido reconocimiento a su labor. Quizá ya no estén en primera línea, pero a nadie le cabe duda de que siempre formarán parte de esta gran aventura. 

Ahora sí, todos al escenario. Abriendo, una banda burgalesa que de un tiempo a esta parte se deja caer por «todos los pueblos». El Nido, con su «folk un poco diferente», se encargará de caldear el ambiente a partir de las 7 de la tarde en un festival que tenía ganas de traerles. Dos horas más tarde, cambio de registro. La bomba sonora de Kitai no dejará a nadie indiferente. «Están pegando bastante fuerte», asegura Díez. Y no le falta razón: la banda madrileña, inclasificable aunque obrera del rock, arrasa allá donde va y en Burgos siempre se ha dejado querer. 

El plato fuerte, también habitual por tierras burgalesas desde tiempos inmemoriales, no es otro que Muchachito Bombo Infierno. Casi veinte años de carrera, colaboraciones memorables y miles de kilómetros a las espaldas de Jairo Perera y compañía llevando la rumba a otro nivel mientras coquetea con otros géneros como el rock, el funk o el swing. Tras su actuación, quienes se queden con ganas de más podrán hacerlo gracias a Dj Mario Román

El hecho de que el Pollogómez deje de ser gratuito obedece, fundamentalmente, a ese salto de calidad que la organización ha pretendido plasmar en el cartel. No en vano, se ha procurado que las entradas sean asequibles: 5 euros el viernes y 12 el sábado. Para ambas jornadas el bono costará 15 euros, aunque todavía permanece vigente una oferta (12 euros) disponible físicamente en La Rúa y a través de la plataforma Entradium

Llegados a este punto, tanto Díez como el resto de sus compañeros reconocen que el Pollogómez ha experimentado una «evolución bastante grande», hasta el punto de ser «bastante conocidos a nivel provincial». Por su parte, la portavoz del equipo de Gobierno de la Diputación, Inma Sierra, celebra este crecimiento «mantenido en el tiempo hacia la consolidación». Con la décimo cuarta edición a punto de caramelo, los promotores del festival encaran de forma paralela un proyecto de restauración de aquellos murales más dañados por el paso del tiempo. Pero esa es otra historia que, obviamente, tendrá que ser contada más adelante. 

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