El Correo de Burgos

Montorio, el pueblo de Burgos (y casa de Rosendo) donde los rockeros nunca mueren

Tras cinco años de parón, el festival Montorock celebra este sábado su 30 aniversario con seis bandas locales de renombre y más ganas que nunca de reivindicar la cultura en el medio rural

Gamma Ray y Rosendo Mercado, durante sus actuaciones en el Montorock

Gamma Ray y Rosendo Mercado, durante sus actuaciones en el MontorockMONTOROCK

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Más de medio pueblo al pie del cañón, echando un cable con lo que sea, y todo el mundo a tope. Hasta un vecino de 93 años poniendo bocatas. Ver para creer, admirar y tomar buena nota de lo que un pequeño pueblo de Burgos es capaz de conseguir gracias a la música. Montorio es rock y casa del mismísimo Rosendo Mercado, ahí es nada. Y con un centenar de habitantes que presumen de mantener, vivito y coleando, «el segundo festival más antiguo de España». Larga se ha hecho la espera para el regreso. Cinco años de parón y una pandemia que «lo truncó todo». Pero había que volver porque muchos lo pedían a gritos. De manera humilde, reviviendo los orígenes, aunque por todo lo alto este sábado 11 de noviembre

Cuenta Juanfer Oso, miembro de la organización, que esta nueva edición del Montorock es una suerte de «revival». Un viaje en el tiempo hasta 1993. Tras el despegue, un año antes, el festival logró reunir a «las mejores bandas de Burgos» de la época. Tres décadas más tarde, con la excusa del aniversario y el rock aún corriendo por sus venas, era lo suyo liarse otra vez «la manta a la cabeza» reuniendo a clásicos de la escena local que guardan un gran recuerdo de la cita: Último Gobierno, Denuncia, La Grima y Bumper. A la fiesta se suman además otros amigos que no habían pisado el escenario hasta ahora: Triaje y A Kaldo. La cosa promete. 

«Es un festival que ha marcado la vida de mucha gente»Ana Andueza (Biblioteca Miguel de Cervantes)

«Dice mucho de una banda aguantar tres décadas descargando rock and roll», comenta Oso, como un niño con zapatos nuevos, mientras cuenta las horas que faltan para que el polideportivo de Montorio vuelva a vibrar. Las expectativas son «muy buenas» pese a que en ningún momento se buscaba una «afluencia masiva». Lo que parece evidente es que «hay gente muy fiel al Montorock». Gente con ganas de revivir y compartir su pasión en familia. Porque está claro, y se puede dar fe de antemano, de que coincidirán varios grupos de «tres generaciones» entre el público. 

En esa legión de fieles se encuentra Ana Andueza, bibliotecaria de la Miguel de Cervantes y guardiana del mayor archivo de música burgalesa. Habla con conocimiento de causa cuando afirma que «es un festival que ha marcado la vida de mucha gente». Lo vio crecer de cerca y rememora con cariño los inicios, «una época en la que había una explosión musical muy grande pero la gente no tenía oportunidades». En eso el Montorock también fue pionero, en «dar la oportunidad a las bandas pequeñas de tocar» y, al mismo tiempo, «dar facilidades a todo el mundo para que vaya». No se utilizaba por aquel entonces el término de la España vaciada, pero en Montorio ya habían ideado «una forma fabulosa de acercar la cultura a los pueblos». 

«Ojalá sigamos otros 30 años»Juanfer Oso, organizador

Dispuesta a aportar su granito de arena, Andueza convirtió la biblioteca en un «templo del rock and roll» el pasado viernes 3 de noviembre. Por la Cervantes desfilaron Oso y el resto del equipo, integrantes de las bandas que actúan este sábado y «un montón de amigos» que disfrutaron de lo lindo recordando viejos tiempos. Charlaron, rieron y la nostalgia se apoderó de todos al recorrer, en vídeos y fotografías, la evolución de un festival que consiguió traer a grupos como Gamma Ray o W.A.S.P. Nada mejor para celebrar el 30 aniversario. 

La internacionalización del Montorock fue una locura, aunque conllevó unos cuantos quebraderos de cabeza. Caras de asombro entre las rock stars y una respuesta increíble por parte del público. Dos ediciones en 2010, en octubre con Gamma Ray y en noviembre con W.A.S.P. Más que una carambola, fue un golpe de efecto para equilibrar la balanza y garantizar que el festival sobreviviese en años venideros. Se consiguió, menos mal. Y aunque posiblemente sean los nombres que más brillan en cartel, la gente siempre supo responder a la llamada de Montorio. Sobre todo, tal y como puntualiza Andueza, por ese ambiente de «camaradería y buen rollo» que nunca se perdió. 

El clásico signo de los cuernos presidiendo Montorio.

El clásico signo de los cuernos presidiendo Montorio.MONTOROCK

El Drogas, Saratoga, Siniestro Total, Celtas Cortos, Gigatrón, Burning, ObúsReincidentes... La lista de invitados es inmensa. Y no podía faltar Rosendo, un «vecino ilustre pero muy tímido» que siempre «procura pasar desapercibido». Por lo que deja caer Oso, como muchísima otra gente que ha tenido el gusto de tratar con él, es muy buen tipo. Pero aunque no le guste dejarse ver demasiado, «ojalá se pase y pueda disfrutarlo» porque forma parte de esta historia. 

¿Habrá más ediciones? «Ojalá sí», responde Oso a sabiendas de que los tiempos han cambiado. No queda otra que «adaptarse» y aprender de experiencias cercanas -y amigas- como el Valdorrock, donde «han hecho las cosas muy bien». En cualquier caso, la intención es que el rock siga latiendo en Montorio, a poder ser «otros 30 años» como mínimo. 

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